Hace unos días, recibí un correo de un buen amigo de Sanitaria 2000, pidiéndome expresase en pocas palabras mi experiencia gestora en la Comunidad de Castilla La Mancha. Compleja papeleta la que me pide, recopilar en mil palabras los 2 años y medio que
he tenido la oportunidad de gestionar dos de las principales Gerencias de Atención Integrada del Sescam, primero durante dos años en Ciudad Real y, posteriormente, casi siete meses en Albacete, actividad esta última que finalizó el pasado mes de febrero, al surgirme la ocasión de asumir otro reto laboral cerca de mi residencia habitual en Girona.
Antes de llegar a Ciudad Real, en octubre del año 2011, poco conocía del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha y del propio
Hospital de Ciudad Real, si bien el director gerente del Sescam me había informado que se trataba de un centro de tercer nivel, con unas 550 camas, relativamente nuevo, con instalaciones y servicios competitivos, algunos de referencia, y una plantilla joven con alta motivación docente e investigadora.
El objetivo era mejorar el funcionamiento y la organización, para hacer un hospital eficiente, sostenible económicamente, potenciando la innovación, manteniendo su alta calidad de atención y consolidar los altos niveles docentes universitarios entre los profesionales, perseverando en las incipientes líneas investigadoras. Todo ello, en un entorno de crisis, aún más acentuado en la comunidad castellano-manchega.
Y, sobre todo, se debía cuidar el clima laboral e implicación de los profesionales.
A los pocos meses, coincidiendo con la aprobación del
Plan de Garantías de Servicios Sociosanitarios Básicos, se me planteó asumir la Gerencia de Atención Primaria, bajo una única gerencia, de manera que se caminase hacia una
auténtica integración y coordinación de la asistencia. Para ello era imprescindible que todos los niveles asistenciales compartiesen unos mismos objetivos, y por ende, unos mismos interlocutores en la dirección, decisión de la que me alegré, pues soy un firme defensor de las ventajas de este modelo de gestión que, siendo una transformación necesaria y beneficiosa para el paciente, profesionales y sistema de salud, genera resistencias y desencuentros, como todo cambio substancial.
Con ello, la Gerencia pasó a gestionar 31 centros de salud, los del
área de Ciudad Real, Valdepeñas y Manzanares, además de todos los dispositivos del Hospital.
En ese mismo año, meses más tarde, desde el Sescam dan otro paso en la Gestión Integrada, de modo que se crean las Gerencias de Atención Integrada (G.A.I.), por lo que 12 de los 31 centros de salud pasan a ser gestionados por sus respectivas Gerencias de Atención Integrada, las de Valdepeñas y de Manzanares.
Esa decisión vino acompañada de una definición de las líneas estratégicas del Sescam, de las que quiero destacar la
mejora en la atención a la patología crónica, el impulso a la gestión clínica, y la integración y desarrollo de los sistemas de información como herramienta imprescindible para la coordinación y comunicación. Todo ello desde el uso adecuado de los recursos, la seguridad y calidad de la atención como objetivo principal. Ese paso trascendente significaba una oportunidad y al mismo tiempo un desafío, para avanzar en una asistencia con una visión compartida, que abarcase el proceso asistencial de forma global, desde la promoción, prevención de la salud, tratamiento y rehabilitación, en beneficio de la población a la que atendíamos.
Estas líneas estratégicas y modelo asistencial comportaron la toma de múltiples decisiones, como la
definición de un contrato de gestión único, acciones para la mejora de la comunicación y el acercamiento de las diferentes culturas entre niveles, integración de las áreas de investigación, formación, calidad y de soporte, y la obvia reordenación de los recursos.
En ese tiempo,
tuve la suerte de poder contar con unos grandes colaboradores en las direcciones a mi cargo, que asumieron con responsabilidad y rigor la tarea ardua encomendada, al igual que los profesionales de la Gerencia, que entendieron que estaba por encima de todo el proyecto común y debíamos remar todos en la misma dirección. Ello nos permitió conseguir avanzar en los objetivos planteados, entre otros, la obtención, dos años consecutivos, del premio TOP-20, la
consolidación de la Facultad de Medicina, la mejora de las listas de espera, y la creación de dos unidades de gestión clínica, así como la elaboración conjunta del documento de atención integrada a la Insuficiencia Crónica Congestiva.
En agosto del año 2013, asumo la
GAI de Albacete, un nuevo reto dentro del mismo Servicio de Salud, pero diferente al tratarse de un Complejo Hospitalario de tercer nivel formado por dos hospitales, y con varias especialidades de referencia para toda la Comunidad, y que juntos cuentan con 700 camas.
Su historia asistencial, docente e investigadora estaba más consolidada, y al mismo tiempo comportaba una gestión más compleja. Esta Gerencia, junto con la de Toledo, aún no habían dado el paso de integrase con la Atención Primaria, y es en ese mismo mes que se decide llevarla a cabo en Albacete, que de nuevo asumo con entusiasmo. Así, toda la antigua Gerencia de Atención Primaria se divide en 4: Albacete con 23 centros de salud, Hellín, Villarobledo y Almansa, que se asignan a sus respectivas Gerencias.
De nuevo tuve que conformar un único equipo directivo que asumiera además del nuevo desafío de integrar Atención Primaria, los objetivos emanados de las líneas estratégicasdel Sescam, la
convivencia de dos culturas y de objetivos diferentes entre niveles, la unificación de las áreas de investigación, formación, calidad y de soporte, con la consecuente reordenación de los recursos y eficiencia. La tarea de conseguir de nuevo un equipo directivo comprometido y riguroso me llevó unos meses, elementos imprescindibles junto con los mandos intermedios para mejorar la organización y funcionamiento de la GAI, pero a la vez profundizar en las colaboraciones con la Universidad y en la potenciación investigadora e innovadora, áreas en las que la GAI de Albacete también tiene que representar un ejemplo a seguir en la Comunidad.
Ha sido escaso el tiempo en Albacete para obtener resultados, pero en ese tiempo
se promovieron acuerdos muy satisfactorios con la Universidad y entidades científicas, tanto en el apartado docente como en el investigador, se establecieron los objetivos comunes para los dos niveles asistenciales y se definieron líneas de acción para la mejora en la gestión.
En estos dos años y medio en Castilla La Mancha, tuve ocasión de conocer los diferentes dispositivos sanitarios y sociales de nuestra provincia, y cuantos organismos oficiales participan y colaboran con la Consejeria y el Sescam para hacer entre todos una excelente labor de servicio a la sociedad a la que nos debemos, y ello ha sido posible por los profesionales y personas que los dirigen, que han facilitado mi labor y han hecho muy grata mi estancia tanto en Ciudad Real como en Albacete.
Ha sido una experiencia muy gratificante y enriquecedora, en un momento apasionante para la sanidad, en la que se plantea
un nuevo paso hacia la mejora e innovación de la atención sanitaria, con una visión integral de la asistencia que nos ha llevado a la fusión de las gerencias de atención hospitalaria y de primaria, así como la imprescindible mejora en las relaciones y colaboraciones con la Universidad, todo ello con el objetivo de seguir progresando en la alta calidad en la prestación sanitaria de nuestros centros, combinándolo con la necesidad de realizar una gestión eficiente de los recursos, en un momento complejo y lleno de oportunidades como el que vivimos.
He sentido un fuerte liderazgo de los directores del Sescam, con un guion claro del camino a recorrer y una visión y definición de las líneas estratégicas necesarias a abordar para modernizar el Servicio de Salud, todas ellas imprescindibles.
La palabra GESTIÓN, escrita con mayúsculas, con rigor, con responsabilidad y con valentía, en estos tiempos difíciles, es un valor a resaltar, y agradezco a los profesionales de las dos Gerencias su labor, comprensión e implicación en su trabajo, para con los pacientes y sus familiares, así como su voluntad y consejos para seguir mejorando día a día. Y al Sescam y a la Consejería, la confianza que en mí depositaron y que me ha permitido vivir esta gran experiencia, que me ha enriquecido personal y profesionalmente.
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