Opinión

La investigación y la innovación son piedras angulares, siempre


Fernando Mugarza Borque, director de Comunicación y Desarrollo Corporativo de la Fundación IDIS; presidente del Instituto ProPatiens; profesor de Ética de la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-ICADE); y presidente emérito y miembro de Honor de Forética
El pentagrama

31 marzo 2020. 13.10H
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Nos encontramos en pleno recrudecimiento de las medidas de distanciamiento y confinamiento social, un aspecto clave para evitar la extensión de la pandemia de coronavirus incrementando las barreras a la transmisión de unas personas a otras. Y por otro lado nuestros profesionales sanitarios y otros no sanitarios ponen todo su empeño, compromiso y tesón dándolo todo por los demás.

En este complicado momento y a través de estas líneas me gustaría trasladar dos ideas, la primera la importancia de la investigación a contrarreloj para encontrar una solución adecuada a este aciago virus que nos ha sobrevenido. Una respuesta que tiene al menos tres frentes, el primero el de los medicamentos ya existentes protocolizados de la forma más adecuada, el segundo el de los fármacos novedosos diseñados específicamente para este nuevo coronavirus y el tercero el de la consecución de una vacuna eficaz que evite que tengamos nuevas oleadas de infectados en el futuro.

En este punto me gustaría detenerme para expresar mi reconocimiento, mi agradecimiento más efusivo y el de otros muchos a todos los equipos de investigación que están haciendo todo lo posible para que esas soluciones, cada cual, en su contexto, se conviertan en una realidad en el plazo más breve posible de tiempo. Todos ellos trabajan de una forma callada, en silencio, es decir, no protagonizan grandes titulares. Qué magnífica lección para aquellos que no aportan y sin embargo buscan protagonismo y notoriedad.

Decía Jorge Luis Borges que “no hay que hablar a menos que puedas mejorar el silencio” y Friedrich Nietzsche en ese mismo sentido afirmaba que “el camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio”. Los investigadores hoy y siempre con su gran tarea realizada de una forma discreta nos dan una lección a todos, no en vano hacen bueno lo manifestado por Hemingway “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”. Algunos no callan y por supuesto no escuchan y eso comienza a ser un mal endémico especialmente en esta crisis.

"Solo a través de la investigación y la innovación puesta al servicio del
hombre y no al revés es como podremos afrontar un presente y un futuro
esperanzador para todos"


La vida pasa en nuestra época a una velocidad inusitada, demasiado rápida y como ciudadanos no nos da tiempo a ponernos a pensar en la importancia de la investigación hasta que no llega un momento desafortunado como este, convivimos con ella cada día, pero no percibimos la relevancia de la misma, no pensamos en el valor ingente de aquello que por cotidiano se nos hace familiar, lo hemos rutinizado y por lo tanto en ocasiones no reflexionamos acerca del valor que posee un tratamiento o un método diagnóstico que se encuentra al alcance de nuestra mano, pensemos en los miles de millones de personas que no cuentan ni con un sistema sanitario capaz como el nuestro ni con los medios adecuados para afrontar una situación tan grave como la generada por esta crisis.

Somos una sociedad cargada de cifras y datos, jamás la estadística tuvo tanta relevancia como hoy en día, prácticamente todas las decisiones se toman en base a ella. Pero la investigación farmacológica, biofarmacéutica y tecnológica son algo más que cifras y datos aun siendo muy importantes, clave, son vidas humanas, son personas que o bien incrementan su supervivencia mejorando el pronóstico de su enfermedad o llegado el caso mejoran su calidad de vida lo que les permite vivir una vida más digna y plena en todos los sentidos.

En estos días se habla de tantas cosas que a veces el ruido no nos deja escuchar la melodía, el ruido corresponde sobre todo a esas palabras vacías de contenido y cargadas a veces de no buenas intenciones tratando de demonizar hechos o actitudes que son del todo encomiables y dignas de mérito y aplauso.

Finalmente, y como segunda idea, antes de terminar estos breves párrafos quiero apuntalar otra relacionada con la anterior, solo a través de la investigación y la innovación puesta al servicio del hombre y no al revés es como podremos afrontar un presente y un futuro esperanzador para todos.
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