Opinión

Cómo afrontar una crisis (a propósito de la DANA)


Julián Ezquerra Gadea, médico y exsecretario general del Sindicato Médico de Madrid (Amyts)
La atalaya sanitaria

04 noviembre 2024. 08.30H
Se lee en 5 minutos
Decía el gran Albert Einstein que “sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos”. Pues bien, vivimos sumidos en una crisis, una cruel crisis que está ocasionando muchas más muertes, creo incluso que ninguna hubiera sido posible, de las que se podrían prever si las cosas se hubieran hecho no digo bien, tan solo algo mejor de lo que se ha hecho.

Tras el paso de una DANA por el Levante español, en particular por localidades de Valencia, con graves consecuencia para personas, estructuras, pérdidas de más de 200 vidas, por el momento, y dejar amplias zonas devastadas, se me hace necesario, aún desde mi más profundo desconocimiento de gestión de catástrofes, hacer unas reflexiones en alto y compartirlas.

Afrontar una crisis es un desafío que puede afectar a personas individuales, organizaciones e instituciones y comunidades enteras. Las crisis pueden surgir de diversas fuentes, como desastres naturales (inundaciones, terremotos, huracanes…etc.), crisis económicas, problemas de salud pública (el más reciente el de la covid-19), conflictos sociales (actualmente vivimos varias guerras, alguna muy cercana, como la originada tras la invasión rusa de parte de Ucrania).

Ante cualquier crisis es importante tener claro que hay un proceso para afrontarlas y pasa por varias etapas: preparación, respuesta, recuperación y aprendizaje.

La preparación es fundamental para afrontar cualquier crisis. Esto implica anticiparse a posibles escenarios y desarrollar un plan de acción.

Un plan debe iniciarse con una evaluación de riesgos; identificarlos, posiblemente someterlos a un análisis DAFO, desafíos, amenazas, fortalezas y oportunidades, un clásico que todos hemos podido hacer en más de una ocasión.

Primera pregunta: conociendo que zonas tienen riesgo de estas devastadoras DANA, ¿se tenía hecha esta evaluación de riesgos? Y si así fuera, ¿quién la hizo, quién la conocía, cómo se implementó el resultado y si se plantearon la prevención y pautas de actuación?, ¿quién era el responsable, persona u organismo/institución…etc.?

Supongamos, aunque es mucho suponer, que existiera un plan, se tendrían que plantear otras preguntas como, por ejemplo: ¿existen protocolos de comunicación? ¿se conocen roles y responsabilidades? ¿se describen los recursos necesarios?

Pero es que no es solo eso, me sigo haciendo preguntas tales como ¿se tiene personal capacitado y entrenado, con simulacros que les pongan ante posibles riesgos conocidos?

Si todo esto existe, debemos valorar tiempos de respuesta, tener una comunicación rápida y eficaz, clara y trasparente; no olvidemos que durante una crisis la comunicación es clave y debe ser clara y muy precisa. Además, la comunicación debe ser continua, actualizada, honesta, debe ser cierta y hay que saber decir lo que se sabe y lo que no se sabe, hacerlo con absoluta transparencia.

"Ante cualquier crisis es importante tener claro que hay un proceso para afrontarlas"



No se trata de escribir ahora un sesudo tratado sobre cómo se deben afrontar las crisis, no es lo que pretendo, solo me gustaría que estas simples reflexiones en alto que me hago las tuvieran que responder nuestros insignes dirigentes, esos políticos que en horas de crisis se dedican a tirarse las responsabilidades de unos a otros, a intentar sacar rédito político o a simplemente decir “esto no me compete”, la culpa siempre es de “los otros”, “los míos” lo habrían hecho mejor.

La segunda etapa, la de la respuesta, en la que estamos ahora y no me quiero meter, tan solo decir que es francamente mejorable.

De la recuperación y aprendizaje aún estamos lejos y solo quisiera que, al menos, estas etapas sean afrontadas correctamente, que la recuperación sea rápida y se resarzan los daños, que todos los ciudadanos seamos generosos a la hora de entender que hay que ayudar a los damnificados, incluso con un impuesto finalista para ello. De aprender, mejor no digo nada. Nunca aprendemos, cada crisis supera en nivel de incompetencia a la anterior.

Y termino como empecé, mencionando al gran Albert Einstein y recordando unas frases que vienen bien para el momento que vivimos. No las quiero comentar, dejo que cada cual las lee y saque sus conclusiones:

• “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”.

• “La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia”.

• “Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones”.

• “El valor de una persona debería verse en lo que entrega y, no en lo que es capaz de recibir”.

• “Hablar de crisis es promoverla; callar en la crisis es exaltar el conformismo”.

• “En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla".

• “El principal inconveniente de las personas y los países, es la pereza para encontrar las salidas y soluciones”.

• “Debes aprender las reglas de los juegos y, después, debes jugar mejor que cualquiera”.

Por último y dedicado al vergonzoso espectáculo que nos están brindando algunos políticos: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Groucho Marx, el más grande.
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