Opinión

Asistir a un congreso médico (y no morir en el intento si eres MIR)


Por Isabel Fernández, médico residente del Clínico San Carlos de Madrid.
Firmas

27 mayo 2018. 17.00H
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Mucho se habló en el año 2017 sobre las declaraciones efectuadas por el ministro de Hacienda relativas a los pagos realizados por la industria farmaceútica para que los profesionales médicos asistamos a congresos. Nada más lejos de la realidad, el precio cada vez más elevado de las inscripciones –por no decir prohibitivo-, hace que nos veamos obligados a andar mendigando a la industria farmacéutica para poder asistir, con el débito permanente que ello conlleva. Recibir un correo de aceptación de una propuesta de presentación o póster a un congreso puede resultar una buena o mala noticia, según bajo qué prisma se mire, pues supone que te obligan a inscribirte y pagar el precio, siempre abusivo, de inscripción.

La formación continuada de profesionales sanitarios está recogida por el Ministerio de Sanidad, que se refiere a ella como el proceso permanente al que tienen derecho y obligación los profesionales sanitarios, destinado a actualizar y mejorar sus conocimientos, habilidades y actitudes, ante la evolución científica y tecnológica y las demandas y necesidades sociales y del sistema sanitario. Ahora bien, no sólo el Sistema Nacional de Salud se olvida de afrontar los gastos derivados de la formación continuada, sino que a ojos de Hacienda el médico debería tributar por su asistencia a congresos financiados por las compañías farmacéuticas.

En el otro extremo se encuentran las Sociedades Científicas de las diversas especialidades médicas, entidades de naturaleza asociativa y sin ánimo de lucro entre cuyos objetivos se encuentran (al menos así lo reflejan sus estatutos) estimular el progreso científico y mejorar la calidad de la atención sanitaria. La mayoría de ellas organizan congresos anuales de actualización en la especialidad con precios de inscripción desorbitados para socios (ya ni qué hablar merece si no formas parte de la Sociedad), ofreciendo pocas o nulas facilidades para que los MIR podamos asistir. Hace unos días, contactando telefónicamente con la Secretaría de la Sociedad Médica a la que pertenezco, a fin de informarme sobre si podía presentar mi ponencia en un congreso sin verme obligada a pagar más de 600€ de inscripción, me respondieron: "Hemos sacado algunas becas a sorteo, si te toca podrás ir gratis pero es difícil porque hay muchas solicitudes… si no tendrás que pagar la cuota de inscripcin. Además, en caso de que ninguno de los autores del póster o la presentación se encuentre inscrito al congreso, la  rechazamos".

No se puede apostar por el progreso científico y por una asistencia de calidad obligando a los profesionales a pagar desmesuradas cuotas de inscripción para asistir a congresos ofreciendo propuestas de presentación. Si bien la influencia de la industria farmacéutica en los profesionales médicos sigue siendo una realidad, el Ministerio de Sanidad y las Sociedades Científicas deberían realizar su parte de autocrítica. Quizá no deberían olvidar que el sueldo MIR medio en España no supera los 20.000 euros anuales.
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