Por Carlos Alberto Arenas, gerente del Área IX de Salud de Murcia y vocal de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa)
En verano, debido a las vacaciones, sobre todo en agosto, los centros sanitarios están en una situación muy diferente a la habitual. Muchos son noticia por temas que se suelen repetir año tras año, y que tienen su carga de crítica demagógica o por desconocimiento.
Este año una de las quejas que se ha oído es la de calor en los hospitales. En general muchos ciudadanos se han vuelto más exigentes y otros mas quejosos.
Queremos solución a todo al instante, y nos quejamos por todo lo que pensamos debe arreglar el "papa estado" o la "mama comunidad autónoma", y cada vez nos parecen más cosas. Nos pueden estar salvando la vida, o dando un tratamiento y atención carísimos que en muchos otros países no podríamos pagar, pero si hay calor nos quejamos. Este verano también ha habido calor en muchos otros centros públicos, y por ejemplo en aeropuertos, pero allí pocos se quejan. En un hospital se pasan más horas, y la queja de la gente se potencia y amplifica: los familiares de una habitación con los de otras, y si además hay algún miembro del personal cabreado que incita a poner reclamaciones más.
Este tema no suele tener una solución sencilla, puesto que los grupos de frío están diseñados para poder enfriar y trabajar en unos rangos de temperaturas menos extremos de los que sufrimos algunos veranos, como este, donde las olas de calor se han ido sucediendo, y simplemente la potencia instalada no da para enfriar suficiente con tanto calor fuera.
Y los grupos de frío no se pueden cambiar en verano, pues exigiría pararlos varios días, lo que sería tremendo. Hay que abordar su sustitución o mejora en todo caso en el próximo invierno.
Otra de las acciones a realizar para mejorar la capacidad de enfriamiento es revisar y mantener de manera exquisita todas las canalizaciones de la instalación de frío para evitar fugas del aire fresco, pero esta mejora también implica parar los grupos, y se hace casi imposible de hacer en verano con la planta ocupada, pero sí se debe hacer aprovechando el cierre de plantas en verano.
Y finalmente un tema básico es mejorar la estanqueidad de las salas y las plantas. Muchas veces vemos puertas de plantas abiertas e incluso ventanas con lo que es casi imposible mantener la temperatura. Además en general las personas obesas tienen mucho mas calor que los delgados y los ancianos también, debido a que con la edad funciona peor nuestra termorregulación, y no es infrecuente ver a personas obesas o ancianas quejarse de calor en plantas con solo 26 grados de temperatura.
Otra de las serpientes de verano que genera también noticias críticas es
el cierre de camas. En general los hospitales para ser eficientes y no despilfarrar deben tener abiertas las camas necesarias para atender los pacientes y estar más del 70% de sus camas en uso.
Tener más de las necesarias abiertas es como tener una habitación de casa sin nadie ocupándola pero con la luz y el aire acondicionado puesto, y además con una persona contratada altamente especializada para atender al posible huésped inexistente.
En verano debido a las vacaciones del personal, incluso en zonas costeras de vacaciones suele haber menos necesidad de cama debido a que
hay muchos menos quirófanos disponibles porque el personal está de vacaciones y por tanto baja mucho la necesidad de camas. También bajan los ingresos programados del área médica en espera a que esté toda la plantilla incorporada. En algunos hospitales las actividad quirúrgica supone más del 50% de su necesidad de camas y en verano se reduce un 50% o más.
Y este tema enlaza con otra de las posibles críticas demagógicas o desinformada al sistema:
¿Por qué existiendo listas de espera no se contratan cirujanos en verano para mantener los quirófanos y aliviarlas? Y parece un pensamiento lógico, sin embargo nace de un profundo desconocimiento de la realidad laboral de la sanidad pública española.
La primera y principal limitación para ello es que simplemente no hay anestesistas libres para trabajar en verano. Sin anestesistas es imposible montar un quirófano de cirugía mayor, pero es que ademas tampoco hay especialistas en paro del resto de las especialidades quirúrgicas para, en el milagroso caso de encontrar anestesistas disponibles, poder disponer de traumatólogos, cirujanos generales u oftalmólogos, por citar las especialidades con más problemas de demoras, y menos aún de neurocirujanos o cirujanos vasculares por citar otros.
Además
en el sector público sanitario no se permiten las horas extras, si acaso algunos programas especiales que debe hacer el propio personal, es decir no pueden trabajar para el sector público otros médicos que, por ejemplo, trabajen en la medicina privada y podrían echar horas extras en la pública. Mientras, las jornadas extras o especiales son muy difíciles de hacer debido a que queda poco personal, que a la vez tiene que cubrir guardias, y hace complicado que puedan hacer además tardes, que siempre son voluntarias para el personal.
El asunto de la falta de médicos para cubrir las vacaciones es muy distinto según las especialidades. Como he dicho es casi imposible encontrar en determinadas especialidades y en otras fácil, pero son las menos.
Cuando mejora la economía además los servicios públicos de salud contratan más y hay mucha menos disponibilidad ya que, afortunadamente, el paro entre médicos es muy bajo. No así en enfermería donde debido a una gran oferta formativa es posible ahora encontrar enfermería para cubrir las vacaciones.
El problema de
la falta de sustitutos también se hace notar en médicos de familia, por lo que en muchos centros, sobre todo si son periféricos, y no están en ciudades, no se encuentran sustitutos. En estos casos a veces los compañeros que quedan de vacaciones tienen que cubrir los cupos de pacientes de otros compañeros.
Y a esto me quería referir con el título del artículo:
muchas veces el personal durante el verano se convierten en héroes. Lidian con un mayor calor durante los días en que sobrepasamos los límites habituales de calor, atienden las urgencias y cubren la falta de otros compañeros. Muchos tendrían para contar muchas anécdotas pues en verano además ocurren, y también muchos tendrían motivos para quejarse, pero no los suelen hacer porque son la gran mayoría muy profesionales y además entienden que es una situación temporal, y en muchos casos imposible de solucionar, si no hay sustitutos.
Se entiende menos que la rigidez del derecho administrativo no haya podido flexibilizarse en el caso de los centros sanitarios en verano, para que cualquier médico disponible, incluso los privados pudieran trabajar determinadas horas para aliviar listas de espera o simplemente cubrir determinadas necesidades que no pueden demorarse. Es complicado con la legislación actual y la más que probable oposición sindical y por eso casi nunca se ha planteado, pero los legisladores deberían encontrar soluciones imaginativas para ello, ya que en este caso los gestores lo único que podemos hacer es cumplir la ley, y si esta no lo permite nada hay que hacer.
El paro médico debe seguir siendo bajo,
no vale la solución de tener más personas en paro para tener más posibilidades de contratación, sino que la solución pasa por que las personas formadas y con titulación que haya disponibles en verano, sean las que sea, puedan, todas, trabajar más y ser retribuidas por ello.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.