En los últimos tiempos se está intentando trasladar a los
Servicios de Urgencias tareas administrativas que nunca hemos hecho, llegando a plantearse que dichos servicios hagan las ITs (bajas laborales) de los pacientes que atienden.
Esto va a generar problemas graves a los pacientes, a los profesionales y al sistema sanitario.
Los Servicios de Urgencias desarrollan una actividad eminentemente asistencial y no programada. Son estructuras diseñadas para la identificación, diagnóstico, observación y tratamiento de patologías graves tiempodependientes con la mayor celeridad posible.
La realización de
labores administrativas demorables en la atención del paciente con patología urgente y/o emergente entra en conflicto claro con nuestra idiosincrasia y nuestra función en el sistema sanitario.
Los médicos de los servicios de urgencias realizan múltiples actividades clínicas y asistenciales simultáneas, todo ello en un clima de incremento exponencial de la presión asistencial que venimos soportando desde los últimos años. Si a los profesionales que trabajan en estas áreas se les inunda de labores administrativas no urgentes, su capacidad para desarrollar su actividades clínica se verán mermadas, teniendo un gran impacto en la calidad asistencial y la seguridad del paciente. Me parece imposible justificar el hecho de retrasar la atención a un paciente con una emergencia médica por estar haciendo tareas administrativas demorables; y
eso no es entendible para nadie, ni para los profesionales ni para la población en general.
Respecto a la
Urgencia Hospitalaria, las funciones del médico en ese ámbito vienen detalladas en el Real Decreto 866/2001, en el que la única tarea administrativa que se nos encomienda es la realización de un informe de alta (Artículo 2). Además, en el documento del Ministerio de Sanidad (2010) sobre las 'Unidades de Urgencia Hospitalaria. Estándares y Recomendaciones' se desarrollan ampliamente todas nuestras funciones y obligaciones, así como la distribución de la actividad asistencial, como guía para el desarrollo de nuestra labor.
En él no se hace sino reforzar dicha idea durante 144 páginas en las que no hace ni una sola mención a labores administrativas (salvo la elaboración del citado informe de alta).
Somos por tanto servicios eminentemente clínicos-asistenciales, diseñados y estructurados para atender patologías tiempo-dependientes y en los que todo el proceso asistencial debe garantizar dicha premisa como eje vertebrador de la propia actividad asistencial.
En nuestro trabajo habitual ya hacemos muchas tareas no urgentes en pro del paciente y del sistema sanitario; y que no corresponden al médico de urgencia hospitalaria, pero que desde nuestros servicios entendemos que mejora la calidad de la atención, garantiza y simplifica la continuidad de algunos procesos asistenciales y evita la peregrinación del paciente por numerosos servicios. Algunas de las tareas que venimos desarrollando y
que se podrían ver comprometidas si aumentamos la carga de trabajo administrativa son:
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Ingresos de patologías de curso subagudo o crónico que se podrían derivar a consulta para su ingreso a través de Admisión cuando proceda.
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Realización de pruebas complementarias de síntomas de curso subagudo o crónico sin datos de patología urgente, dado que empatizamos con la demora y la situación del sistema sanitario así como con el propio paciente.
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Interconsultas y gestión de citas con otros especialistas hospitalarios de pacientes preferentes y problemas que no se han podido resolver en otros niveles asistenciales.
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Información al paciente y valoración de pruebas complementarias solicitadas por otros servicios de forma programada.
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Valoración de pacientes remitidos por otras especialidades y Centros de Salud con patología no urgente.
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Creación de circuitos específicos con Farmacia y especialistas hospitalarios para iniciar de forma inmediata tratamientos que precisan visado.
Sobrecargar aún más de labores administrativas no fundamentales para la atención de la patología urgente / emergente a los servicios de urgencias será un paso atrás en la organización de nuestros servicios, con un coste humano y económico inviable,
y supondrá un claro riesgo para la seguridad del paciente urgente.
Habrá que buscar otras fórmulas ajenas a nuestros servicios y personal que no supongan una demora en la atención a pacientes con patologías tiempo-dependientes, que es, y debe seguir siendo, la prioridad de nuestros servicios.
Es necesario eximir a los profesionales que trabajamos en los Servicios de Urgencias de dichas tareas.
Desburocratizar no es pasar la burocracia de un nivel asistencial a otro. Hoy en día hay recursos ténicos/informáticos de sobra que se podrían implementar para aliviar muchas tareas burocráticas. Creo que es posible hacer una mejor gestión de este problema que, tal como se está manejando, sólo va a pasar los problemas de un nivel asistencial a otro y está provocando tensiones innecesarias entre profesionales de los distintos niveles asistenciales.
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