Los
resultados de las elecciones autonómicas celebradas este 28-M han demostrado que el ciudadano se ha cansado del discurso contra la
privatización de la sanidad pública. Ya no condiciona un resultado electoral.
Esa bandera la cogió el PSOE en las Comunidades de Madrid y Valenciana, acompañado por otros partidos de izquierda, frente al Partido Popular. Y las urnas han arrojado un resultado claro. También en Extremadura, Aragón e Islas Baleares las mayorías han pasado a ser conservadoras.
El caso más paradigmático es el de la Comunidad Valenciana, que desde 2015 con el famoso
'Pacte del Botànic' comenzó la
reversión de las concesiones de varios hospitales, el conocido 'Modelo Ribera'. Ahora esa deriva cambiará, y en la mesa de la nueva Generalitat puede estar
'la reversión de la reversión'.
En Madrid
a Isabel Díaz Ayuso no le ha desgastado la huelga médica, ni las voces que aseguran que está deteriorando la sanidad pública en favor de la privada. Es más, ha aumentado su electorado hasta superar una mayoría absoluta muy rotunda.
Las pasadas han sido las
legislaturas autonómicas del covid-19, donde los sistemas de salud regionales han estado exigidos al máximo en general. Han sido tiempos para que los ciudadanos hayan podido juzgar si sus respectivas sanidades eran de su gusto. Con los números de los votos en la mano, los electores han castigado a los gobiernos progresistas y premiado a los conservadores.
Ha quedado claro en esta cita que
la gente no duda de lo público, pero tampoco estigmatiza lo privado y la posible colaboración entre los dos ámbitos. Tal vez este 28-M quede para la posteridad como un punto de inflexión electoral en el enfoque político sobre la sanidad.
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