Opinión

Concurso abierto y permanente


Julián Ezquerra, Secretario General de Amyts
La atalaya sanitaria

06 noviembre 2018. 14.00H
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“No huyo de un reto porque tenga miedo. Al contrario, corro hacia el reto porque la única forma de escapar al miedo es arrollarlo con tus pies”. Nadia Comaneci.

Hace tiempo que se alzan voces contrarias al modelo de acceso habitual al ejercicio de la función sanitaria”, un modelo que se asemeja al funcionariado, pero que es muy deferente del tradicional funcionario público del siglo pasado.

La propia administración entiende que el personal sanitario, y hablo específicamente de los facultativos, es una “especie” diferente. Lo éramos cuando se puso en marcha el ya derogado “Estatuto jurídico del personal médico”, y lo seguimos siendo cuando se nos crea un “traje a medida” llamado Estatuto Marco. Las pruebas son más que evidentes. No admiten de buena gana e incluso en Madrid niegan los traslados; no quieren bolsas de empleo y prefieren el contrato “digital” directo y sin rubor; no quieren OPEs en igualdad; perfilan plazas para justificar contratos personalizados; han realizado un cambio de modelo por la vía de los hechos, no por derecho.

Lo somos también cuando, como empleados públicos, se nos aparta del modelo de funcionario o personal laboral, y se nos califica como “personal estatutario”. Nos dicen de forma reiterada y cada vez más clara, “ustedes son otra cosa”, no son funcionarios, son estatutarios.

Con todo esto, ¿qué quiero decir?; pues de forma clara y directa lo digo: si somos diferentes, que al menos lo sea de verdad y para todo. No podemos ser diferentes y, a la vez, iguales. No podemos ser un tipo raro y especial de funcionario, al que se le aplican las cosas de estos que convienen a la Administración y no se aplican las que nos convienen a los profesionales. No puede ser que, siendo diferentes, seamos lo mismo.

Han aparecido recientemente iniciativas en relación al gravísimo problema generado, como siempre, por la Administración, no por los afectados, que nos lleva al momento en el que toca rasgarse las vestiduras al encontrarnos con una tasa de empleo precario, no fijo, que ronda el 40 por ciento. Entonces, y solo entonces, aparecen los acuerdos para estabilizar el empleo, no para consolidar a los que ya están empleados; se alcanza un acuerdo para realizar una macro OPE de estabilización, bajo los mismos patrones habituales, lo que obliga a realizar “ingeniería de procedimientos” para lograr que la estabilización sea lo más cercana posible a una consolidación, pero sin serlo y sin que lo parezca.

Lo acordado, acordado está y hay que respetarlo. Esta es la base de la negociación y el respeto a las normas. Adelante, cerremos cuanto antes este proceso, “estabilicemos” el empleo y no caigamos nuevamente en el error de repetir un nuevo ciclo que nos lleve a la misma situación en los próximos años. Pero esto no es suficiente. En paralelo, y mientras se cierra el ciclo, tenemos que diseñar el modelo de acceso a la “función pública sanitaria” propio para el personal estatutario. Es posible si se quiere, es necesario y es una solución que daría respuesta a las muchas demandas que en este sentido se plantean, no ya por los profesionales, sino por las propias estructuras político/administrativas y gestoras de la Sanidad. Tenemos que “volver a inventar la rueda”, una rueda moderna, con más y mejores prestaciones, pero al final no deja de ser algo que ya está inventado y que se llama “Concurso abierto y permanente”. Un concurso que habrá de definir, blindar jurídicamente, incluso mediante una Ley; eso sí, por favor que los que deben hacerlo, los políticos, lo hagan hablando, negociando, pactando y acordando con los profesionales y sus legítimos representantes. De otra forma, esto nunca terminaría bien.

Es el momento, hay sensibilidad, hay inquietud e iniciativa de políticos y profesionales, y en el horizonte un escenario propicio. En cinco años las jubilaciones son tantas que, o hacemos un modelo ágil y rápido para dotar las plazas vacantes con personal fijo, o volveremos a la habitual tasa del 40 por ciento de empleo no fijo y, con ello, a un nuevo ciclo que otra vez nos obligaría a efectuar una OPE de consolidación/estabilización/”llámalacomoquieras”.

Tenemos un reto, no tengamos miedo y arrollémoslo cuanto antes.


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