Opinión

De alarmas, miedos y congojas en la información sanitaria


PSIQUIATRA Y PSICOTERAPEUTA DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA. PROF. PSICOPATOLOGÍA EN EL GRADO DE CRIMINOLOGÍA DE LA UNED Y VOCAL DEL CONSEJO ASESOR MINISTERIO DEL MINISTERIO DE SANIDAD
Firmas

26 febrero 2020. 14.10H
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Ya estamos, una vez más con los líos en la información acerca de situaciones o circunstancias de contenido sanitario. Lo cierto es que no aparecen temas sanitarios de forma habitual pero cuando lo hacen… Efectivamente, lo mejor que pudiera pasar es que no se hablara de situaciones sanitarias, salvo que existiera una sensibilización popular, profesional y mediática de abordar periódicamente temas de impacto sanitario fuera de las circunstancias de presión mediática y de tensión social en que aparece un caso de urgencia o una emergencia.

Siempre que acontece un tema de este tipo he tenido la oportunidad de opinar, desde hace más de 30 años vengo haciéndolo. Cuando el famoso “Síndrome por consumo de aceite tóxico”, tuve el honor de coordinar un grupo constituido por profesionales de la información punteros y de medios de impacto y por profesionales de Salud Mental. Analizamos la forma y los contenidos de aquella información y la conclusión del grupo fue: “nefasta información en forma y fondo”. Centrarse en la modificación de las cifras o las tasas de casos nuevos, de casos totales o de casos fallecidos no es la mejor metodología de comunicación, ya que se desnaturaliza la información real y de impacto. Con estas bases se elaboró un documento, por parte de los profesionales de la información, con las conclusiones de aquel grupo, se publicó en los medios y, siendo consecuentes, perdiendo la primera plana, tuvo impacto pues se modificó la política informativa y ello contribuyó a serenar los ánimos y a centrar la información en otras condiciones más relevantes.

El tema del ébola supuso un tema de agitación y propaganda de medios, sin haber contactado de forma adecuada con quienes llevaban meses bregando con esta situación en África y no habían tenido ningún accidente. Cuando se recondujo la información, entonces la inseguridad e incertidumbre decayeron.

Hace poco la “h/listeria” volvió a aportar una línea similar y se volvió a tropezar en la misma piedra: vuelta con las cifras. El resultado lo tenemos más reciente. La consejería de sanidad correspondiente mandaba sus responsabilidades fuera y, por primera vez, el Ministerio de Sanidad asume su lugar de liderazgo y coordinación y, desde que lo hace, se reconduce la situación de forma pertinente.

Ahora el caso del coronavirus vuelve a las andadas: cifras, baile de sospechas aquí y allá, rumores que sostienen miedos, inseguridades e incertidumbres sociales.

No está de más que recordemos las orientaciones que la OMS realiza para la información sanitaria convencional, junto con una señalización final para la época digital que nos toca vivir en la actualidad.

1. La fuente de la noticia debe estar claramente identificada. No nos vale el rumor, ni el “dicen que…”. La fuente de información debe gozar de fiabilidad y tenerla de primera mano, no valen las versiones.

2. La noticia no debe exagerarse, debe ser fiel a la fuente. Es fundamental no magnificar las informaciones porque causan alarmismo innecesario. Las informaciones deben ser ponderadas y ajustadas a lo que se pretende trasmitir: información con contenidos y datos para manejar la situación de forma adecuada, tanto para los medios de comunicación como para la población. No se debe primar “la exclusiva”, ni contenidos anecdóticos, sino la veracidad y el fundamento científico-técnico.

3. La información debe ser reciente o hacer constar la fecha de la última actualización. Es fundamental, para que no surjan “bienintencionados” que quieren dar la última buena nueva. Las informaciones a aportar deben ser las confirmadas oficialmente y con documentación pertinente.

4. El informador, persona u organización, debe estar bien identificado. No es la agencia de información o un informador aislado o “paracaidista”, sino que debe ser alguien correctamente identificado y con impacto en lo que se está tratando, sea por autoridad académica, científico-técnica, profesional o administrativa.

5. Si el informador tiene algún conflicto de intereses con el objeto de la noticia debe manifestarlo. Es una obviedad ética para clarificar el impacto de la propia información.

6. Cualquier consejo de salud a personas derivado de la noticia debe estar respaldado por una evidencia científica suficiente. Efectivamente, no se debe propagar el “dicen que…”, “vamos haciendo…”. La evidencia científica debe amparar las recomendaciones que se realizan para dar continuidad en la información, seguridad a la población e incrementar la confianza institucional en tiempo y forma.

7. Esta condición es aplicable a la información digital, hoy tan extendida y que tiene una rapidez de circulación e impacto de alto calibre. Para la información en redes, se completa con: Si no estás absolutamente seguro de la veracidad de la información no la difundas y, al contrario, difunde las informaciones que te interesen y sean veraces. Así será la forma y manera de abordar las noticias falsas o fake-news, pero sobre todo evitar crear falsas alarmas y falsas intervenciones.

En estas condiciones nos cabe analizar lo que ha venido realizando el Ministerio de Sanidad: Reuniones casi diarias de coordinación, presididas por el propio ministro de Sanidad, nombrar como portavoz a un reputado profesional en Salud Pública, Fernando Simón, que además tiene un carácter apacible y tranquilo lo que hace que el tono del discurso y la tonalidad corporal sean muy adecuadas a trasmitir tranquilidad y credibilidad.

Además el grupo coordinador se ha puesto a disposición de los medios de información en los momentos que existían datos concretos acerca de la situación y, en todo momento, a los datos fríos acompañaban contenidos acerca de la intervención que se desarrollaba, es decir aportaban contención precisa a esta difícil e imprecisa situación. Así trasmitían seguridad y control, hasta el nivel de los datos que se conocen por la evidencia científico-técnica.

El Ministerio ha convocado al Consejo Interterritorial, para coordinar las acciones en el conjunto del Estado, ya que la gestión directa de la Sanidad se encuentra transferida a las diferentes Comunidades Autónomas. De esta suerte se evita a los “sabiondos” o “bienintencionados”. La información es la misma y los acuerdos por consenso, a ser posible. Desde el Consejo Interterritorial del Ministerio de Sanidad se han emitido unas consideraciones importantes y se difunden con igualdad a todas las Comunidades Autónomas.

Estamos muy acostumbrados, quizá demasiado, a la crítica por la crítica a lo que se hace. Además los españoles llevamos dentro un seleccionador de fútbol y un gestor sanitario, independientemente de todo y se consulta, cada vez más, a los prestigiosos Dr. Internet o Dr. Google, a los que se otorga total credibilidad.

Pues bien, en esta ocasión hay que señalar la importante, trascendente, responsable y consistente política informativa desplegada desde el Ministerio de Sanidad. El ministro y su equipo para este caso han dado muestras de contención, información, sensatez, coherencia y consistencia y justo es reconocérselo, por el ejercicio de responsabilidad que ha supuesto de cara a la población en general y para los profesionales sanitarios en particular.

Por ello es hora de hacer un balance de la situación desde la perspectiva informativa con metodología de Salud Pública:

• En España existen 10 casos confirmados (a fecha 26.02.2020, 12h).

El 80% de los casos cura espontáneamente con cuidados habituales de antitérmicos y buena hidratación.

• El 15% precisan una atención mayor y/o posible ingreso.

• El 5% precisa un tratamiento más intensivo y antivirales.

Mortalidad: En China se acepta el 1,7-2%, mientras que fuera de China se sitúa en torno al 0,7%.

Factores de riesgo que ensombrecen el pronóstico: pacientes con pluripatologías, edades avanzadas, deficiente funcionamiento de la inmunidad, afecciones crónicas respiratorias.

Infectibilidad: media, siendo similar a otras viriasis.

Época de difusión de afecciones víricas: mediados de enero a mediados de marzo, son las fechas que se corresponden con las de mayor incidencia de la gripe habitual.

Prevención: al toser poner un pañuelo o algo similar, lavado de manos (basta con agua y jabón, es útil las soluciones antisépticas), el uso de mascarillas es efectista pero escasamente eficaz, en general.

Contagio: debe ser directo, los virus necesitan materia viva para sobrevivir.

• Los coronavirus son sensibles a los antisépticos y a la radiación UV.

• No existe tratamiento específico para coronavirus. Los antivirales son tratamientos empíricos con resultados variables y de forma irregular.

• Las vacunas son intervenciones preventivas, se tardará al menos unos 6 meses en obtenerse, en caso de obtener alguna efectiva. La primera fase es la de estabilización del crecimiento de la cepa vírica.

• Parece ser que el tratamiento con plasma de personas que ya han padecido y superado la enfermedad, es eficaz, por ello se hipotetiza que la vacuna sería eficaz, si se obtiene.

Estos son los datos reales conocidos, también sabemos que, en estas circunstancias, lo que tiene muy malos resultados es el miedo o pánico a todo; la desconfianza en los profesionales, el buscar respuestas escasamente contrastadas; el SNS español es muy eficaz y eficiente, pudiendo hacer frente a estas situaciones que pudieran crearse; la política que ha desarrollado, en este caso, el Ministerio de Sanidad está siendo de una elevada calidad en tiempo y forma; no se debe hacer caso de informaciones alarmistas y/o escasamente contrastadas.

Se precisa tranquilidad, prudencia y templanza y evitar los alarmismos.

Una prueba del compromiso institucional ante la situación lo demuestran dos hechos: el propio ministro Salvador Illa, está asumiendo la presencia y presidencia de las reuniones diarias, así como su asistencia a la información pública apoyando la intervención que realiza el coordinador ministerial Fernando Simón, que es un reputado profesional de la Salud Pública, el segundo dato consiste que el propio presidente del Gobierno haya presidido una de las reuniones preparatorias del Consejo Interterritorial de Sanidad.

Es responsabilidad de todos evitar el alarmismo y dar crédito a lo exagerado y no probado. En este caso no hay ninguna duda: confianza en la intervención ministerial.

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.