Opinión

Formación y prevención: claves para la seguridad en el bloque quirúrgico


Coral Novo Díaz, Health Risk Manager de Relyens, y Fréderic Fuz, Head of Risk Management Services de Relyens

06 julio 2023. 08.00H
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Uno de los grandes objetivos que comparten todos los actores del ecosistema sanitario es mejorar la seguridad del paciente y, para ello, la reducción del riesgo y la prevención de posibles efectos adversos en el bloque quirúrgico juega un papel fundamental. La realidad es que lograr el tan ansiado “riesgo cero” es casi una quimera, pero sí es posible evitar un alto número de incidencias y reducir la aparición de efectos adversos y el impacto de estos a porcentajes mínimos.

El bloque quirúrgico es una de las áreas donde se produce un alto número de efectos adversos que incide directamente en los niveles de seguridad del paciente. La elevada siniestralidad relacionada con los procesos quirúrgicos, la necesidad de una mayor cultura de la seguridad del paciente y las dificultades en la implantación de las “barreras” establecidas para disminuir estos riesgos, ponen en relieve la necesidad de avances consensuados y eficaces durante la actividad quirúrgica.

En concreto, hablamos de que el 35% de efectos adversos sanitarios se produce en este bloque y, si tenemos en cuenta que en España se llevan a cabo millones de intervenciones quirúrgicas al año, podemos darnos cuenta del impacto de estos efectos adversos y de la importancia de ser prevenidos; y es que la buena noticia es que el 60% de esos eventos adversos son evitables.

Con este objetivo, desde Relyens hemos trabajado junto a la Fundación por la Investigación, Docencia e Innovación en la Seguridad del Paciente (FIDISP), para aproximarnos a la percepción de los riesgos en el bloque quirúrgico por parte de los profesionales que actúan en él, con el fin de identificar soluciones o propuestas que reduzcan la aparición de riesgos durante las actividades quirúrgicas y el seguimiento de las mismas. Para ello, lo primero que identifica el estudio son los factores relacionados con la generación de eventos adversos más frecuentes según los profesionales encuestados. Y estos, son los relacionados con los problemas de comunicación dentro del equipo quirúrgico, seguido del estrés o fatiga, los problemas con los equipamientos y el no seguimiento del checklist o lista de distribución.

Barreras de seguridad y formación de los profesionales que intervienen en el bloque quirúrgico


Una de las conclusiones más características del estudio responde a una falsa percepción de seguridad en el bloque quirúrgico y, es que, el estudio refleja que los profesionales sanitarios puntúan con un 7,04 la percepción de seguridad durante el proceso, pero son muchas las carencias formativas y de control, las que emanan de las conclusiones, abriendo un camino donde debemos trabajar, proponer y ejecutar mejoras.

Por ejemplo, aunque entre el 70 y el 80% de los profesionales afirman haber recibido algún tipo de formación en notificación de eventos adversos, checklist quirúrgico y/o análisis de la cultura de seguridad en el bloque quirúrgico en los últimos 5 años, tan sólo el 68% reconoce haber recibido formaciones relacionadas con las habilidades en comunicación y trabajo en equipo y, sobre todo, el porcentaje se reduce significativamente cuando nos referimos al derecho sanitario aplicado al ámbito quirúrgico.

Estos resultados nos llevan a identificar como prioritaria la formación sobre las consecuencias legales de la incorrecta aplicación de las barreras de seguridad y habilidades en el trabajo en equipo, así como reforzar el resto de las formaciones para mejorar los resultados en seguridad del paciente. En esta línea, sorprende el grado de conocimiento y/o implantación del programa Infección Quirúrgica Zero, con resultados muy heterogéneo y valores bajos, habiendo sido reconocida la IQZ como una práctica segura, y sobre la que tan sólo el 39,8% de los encuestados han respondido afirmativamente a todas las cuestiones relacionadas con este protocolo.

Otro dato señalable y preocupante es que, aunque de forma generalizada se da un gran valor al checklist como barrera de seguridad, según los resultados, el 50% afirma no seguir correctamente esta herramienta. La asociación del no cumplimiento de dicha normativa con las bajas puntuaciones de seguridad ha mostrado una fuerte asociación estadística, confirmando la percepción de los profesionales del alto valor como barrera y a su vez su bajo cumplimiento.

Estos datos nos llevan a concluir la gran necesidad de que las organizaciones, tanto públicas como privadas, diseñen e implanten normativas y/o protocolos en las áreas quirúrgicas y realicen un seguimiento para conseguir que se respete el valor “barrera” de esta herramienta.

Aunque estos son algunas de las reflexiones que podemos concluir del estudio, desde Relyens tenemos claro que necesitamos establecer objetivos claros y concisos sobre seguridad del paciente e involucrar a los profesionales en la participación de actividades de seguimiento, para poder evaluar periódicamente el grado de cumplimiento de estos objetivos.

Tecnología de vanguardia para minimizar la aparición de efectos adversos en las intervenciones quirúrgicas


En línea con este objetivo, desde Relyens hemos acompañado durante muchos años a los profesionales de la salud, con la misión de reducir esta exposición a los riesgos ofreciendo una amplia gama de soluciones integrales para la gestión de riesgos sanitarios: desde auditorías, formaciones y programas globales de mejora de la seguridad del paciente a múltiples soluciones tecnológicas. Un ejemplo de esta propuesta de soluciones tecnológicas que ofrece Relyens es Caresyntax, que consiste en un ecosistema de cirugía digital integrada que recoge en una única plataforma datos quirúrgicos analizables, los filtra y automatiza para monitorizar esas intervenciones y reducir el riesgo.

Somos conscientes de que la manera de acercarnos lo máximo posible al deseado “riesgo cero” es con anticipación, prevención y formación. Y eso pasa por implementar las medidas adecuadas para que los profesionales sanitarios sean conscientes del riesgo que implican las intervenciones y cómo, actuando correspondientemente y con el protocolo, equipamiento y formación adecuadas, se puede mejorar la seguridad de los pacientes.
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