El despido de más de 30 directivos de
Pfizer España por supuestas infracciones del código ético de la multinacional americana no sólo ha supuesto un terremoto para la filial sino para todo el sector de
la industria farmacéutica española, poco habituada a este tipo de noticias. A primera vista, dos son las consecuencias que aparecen en primera línea:
cómo va a ser capaz Pfizer de gestionar e interiorizar esta crisis, con el inevitable daño a la marca y la pérdida de conocimiento y know how que, sin duda, le va a suponer. La segunda apunta al alcance del ‘compliance’ en España, que parece lejos de ser el adecuado y en el que todavía queda mucho camino por recorrer. Quizá sea
una decisión como la tomada por Pfizer la que pueda suponer un punto de inflexión para que las compañías tomen auténtica conciencia del formidable reto que tienen planteado con la ética y la transparencia de sus acciones.
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