El futuro ha dejado de ser lo que solía ser. Así de clarificadora reza una cita de los años cincuenta que se asocia a un
jugador de béisbol americano apellidado Berra y que cuya simpleza y profundidad esconde una interesante reflexión. El futuro no atiende a concepciones presentes, la vida está en continuo cambio y cada día puede significar un punto y final para determinadas cosas o bien un punto y seguido para otras.
La vivencia de una
crisis sanitaria mundial que está poniendo patas arriba el desarrollo de la vida tal y cómo la concebíamos, ha supuesto también un elemento facilitador hacia el empoderamiento del colectivo de
Médicos Internos Residentes, los conocidos MIR, para cambiar su presente, pero también su futuro.
"Siempre hay conductas inmovilistas que esgrimiendo falacias argumentativas como 'en mi época las cosas eran peor' perpetúan la situación"
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Ahora bien, ¿nos encontraremos ante una oportunidad perdida? ¿Imperará el status quo y el poder jerárquico ante las peticiones y las reflexiones de cambio? Pues como bien se dice en el argot de la calle, el futuro proveerá.
Por muchos es conocido que ante los movimientos de cambio, siempre hay conductas inmovilistas que esgrimiendo falacias argumentativas como “
en mi época las cosas eran peor” perpetúan la situación y mantienen el status quo de aquellos que han conseguido escalar y estar en una situación mejor. En definitiva, estas personas han olvidado y justificado su sufrimiento y malestar de etapas previas y ahora lo legitiman.
En estos últimos tiempos han sido varios los movimientos que bajo el impulso de conseguir mejoras para el colectivo de los profesionales sanitarios en formación se han impuesto en nuestro panorama actual. Fruto de esa lucha, ha sido la culminación de un acuerdo entre el
Servicio Murciano de Salud y la representación de este colectivo, el Comité de Empresa. Un acuerdo donde se ha apostado por mejorar las condiciones de éstos para invertir en la medicina del futuro. Ahora bien, ¿seremos capaces de hacer ver la importancia de los acuerdos alcanzados? ¿Seremos capaces de hacer ver que
invertir en el colectivo MIR es invertir en el futuro? ¿Seremos capaces de que las acciones planteadas en el papel no se las lleve el viento? Como también se dice, el papel lo aguanta todo, pero nuestra debe ser la actitud que perpetúe el cambio, que haga de nuestro futuro y el de la sanidad murciana, un elemento mejor.
La responsabilidad de los MIR
Finalmente, todo estas dudas me llevan a plantear una cuestión. La de si, los residentes, los profesionales del presente y del futuro seremos capaces de ser conscientes y hacer ver al resto de los agentes implicados nuestra responsabilidad en la
estructura sanitaria y en los nuevos tiempos que esta exige.
En definitiva, hemos de confiar en esta
generación de médicos residentes, en su ilusión, en su trabajo y en su implicación futura, para que, de estas movilizaciones y actuaciones generadoras de un cambio de paradigma; surja una nueva realidad. Porque, nuestro es el presente, pero también el futuro. Ahora más que nunca debemos saber actuar con el ímpetu de la juventud, el respecto de una profesión como la medicina y la ilusión que lleva consigo un nueva generación. Todo ello para cambiar la realidad. Una realidad que plasme el sentimiento de hacer que nuestro futuro deje de ser lo que solía ser.
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