Hace 15 años, cuando aparecieron los inhibidores de la colinesterasa y poco después la memantina, los investigadores tenían la certeza de lograr rápidamente un tratamiento capaz de modificar la evolución de la enfermedad de Alzheimer, sea preventivo o sea curativo. Al cabo de un centenar de fracasos, reina el desconcierto.
Desconcierto en los investigadores, que se dan cuenta de que los resultados obtenidos en los animales, principalmente ratas, no son extrapolables al ser humano. Incluso hay grandes dudas sobre la validez de la diana habitualmente elegida para focalizar la acción de sustancias capaces de actuar sobre la enfermedad: la proteína beta amiloide, uno de los estigmas histológicos descubierto por Alois Alzheimer. ¿Es el punto de impacto de un posible tratamiento? Parece ser que no, debido a los fracasos reiterados de sustancias que tenían como objetivo oponerse a los depósitos amiloides.
Desconcierto en los expertos, que tuvieron en 2011 que redefinir lo que era la enfermedad de Alzheimer para incluir en su descripción la fase pre-sintomática, es decir el momento en el cual se desarrollan las lesiones cerebrales de forma silenciosa a lo largo de 10 a 15 años antes de que aparezcan los trastornos cognitivos (NIA-AA). Una nueva definición que dejó obsoletos los ensayos clínicos tradicionales modificando los criterios de inclusión de los individuos que participan en el ensayo. Ya no son enfermos con sintomatología, son personas potencialmente amenazadas por una enfermedad de Alzheimer detectada por biomarcadores y anomalías en la neuro imagen de su cerebro.
Desconcierto en la industria farmacéutica, líder en la investigación terapéutica, cuyo business model de la enfermedad de Alzheimer esta tambaleándose. Laboratorios, incluso los big pharmas, reducen sus inversiones en investigación debido al coste cada día más alto de los ensayos clínicos, a la incertidumbre de los resultados y a los criterios más estrictos de las agencias de aprobación de medicamentos nacionales, europeas o internacionales. El jackpot no está previsto para mañana, según la opinión de los grandes grupos farmacéuticos.
En pocas palabras, la nave Alzheimer busca un nuevo rumbo.
Las familias, y en particular los cuidadores, están ansiosos de saber cuál es la realidad actual. Para aclarar esta situación compleja y perfilar el futuro, la Fundación Alzheimer España (FAE) organiza el próximo 4 de diciembre en el Imserso su XV Encuentro Temático Debate sobre el estado del tratamiento de la enfermedad de Alzheimer: sombras y luces, con la participación de expertos en investigación, neurofarmacologia y clínica (ver www.alzfae.org).