Hace algún tiempo que desde organizaciones e instituciones profesionales de diferente naturaleza venimos reclamando, entre otras medidas necesarias para la
mejora urgente de la Atención Primaria, la apertura de los SUAP. Unos centros que la Comunidad de Madrid cerró durante la pandemia y que
es urgente reabrir, dado que se ocupaban de la atención de más de un millón de las urgencias de nuestra región y que
evitan que el 80% de los casos que allí llegan acaben en las urgencias hospitalarias, como recuerdan las organizaciones presentes en la Mesa Sectorial.
Esta reapertura debe imbricarse dentro de un renovado ‘
Plan de Mejora Integral de Atención Primaria’. Un Plan que, como ya argumenté hace un año, debe sustentarse en una perspectiva enfermera, porque si no, va a servir de muy poco, dado que
las enfermeras son el eje conductor y coordinador de los cuidados comunitarios y sociosanitarios.
Con relación a los Servicios de Urgencias de Atención Primaria, lo primero que quiero recordar es que
es esencial contar con una urgencia próxima al domicilio de los ciudadanos para dar respuesta a sus necesidades asistenciales urgentes, que requieren una valoración y atención fuera del horario de los Centros de Salud permitiendo, de este modo la descongestión, de los servicios de urgencias de los centros hospitalarios.
No se entiende que dentro de las decisiones que se están tomando en la Comunidad de Madrid de eliminar las restricciones de aforos de otras actividades, la ampliación de horarios y espacios, etc., todavía no se revoque la
imposibilidad de los ciudadanos de acudir a estos centros si precisan una atención de urgencia cercana fuera del horario ordinario de su Centro de Salud.
Precisamente, en este ámbito de la urgencia,
las enfermeras ejercen funciones imprescindibles como la identificación de las necesidades urgentes de los pacientes desde un punto de vista integral y holístico, de forma racional, lógica y sistémica, algo vital cuando se trabaja en situaciones de urgencia. También aquí la enfermera participa activamente en el equipo multidisciplinar o de manera autónoma, en el ejercicio de sus funciones y competencias. En definitiva, las enfermeras que desarrollan su labor asistencial en los SUAP garantizan la continuidad de cuidados y la atención urgente de forma efectiva, rápida y coordinada desde la Atención Primaria, que es la puerta de entrada al sistema sanitario,
agilizando la toma de decisiones mediante una metodología fundamentada en los avances producidos en el campo de los cuidados de la salud, la ética y la evidencia científica lograda a través de una actividad investigadora directamente relacionada con la práctica asistencial.
Sin embargo, a pesar de estas evidencias,
se está desaprovechando el potencial de los Servicios de Urgencia de la Atención Primaria en plena pandemia- porque todavía estamos luchando contra ella, no lo olvidemos-. Una situación incomprensible dadas las crecientes necesidades asistenciales sociales y sanitarias de una población cada vez más envejecida y con
elevados índices de cronicidad y polimedicación.
Una población- sana o no- que acude con frecuencia a los servicios de urgencias hospitalarios, cuando tiene- o debería tener- unos SUAP abiertos a su disposición, pero, no abiertos ‘de cualquier manera’, sino
como reclamamos desde este Colegio hace unos días en una carta dirigida al consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, dentro de un Plan de reforma profunda de la Atención Primaria que cuente con todas las garantías y con los profesionales necesarios,
regulando su actividad y ratios en función de las necesidades reales de la población a la que atienden.
Al mismo tiempo, la reapertura que reclamamos dentro del Plan de Primaria
debería contemplar una campaña de promoción del uso adecuado de los recursos sanitarios de la región, incluyendo una educación orientada a que los ciudadanos conozcan bien qué necesidades se resuelven en estos centros para que sepan dónde acudir ante diferentes urgencias y se utilicen de forma correcta, haciendo más eficiente y eficaz la prestación de estos servicios.
Es evidente que la reapertura de los SUAP que venimos reclamando desde diferentes instituciones está plenamente justificada desde el punto de vista sanitario y social, y como baluarte de una adecuada gestión de los servicios sanitarios. Una puesta en marcha que debe estar protocolarizada dentro del tan anunciado Plan de Mejora Integral para la Atención Primaria.
Un Plan que debe tener una proyección hacia la sociedad y los cuidados, por lo que debe poseer una perspectiva enfermera, dado que las enfermeras juegan un papel decisivo también en las urgencias, no solo a nivel asistencial, -valorando, planificando e implementando un plan de cuidados y proporcionando cuidados específicos y en la esfera de colaboración- sino también como vehículo de comunicación entre el paciente y el resto del equipo multidisciplinar, cuya atención ante situaciones difíciles y complejas viene a resolver las necesidades del paciente y evitan el uso innecesario de otros servicios sanitarios.
Pero para que todo ello se lleve a cabo de forma correcta y eficaz,
este Plan tiene que dimensionar los recursos enfermeros que son realmente necesarios, con condiciones profesionales y laborales que lleven aparejadas un reconocimiento y unas retribuciones adecuadas a la responsabilidad y al desempeño de trabajo que tienen encomendado.
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