Para comenzar, unas cuantas
etiquetas frecuentes: “es del partido”, “tiene carnet”, “es de los nuestros”, “hay que recolocarle”….y
otras tantas que no lo son: “es un profesional”, “le avala una solida experiencia”, “tiene una formación extraordinaria”, “sus méritos son muchos”…
Dice un anónimo que
“si sigues haciendo lo que siempre has hecho, seguirás obteniendo los mismos resultados”. Como no queremos los mismos resultados, hagamos las cosas de otra forma.
Hemos tenido
estos últimos días noticias de alcance en lo que a la figura del gerente se refiere. Comenzó con el
cese del gerente del Hospital de la Princesa; según la propia Presidenta de Madrid el motivo oficial para apartarle del puesto es por “pérdida de confianza”. Por otro lado, en el 20º Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria se dice que
"La figura del directivo de la salud está estigmatizada". Y para terminar, el Consejero de Sanidad de Madrid anuncia
que “Sanidad espera nombrar al nuevo gerente de La Princesa antes de junio”. Tres noticias relacionadas con un asunto ya muy debatido y aún no resuelto, el de la figura de gerente, sus nombramientos, sus ceses, su cuestionada figura.
He escrito antes en esta tribuna acerca de la gerencia, de la profesionalización, de la necesidad de cambiar las cosas. Pero como no hay dos sin tres, y a pesar de pasar el tiempo y anunciar los grandes cambios de los que se disfrutará en Madrid, el
“modelo Madrid” de profesionalización, de nuevo observo que en realidad nada cambia, o todo cambia para que nada cambie.
Qué gran oportunidad de poner en marcha el cambio en los nombramientos. Qué oportunidad de hacer lo que se quiere hacer sin esperar a que se apruebe por una Ley que aún está en tramitación. Qué oportunidad para demostrar que las cosas se pueden hacer de otra forma. Aunque solo sea hacer pública la convocatoria, ofertar la plaza a quienes deseen presentarse, definir los criterios de cualificación, formación, presentación de proyecto/memoria, experiencia y tras una valoración rigurosa de los candidatos, nombrar al gerente que lo merezca. Incluso
me atrevo a decir que lo haga un “tribunal de expertos multipartido” en el que estén representantes de los diferentes grupos políticos.
Así todos podrán decir que el nombramiento es “político”, pero de todos los colores.
¿Qué impide hacerlo? Nada.
¿Se hará? Pues me gustaría equivocarme, pero no. El espíritu que está en el fondo de la Ley en tramitación es el de la profesionalización de los cargos de gestión. Todos lo quieren, al menos eso dicen, aunque yo no lo tengo tan claro. Seguro que al final hay quien se apea del proyecto.
Y si hay acuerdo, ¿qué mejor forma de acreditarlo que un primer nombramiento que respete este espíritu? Es como si se acuerda perseguir la corrupción y para ello se tramita una Ley, pero hasta entonces se sigue igual. ¿Alguien lo entendería?
El cese por “pérdida de confianza” no cabría si los gerentes fueran nombrados de otra forma. El cese se debería justificar por otros motivos. La confianza suena a eso tan habitual de “cargo de confianza”. Y no es eso lo que queremos.
Estigmatizar a los directivos es una realidad, pero no exenta de justificación. Y conste que defiendo y comparto la idea de que la mayoría de los directivos son buenos profesionales, formados y competentes, pero sus nombramientos obedecen a otros criterios y estos son los que hacen que se dude de ellos y se les “estigmatice”.
Por último, prediquen con el ejemplo
y nombren al primer gerente de un Hospital de Madrid mediante un modelo que no haga que la etiqueta sea lo destacado del nuevo gerente. Y si hay etiqueta, que al menos sea de las segundas que exponía en el inicio de esta tribuna: “es un profesional”, “le avala una solida experiencia”, “tiene una formación extraordinaria”, “sus méritos son muchos”…
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