Ante las crecientes noticias sobre la falta de especialistas médicos, surge la necesidad de reflexionar sobre la gobernanza en los servicios de salud. Es evidente que la creación de entornos de trabajo saludables y adaptados a las nuevas generaciones de profesionales es clave para atraer y retener el talento necesario. Los modelos actuales, anclados en estructuras jerárquicas y centralizadas, resultan obsoletos y a menudo ineficaces, lo que hace imperativo repensar y
transformar estas estructuras para crear dinámicas de trabajo más eficientes.
El sistema de gobernanza en los servicios de salud puede asemejarse a la cooptación política, un fenómeno que, aunque diseñado para mantener la estabilidad y el control, termina por sacrificar la autonomía y la efectividad de las instituciones. En los servicios de salud, esta dinámica se traduce en decisiones tomadas de manera centralizada, sin la debida participación de los actores locales.
La dependencia de recursos distribuidos de manera discrecional refuerza prácticas que promueven la estabilidad a expensas de la innovación y la motivación de los profesionales.
Los profesionales de la salud a menudo se encuentran atrapados en un sistema donde las decisiones se toman sin un proceso transparente y participativo.
Esta falta de transparencia no solo crea un ambiente de trabajo poco saludable, sino que también socava el compromiso y la capacidad de los trabajadores para ofrecer lo mejor de sí mismos.
"Es crucial establecer mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para reducir la discrecionalidad y prevenir la corrupción"
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Es instructivo comparar esta situación con las condiciones y ambientes de trabajo en grandes corporaciones, como los laboratorios farmacéuticos o las empresas de tecnología digital. En estas organizaciones, se promueve la innovación, la colaboración y el bienestar de los empleados. Los profesionales tienen acceso a recursos y oportunidades de desarrollo que fomentan su compromiso y productividad. En contraste, los servicios de salud dirigidos bajo el principio de "ordena y mando" priorizan el agrado de los directivos sobre el bienestar de los trabajadores, creando un ambiente de presión y, en muchos casos, de cierta
esclavitud laboral.
Para abordar estos desafíos, es fundamental implementar cambios sustanciales en los modelos de gobernanza de los servicios de salud. La transición hacia un modelo más democrático y descentralizado puede ser la clave para fomentar un entorno de trabajo más saludable y eficiente. Un modelo de gobernanza que priorice la participación activa de todos los actores involucrados es algo que las nuevas generaciones de médicos,
generaciones nacidas en democracia como elemento constitutivo de su ADN, demandan y anhelan de los servicios de salud para conseguir una buena adherencia y productividad en los mismos.
Gestión de recursos
La descentralización de la toma de decisiones y la gestión de recursos permite una mayor autonomía local, lo que puede mejorar significativamente la eficiencia y la calidad de los servicios de salud. Además,
es crucial establecer mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para reducir la discrecionalidad y prevenir la corrupción. Esto incluye la creación de sistemas de control y evaluación independientes, así como la promoción de una cultura de mérito y profesionalismo en todos los niveles de la organización.
El desafío de transformar la gobernanza en los servicios de salud también implica un cambio cultural profundo. La nueva generación de profesionales de la salud espera trabajar en entornos que valoren la colaboración, la transparencia y la adaptabilidad. Estos valores no solo mejoran el ambiente de trabajo, sino que también promueven la innovación y el compromiso con la mejora continua.
Adoptar un modelo de gobernanza más democrático y descentralizado, huyendo de la referida cooptación latente actual, requiere de una voluntad política y un esfuerzo conjunto de todos los actores del sistema de salud.
Es necesario involucrar a los profesionales de la salud en la toma de decisiones y en la formulación de políticas, garantizando que sus voces sean escuchadas y consideradas.
"Abandonar las prácticas de cooptación y discrecionalidad en favor de un modelo más democrático y descentralizado es el camino para crear instituciones más justas"
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Asimismo, la formación y el desarrollo profesional continuo deben ser prioridades. Fomentar una cultura de mérito y profesionalismo es esencial para atraer y retener talento en el sector de la salud. Los profesionales deben sentirse valorados y apoyados en su desarrollo,
lo que no solo mejora su satisfacción laboral, sino que también repercute positivamente en la calidad de la atención que brindan.
La transformación de la gobernanza en los servicios de salud es una necesidad urgente. Abandonar las prácticas de cooptación y discrecionalidad en favor de un modelo más democrático y descentralizado es el camino para crear instituciones más justas, eficientes y adaptables. Solo así podremos garantizar
un sistema de salud que realmente responda a las necesidades de la población y promueva un entorno de trabajo saludable y productivo para todos sus integrantes.
El futuro de los servicios de salud depende de nuestra capacidad para adaptarnos y evolucionar. Las nuevas generaciones de médicos lo estamos demandando, y queremos hacerlo a través de una transición participada hacia estos nuevos modelos que transiten de la cooptación a la participación en los servicios de salud, ya que, de su éxito, dependerá la supervivencia y vitalidad de nuestro sistema sanitario.
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