El refrán "a palabras necias, oídos sordos" significa que no se debe prestar atención ni dar importancia a comentarios o
críticas negativas, especialmente si son i
gnorantes, malintencionadas o sin fundamento.
Es un consejo para no dejarse afectar por
opiniones que no aportan valor o que
buscan hacer daño.
Este refrán sintetiza muy bien lo que pienso en relación con el
cartel que el sindicato de enfermería, creo que en ningún caso las propias enfermeras, ha difundido y que en resumen viene a decir que la falta de
médicos de familia y
pediatras en los
centros de salud apenas se nota porque ellas, héroes de capa y espada, están ahí, trabajando y dando el servicio que los “usuarios” necesitan.
En el anterior artículo hacía mención de que el peor enemigo es tu propio compañero, por lo que estamos sufriendo con la “compañera”
Dra. García al frente del Ministerio de Sanidad. Algo parecido es lo que se produce ahora con este cartel de las “compañeras” del
sindicato de enfermería, insisto, el sindicato y no las propias enfermeras. Siempre he sentido que hay una importante diferencia entre los que dirigen esta organización y las
profesionales de la trinchera.
Vamos con algunos detalles.
Nadie discute el
papel importante de las enfermeras en los centros de salud, tienen sus responsabilidades, hacen un trabajo muy necesario, siempre he sentido que han sido buenas y grandes compañeras.
Pero como se suele decir, “zapatero a tus zapatos”. La enfermería tiene sus funciones, es la
experta en cuidados, tiene sus propias responsabilidades. Lo que
no es, no ha sido, y, no será nunca, es un sustituto del médico.
Hacen diagnósticos, si, diagnósticos enfermeros.
El médico hace diagnósticos médicos, tras elaborados, aunque parezcan rutinarios, procesos en los que la
anamnesis, exploración, apoyo de
pruebas complementarias, diagnostico diferencial…etc, se concluye con un diagnóstico y los posibles tratamientos, entre ellos el que precisa la
prescripción de fármacos, algo que es prácticamente exclusiva de médicos y otros facultativos.
Siempre he creído, lo mismo es que no entiendo como funciona la sanidad, aunque tras más de 40 años como médico, creo que sí, que los
pacientes en su mayoría cuando se sienten enfermos acuden a su médico, a que el
médico de urgencias le vea, a la consulta con el
médico de hospital que precisa, no siento que su idea es que sea atendido por una enfermera.
Ojo, hay muchos casos en los que es así, que lo que precisan es que sea atendido por enfermería, generalmente para dar respuesta a las necesidades que requieren su
atención específica.
Me importa muy poco a estas alturas que lo que digo siente bien o mal al
personal de enfermería, insisto en que la mayoría lo comparten, los que no lo harán serán los dirigentes que dicen representar a este imprescindible personal, generalmente muy buenos compañeros.
Es justo y legítimo que enfermería reivindique lo que crea necesario, defienda lo que estime oportuno, también creo que debe hacerse
desde el respeto a otros profesionales, sin invadir competencias, siempre desde el respeto.
Y termino diciendo que, tras saltarme el refrán, me lo aplico. Con esto he terminado y desde este momento, “
a palabras necias, oídos sordos”.
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