Opinión

La emigración continúa, ¿hasta cuándo?


Fernando Molina, presidente nacional de sanidad del sindicato CSIF
Firmas

02 febrero 2015. 22.33H
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La crisis económica, los recortes y el maltrato a un servicio público como la sanidad por parte de las administraciones en esta época de crisis ha provocado que los servicios de salud no contraten, más bien despidan; que los centros privados optimicen al máximo sus plantillas; y que en la cola del paro se acumulen más de 2.000 médicos y 11.000 enfermeros a la espera de una salida laboral.
 
En España se les niega unas condiciones laborales dignas, unas retribuciones y Europa se muestra como el único empleador en su horizonte. En los últimos tres años, 7.378 médicos han solicitado el certificado de idoneidad a los colegios profesionales para ejercer fuera de nuestras fronteras, unas cifras que muestran el grave problema que vive la profesión médica en España.
 
Frío, pero realista, el reflejo de los datos estadísticos. Europa, y más concretamente los países del norte, son los empleadores de los médicos y enfermeros españoles que buscan un trabajo acorde con su formación. En España, 2014 se cerró con casi 13.000 médicos y enfermeros apuntados al paro y con unas perspectivas muy complicadas.

Esa es la realidad percibida por los propios profesionales, que cada vez se muestran más dispuestos a hacer las maletas. Los certificados de idoneidad, emitidos por los colegios profesionales y necesarios para trabajar fuera de España, han crecido en los últimos 5 años de manera exponencial. En el último año, estas solicitudes crecieron un 36 por ciento respecto a 2013, alcanzándose las 3.300, casi un millar más, siendo la franja de edad más habitual entre los 25 y los 35 años.

La situación de los enfermeros es casi peor. El sindicato Satse maneja un informe en el que advierte de que en menos de cinco años puede haber cerca de 75.000 profesionales desempleados, un 30 por ciento del total. Previsiones tan pesimistas vienen motivadas por lo ocurrido, hasta el momento, con tres promociones (2011-2013) que en su totalidad se han ido, según esta organización, “a la cola del paro”.
 
¿Hay trabajo en el norte de Europa? Parece que sí, y no solo para profesionales de la Medicina y la Enfermería, también para farmacéuticos, que sufren el paro, aunque en menor medida. La Red Eures, el portal de la Comisión Europea que aglutina las ofertas de empleo de los servicios públicos de los 28 Estados miembro de la Unión Europea (UE), inició 2014 ofertando un total de 9.421 puestos de trabajo para estos tres ámbitos en todo el continente. Alemania acapara la mitad de la demanda de facultativos y lidera también las ofertas para farmacéuticos, mientras que Finlandia se configura como el principal demandante de enfermeros y matronas.

Le sigue Suecia y Dinamarca como destino con mayor número de oportunidades laborales para médicos, con ofertas de 850 y 566 puestos de trabajo. También destacan por su volumen de ofertas Austria (461), Noruega (452), Finlandia (173), Suiza (199) y República Checa (129).

En Enfermería, la red de la Comisión Europea registra 4.207 ofertas de empleo para 2014 en 19 países. Casi la mitad de la demanda la concentra Finlandia, que requiere más de 2.000 enfermeros y matronas para cubrir plazas en su sistema sanitario. Suecia es el segundo país europeo con mayor demanda de este perfil profesional, con casi 1.000 empleos disponibles. Más abajo en la tabla de demandantes se sitúan Polonia (154 empleos), Bélgica (180), Noruega (226), Grecia e Irlanda (ambos con 141 puestos disponibles).

Para los licenciados en Farmacia hay sitúa en 801 puestos, 127 más que los registrados en el primer mes del año en 15 países europeos. Aquí vuelve a ser Alemania el país donde más empleos se ofertan, con 367 puestos libres. Reino Unido (194 empleos), Finlandia (90), Suecia (91), Francia (39) y República Checa (37) configuran la mayor parte del resto de ofertas destacadas.

Ha existido una “malísima planificación” y nulas políticas de recursos humanos en nuestras comunidades autónomas, no solo no se ha coordinado por el Ministerio de Sanidad, rehusando un claro papel coordinador y estabilizador que la ley le otorga, sino que entre comunidades limítrofes se ha producido un canibalismo de profesionales, según las necesidades puntuales de estas, se han construido hospitales e infraestructuras sanitarias con criterios políticos y no sanitarios, y se ha ofertado una cartera de servicios extensa en todos los sitios, independientemente de si había profesionales para desarrollarla con calidad.

El futuro no es más alentador, con un panorama de futuras jubilaciones de casi cinco decenas de miles de facultativos sin saber qué especialidades serán, ni qué necesidad de éstas se tendrán en ese futuro no muy lejano, con unos recortes en sanidad, que no solo han hecho mella en la calidad asistencial, sino que han dificultado la búsqueda de soluciones a corto plazo.

Mientras, estaremos dilapidando dinero y esfuerzo del país, profesionales cualificados, que serán  mejor retribuidos, mejor considerados, y mejor tratados, con perspectivas profesionales de todo tipo. Un lujo que ningún país del mundo se permite.         

Por eso, esta “hemorragia” continuará hasta que no comprendamos que la única “hemostasia” posible es la racionalización y profesionalización, tanto de los recursos humanos, como de la gestión sanitaria, despolitizándola en lo posible y no permanecer ajenos al sistema, que solo cobra relevancia en época electoral o cuando hay un gran problema, tener capacidad de decisión, de manera constructiva y cooperativa, con todos los agentes implicados y considerar la sanidad, junto con la educación, un bien social que nos hemos otorgado el pueblo español, que está constitucionalmente protegido, y que hemos elevado a cotas únicas, internacionalmente reconocido y que debe estar en continua mejora.
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