Un experto en materia de liderazgo,
John C. Maxwell, dice que
“cada vez que usted planea, se arriesga, fracasa, revalúa o hace ajustes, está disponiendo de otra oportunidad para volver a empezar, sólo que en mejores condiciones que la primera vez”. Esta frase aplicada al entorno de la Sanidad nos daría una idea de por dónde debemos caminar. El Sistema Nacional de Salud requiere planear, arriesgar revaluar, hacer ajustes y volver a empezar, pensar, innovar, arriesgar.
Nuestro Sistema de Salud lleva décadas desde que se planteó tal y como lo conocemos. Décadas en las que se desarrolló con cierta rapidez y en las que hemos podido obtener unos resultados que nadie discute. Pero también es cierto que desde hace ya bastantes años estamos hablando de la
crisis del Sistema, de la necesidad de un cambio.
El Informe Abril de 1991, fue el primer intento de hacer algo parecido a lo que se plantea en la introducción de este artículo. Resulta llamativo cómo ya en el blog de Miguel Angel Mañez, 'Salud con cosas', allá por 2009, se escribía una entrada con el título
'A propósito del informe Abril'.
En realidad el famoso Informe Abril fue solo eso, un informe, pero
no se desarrolló nada de lo propuesto en el mismo. No es una leyenda urbana más,
es real, existe y en buena medida sigue siendo válido en muchos aspectos. Lo que ha sucedido desde entonces y como más relevante, ha sido la transferencia de las competencias de Sanidad a todas las comunidades autónomas, lo que en buena medida ha supuesto
agravar problemas, crear Sistemas de Salud diferentes, dinamitar la cohesión, producir inequidades, tener carteras de servicios diferentes, poner trabas a la accesibilidad y movilidad de pacientes y profesionales, etc.
Es fácil criticar y más aún hacer propuestas ocurrentes y grandilocuentes, cargadas de vaguedades y deseos de grandes cambios, eso sí,
cambios vacíos de contenido, vacíos de desarrollo, no presupuestados, no sometidos a un análisis previo serio y un consenso. Vamos, que
solo se ven propuestas del entorno de líderes políticos, que hacen política y no un ejercicio de realidad. Por otro lado, se está creando una
corriente crítica de los profesionales que reclaman participación en el que se entiende es el cambio necesario para que el sistema Sanitario se adapte a las necesidades de un nuevo tiempo.
Innovación, desarrollo de nuevas herramientas, participación, profesionalizar, coparticipación, etc. son conceptos que se escuchan pero que no se imponen en el día a día.
Ha llegado el momento de hacer un nuevo informe Abril, un serio y concienzudo análisis de la situación, una evaluación en profundidad del Sistema, de tal forma que partiendo de la situación actual y definiendo claramente a dónde queremos ir, se haga una planificación del camino, arriesguemos, y comencemos de nuevo a desarrollar el Sistema de Salud que necesitamos en este nuevo siglo. De otra manera
seguiremos alardeando de lo que somos pero quedando anclados a un pasado que fue bueno, pero que si no se introducen modificaciones, terminaremos por ver cómo el deterioro hace fracasar a todo el Sistema.
Me haré una auto-crítica. Escribir esto es más de lo mismo. Decir qué hay que hacer, qué no se hace, qué es necesario, y criticar lo no hecho, es estar lejos de lo que propongo, pero debo decirlo.
Es hora de liderar el cambio, establecer un grupo consenso de profesionales y políticos que sean capaces de entender la necesidad y realizar el nuevo informe Abril, pero no quedándose en “informe” sino haciendo un verdadero plan contemplado en una
Ley de mejora y desarrollo del Sistema Nacional de Salud. Ahora viene lo mas difícil. Encontrar políticos y profesionales dispuestos a ello, comprometidos y con voluntad y respaldo suficiente para hacer que sea posible y no quede de nuevo en un plan no aprobado, un canto al sol del que hablemos dentro de otros 25 años.
Y termino como empecé.
Tenemos la oportunidad de ‘resetear’ en mejores condiciones que la primera vez. No la desaprovechemos.
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