El comienzo de una
epidemia, siempre, es un único caso, el llamado paciente
zero. Este único y solitario caso tiene la capacidad de hacer que se desagarre el
sistema sanitario de un país de millones de habitantes, que se suspendan los colegios y las universidades, que se genere una alerta sanitaria a nivel internacional, y que el tiempo se detenga.
Un solo
tuit no es tan destructivo, pero sí puede contribuir a escindir, aún más, la distancia entre especialistas en
Medicina Preventiva y Salud Pública y especialistas en Medicina Interna que abogan por la especialidad de
Enfermedades Infecciosas.
En los más de 400 días sobre el terreno, pudimos observar la colaboración y armonía entre los pilares
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Solo quien no ha estado en el terreno, quien no ha mirado directamente a los ojos de la enfermedad más letal del mundo, puede no ser inclusivo a la hora de definir necesidades y de acometer la gestión de un brote (ya sea grande o pequeño, ya sea en
África o en Europa, ya sea en el entorno comunitario u hospitalario).
En el caso de la
epidemia de enfermedad por virus ébola de África Occidental, durante los años 2014-2016, fueron 9 (¡nueve!) los pilares sobre los que se basaba dicha gestión, y entre ellos estaba la
movilización social (¡claves fueron la antropología y sociología!),
atención sanitaria (¡claves fueron todas las especialidades clínicas y de Enfermería que acudieron!),
diagnóstico (¡clave fue la Microbiología!),
prevención y control de la infección y epidemiología (¡clave fue la Medicina Preventiva y la Salud Pública!).
Estos dos últimos pilares eran distintos, permítannos la capacidad de aunarlos, ya que los abajo firmantes, como especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública con una
sólida formación y experiencia en Epidemiología, nos sentimos preventivistas, epidemiólogos y salubristas a partes iguales, y tal fue nuestro desempeño en Sierra Leona y Guinea-Conakry.
En los más de 400 días sobre el terreno que estuvimos trabajando en el brote, sumando nuestras estancias y cada uno en distintas etapas, pudimos observar la colaboración y armonía entre los pilares,
aunando fuerzas, creando sinergias y buscando conseguir el fin de una enfermedad a la que no se habían enfrentado nunca tres sistemas sanitarios, ya de por sí muy débiles.
Claro que hubo errores, egos y reivindicaciones; es algo, por desgracia, inherente al ser humano, pero en nuestra experiencia, cuando estas se producían, la mayoría no dejaban de tener en el horizonte un objetivo común.
Dentro de la siempre mejorable gestión, sí fue posible entender que se puede y se debe colaborar, porque
los espacios son distintos pero no independientes, porque el trabajo es diferente, no excluyente sino complementario, porque la meta es común… y porque, en definitiva, la alternativa es el caos.
Un preventivista debe saber dónde y cómo comienza una infección; un infectólogo, cómo tratarla
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Un preventivista debe saber dónde y cómo comienza una infección y la manera de detener su transmisión, un infectólogo debe saber cómo diagnosticar y tratarla. Al mismo tiempo, ambos deben conocer cuál es su lugar, y
no sentir incomodidad o desconfianza por estar uno al lado del otro, por tener que trabajar juntos en sus distintas parcelas adyacentes.
Cuando perdemos de vista la meta, y cuando trabajamos de forma independiente,
mirándonos únicamente a nosotros mismos y observando de reojo lo que hace o deja de hacer el de al lado, nos olvidamos de mirar la base de nuestro trabajo, que es el paciente.
PD: Durante el pasado brote de ébola hubo un despliegue importante de sanitarios españoles en los tres países de África Occidental que sufrieron principalmente el brote, muchos de ellos especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública reclutados por organizaciones gubernamentales y ONG por su experiencia en la vigilancia y control de infecciones en España.
José Antonio Delgado de los Reyes es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Trabajó como epidemiólogo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en el brote de ébola de África Occidental.
Jorge del Diego Salas es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Trabajó como epidemiólogo y especialista en prevención y control de la infección (IPC) de OMS en el brote de ébola de África Occidental.
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