El presidente del Consejo de Estado,
José Manuel Romay Beccaría, apuntó, en una entrevista publicada el domingo 15 de febrero en
Revista Médica, que
el origen genuino de la sanidad pública española no debía pasar por alto el
Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) creado
el 14 de diciembre de 1942. Ni tampoco, por otra parte, el
Plan Nacional de Seguridad Social cristalizado en la
Ley de Bases de 1963, aprobada cuando él ejercía el cargo de
secretario general de Sanidad y mencionada también en la conversación.
Más tarde, como portavoz de
Alianza Popular, defendió la enmienda a la
Ley General de Sanidad socialista de
1986, todavía vigente, y, en última instancia, aplaudida por los dos partidos que han gobernado en el actual régimen democrático (el Partido Popular lo hace de forma implícita cuando, desde el Gobierno, vota a favor del
dictamen para
avanzar en la consolidación del Sistema Nacional de Salud (…) –18 de diciembre de 1997– que, de hecho, fue bautizado como el
Informe Romay, pues encabezaba entonces el Ministerio de Sanidad).
Con todo, la actualidad del sector –uno de los más prolíficos en materia periodística a pesar de su notorio y paradójico desconocimiento por parte del ciudadano de a pie– a menudo transmite mensajes interesados y faltos de rigor en los que predominan titulares con verbos incorrectos como
privatizar o
externalizar (por parte de quienes atacan lo que el propio
Romay Beccaría define como pensamiento liberal reformista) pero también de palabras como
despilfarro,
burocracia e
ineficiencia (a menudo en boca de quienes recelan de la intervención del Estado en la vida social).
Ni unas ni otras hacen justicia a la evolución contemporánea de la asistencia sanitaria española, que ha resultado
deslavazada y tardía pero, a fin de cuentas,
exitosa; y esa excelencia de su resultado no ha sido patrimonio exclusivo de la derecha o de la izquierda políticas, sino el fruto de la acción de los sucesivos gobiernos –democráticos y dictatoriales– a lo largo del
siglo XX. Y así queda al descubierto si se revisan tanto la mención que el exministro del ramo hace al
SOE como el nacimiento de la
Seguridad Social integradora de la sanidad del que fue partícipe, sin duda
dos hitos que ayudan a comprender el
Sistema Nacional de Salud creado como tal a partir de
1978.
Pero la realidad, siempre compleja, muestra que las dos efemérides se gestan mucho antes de verse plasmadas sobre el papel. Por ejemplo cuando,
en 1883, se crea “una comisión para estudiar las posibilidades de una organización nacional de Seguridad Social”. O incluso cuando se formalizan normativas previas como el
decreto de 5 de marzo de 1910 que aborda la cuestión del seguro de enfermedad; la
orden de 10 de mayo de 1932 que asigna al
Instituto Nacional de Previsión un proyecto sobre esa misma prestación, y el
anteproyecto preludio del SOE respaldado por el Parlamento en
1936 a las puertas de la
Guerra Civil.
Todo ello de forma paralela a cada etapa de la Historia de España, incluidas la
corona de Alfonso XII, la regencia de su viuda María Cristina, el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la Segunda República, el régimen franquista y la democracia. Que, en cada una, las autoridades aligeraran o pusieran trabas a la unificación de los seguros, incluido el de enfermedad, y su beneficio para todo ciudadano, no solo para el trabajador, queda a merced de lo que disciernan los historiadores.
Los hechos también indican, como se ha reseñado, que el SOE vio la luz durante la dictadura de
Franco con
José Antonio Girón de Velasco como su principal valedor en calidad de
ministro del Trabajo. Y el
Consejo de Ministros de 1963 ratificó el
proyecto de Ley de Bases de la Seguridad Social, cuyo desarrollo tuvo lugar en años posteriores y que tuvo como antecedente
la Ley de Bases de la Sanidad Nacional de 1944, en la que habían quedado separadas la salud pública y la Medicina preventiva de la asistencia sanitaria.
En definitiva, la sanidad casi universal y gratuita para los españoles, con sus avances y retrocesos, ha requerido del esfuerzo de varias generaciones de políticos de distinto signo influidos, a su vez, por las relaciones internacionales y el contexto de cada época. Nada que ver con la mirada que la interpreta como un mero problema de convivencia entre propiedad pública e iniciativa privada.
Bibliografía revisada:
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-Guillén Rodríguez, Ana (2000):
La construcción política de sistema sanitario español: de la postguerra a la democracia, Madrid: Exlibris Ediciones, SL.
-Powell, Charles (2001):
España en democracia, 1975-2000, Barcelona: Plaza & Janés.
-Martínez Quinteiro, María Esther (2008): “El INP, 1962-1977. El nacimiento de la Seguridad Social” en Castillo, Santiago (dir.):
Solidaridad, Seguridad, Bienestar. Cien años de protección social en España, Madrid: Ministerio de Trabajo e Inmigración, pp. 125-159.
-Rubia Vila, Francisco J.; García Barreno, Pedro; Segovia de Arana, José María; Fuentes Velarde, Juan;y Sabando, Pedro (eds.) (2011):
Libro Blanco sobre el Sistema Sanitario Español, Madrid, Academia Europea de Ciencias y Artes, pp. 43 y 44.
-Rivero, Isabel (1999):
Síntesis de Historia de España, Madrid: Globo.
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