El Gobierno de la
Comunidad de Madrid integrará en el Servicio Madrileño de Salud (
Sermas) a los
seis hospitales creados bajo la configuración de
empresa pública. Estos centros son los mismos que fueron
candidatos a una externalización de la gestión que finalmente no se produjo y que provocó la dimisión del entonces consejero
Fernández-Lasquetty. Con esta decisión, el Ejecutivo de
Cristina Cifuentes recorre el camino inverso al de su antecesor
Ignacio González y, no contento con enterrar aquel proyecto (ya de por sí herido de muerte) da ahora una vuelta de tuerca más a su
apuesta por la gestión clásica al olvidarse de la figura de empresa pública, prevista en la Ley 15/1997, de nuevas fórmulas de gestión, y ensayada con éxito en lugares tan poco sospechosos de privatización como
Andalucía. La medida de la Comunidad de Madrid es tan rotunda como el
posicionamiento de Extremadura, verbalizado por su consejero
Vergeles, respecto al
negro futuro de la colaboración público-privada en la región. En conjunto, ambas decisiones administrativas revelan un claro triunfo de la gestión clásica que, con todos sus defectos, es hoy una
opción claramente preferida a la de la nueva gestión.
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