Es un clásico pero cada vez cabrea más. ¿Vivimos cada día más cabreados en el mundo de la sanidad o es que ahora se puede
expresar el enfado por más medios? Cualquiera puede quejarse en las redes sociales e incluso en la prensa, deseosa muchas veces de recoger quejas y generar polémicas.
Desde que yo recuerdo, y estoy hablado desde principios de los años 90 siempre ha habido la crisis de urgencias y camas en el invierno. Siempre en la época de la gripe.
Ahora ocurre que las críticas y enfados con este tema son muy descarnados, y a veces muy demagógicos y
todo el mundo opina sobre todo. Sobre todo si tienes intereses políticos de desgaste.
Es el momento de atacar y obtener rentabilidad política. La realidad es que los que en un momento atacan y luego se han encontrado con el poder y responsabilidad de gestionarlo se dan cuentan de que es un problema estructural difícil de solucionar, como las listas de espera.
El colapso de urgencias y camas en invierno durante temporadas de gripe es multifactorial y complejo
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Duele especialmente que se mienta y confunda a la población para alcanzar los fines de desgaste político. Por ejemplo, críticos que dicen que no se hace nada, ni se planifica, que el problema es la falta de recursos. Cuando
me consta que en prácticamente todas las Comunidades Autónomas y sobre todo en la que ahora trabajo, hay planes de contingencia para la gripe en todas la áreas y hospitales y se han contratado muchos recursos humanos y abierto camas de refuerzo. Otro clásico es aprovechar para mezclar ideas falaces generadoras de opinión contra los partidos en el poder que serán más creíbles aunque sean inciertas por la situación difícil. Por ejemplo el razonamiento sesudo de muchos que asocian desmantelamiento de la sanidad pública y “venta” de la misma con la situación. La sanidad pública después de un periodo de reducción de presupuestos de 2009 a 2013 empezó de nuevo a crecer en presupuesto y gasto y ahora estamos por encima de los niveles precrisis. Son datos públicos.
La sanidad pública no se está desmantelando ni vendiendo, lo último sobre todo porque es imposible, y tampoco se está dejando morir para que trabaje más la privada. La sanidad pública sigue siendo hegemónica con mucha diferencia y lo va a seguir siendo. Otra cosa es que la alegría presupuestaria sea menor que otros tiempos, cuando se crecía a dos dígitos, en un entorno de imposibilidad de seguir aumentado el déficit público. Pero
sigue siendo el sector que más gasta dinero público después de las pensiones.
Y el que más crece presupuestariamente en las CCAAs que son las que lo gestionan.
El colapso de las urgencias y camas en invierno durante las temporadas de gripe es multifactorial y complejo. Se agrava cuando la gripe es más intensa y sintomática y que como pasa este año que las previsiones optimistas hablan de una protección de la vacuna del 60 por ciento máximo. Ya sabemos que este año circula más un tipo B que no está en la vacuna.
La experiencia sobre quienes sufren más y menos durante la gripe nos debe ayudar a comprender que necesitamos estrategias distintas para abordarla de manera más eficaz y cómoda para los pacientes. En este sentido hay que tener en cuenta que la mayoría son pacientes mayores y/o con factores de riesgo, y las estrategias de preparar más dispositivos y recursos humanos, más personal y camas en hospitales no son casi nunca suficientes y pueden llegar a verse desbordados igualmente.
Hay que centrarse desde mi punto de vista en
estrategias comunitarias que de paso que nos sirvan para la gripe también ayuden a mejorar la atención a las enfermedades crónicas y los problemas socio sanitarios. Y claro que para ello se necesitan recursos y quizá en sitios menos visibles que el omnipresente Hospital. La atención primaria y las urgencias en atención primaria deben de ser reforzadas para que sean más resolutivas pero como segundo paso es imprescindible que podamos
mantener muchos pacientes en sus casas como lugar de curación alternativo al hospital pero más cómodo y seguro. Para ello se necesita personal sanitario formado y cambio en la práctica asistencial para crear una Red de atención a domicilio pero también de hospitalización a domicilio que permita ir tratando casos cada vez más complejos en los domicilios. Las comunidades que tienen estas redes potentes sufren mucho menos en estos casos.
La cultura de frecuentación de las urgencias es social y solo se puede modificar con un cambio social y cultural
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Y no culpabilizar a los usuarios. Ellos usan lo que hay. Que es necesario ir aumentando su cultura sanitaria y de autocuidados, sí, pero eso es una carrera a largo plazo que hay que empezar desde el colegio que se ha descuidado desde siempre y que encima en otros tiempos cercanos se ha hecho todo lo contrario: campañas por tierra mar y aire contra la automedicación y los autocuidados. La
cultura de frecuentación de las urgencias es social y sólo se puede modificar con un cambio social y cultural profundo, lo cual es lento y no se está haciendo. No se forma a los jóvenes ni se ha formado a la población adulta en como afrontar los autocuidados básicos.
El papel de la enfermería es clave en conseguir un nuevo paradigma de atención en la comunidad más temprano y eficaz evitando que llegue al hospital lo que no sea estrictamente necesario. Deberán ir ganando competencias pero sobre todo en atención primaria y en la comunidad como agentes eficaces de salud.
Este cambio de enfoque no se quedaría solo para la gripe sino que evidentemente llega mucho más allá: a
un mejor control de la cronicidad a través de atención primaria y en el domicilio, y a una mejora de la capacidad del sistema para atender a las personas en su entorno, utilizando el Hospital para las intervenciones quirúrgicas y casos graves que requieren el uso del mismo. Mientras en la fase aguda de la epidemia de gripe y sin estos cambios hechos, qué requieren tiempo y cambio de cultura, seguir potenciando las urgencias tanto de hospital como de AP. Tratar de que las plantillas estén al máximo y más en estas fechas y encomendarnos a que la vacuna sea más eficaz en próximas campañas y que los grupos de riesgo se la pongan.
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