El actual consejero de Sanidad de Asturias, Faustino Blanco, accedió a su cargo en
junio de 2012 tras unas elecciones autonómicas anticipadas en las que el PSOE sustituyó en el Gobierno del Principado al partido Foro Asturias presidido por Francisco Álvarez-Cascos.
En el equipo de Gobierno inicial del señor Blanco había una
representación significativa de directivos procedentes de la sanidad andaluza: Enrique González, director general de Innovación sanitaria había sido viceconsejero de Salud en Andalucía. La gerente del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa), Celia Gómez, y el director de Servicios Sanitarios del mismo organismo, Aquilino Alonso, también procedían de Andalucía.
Los primeros meses del nuevo Gobierno vinieron marcados por una
intensa huelga sanitaria generada al pretender aprovechar la normativa nacional sobre la ampliación de jornada para realizar un cambio radical de todas las condiciones laborales de los profesionales sanitarios,
atacando especialmente a los médicos. La excesiva duración de la huelga, tres meses, fue motivada por la negativa al diálogo con el Sindicato Médico (Simpa) por parte del consejero de Sanidad quien
prohibió que el Sespa mantuviera negociaciones con los profesionales.
La huelga concluyó en el mes de enero de 2013 con un acuerdo de compromiso, la aceptación por parte de la Consejería de las peticiones más significativas de los profesionales y un
calamitoso estado de las listas de espera. Fue un final de huelga con
cierre en falso en el que la Consejería intentaba incumplir los acuerdos pactados y someter a los profesionales en lugar de dialogar o contar con ellos.
Hoy el conflicto permanece larvado y el malestar de los profesionales sanitarios es evidente.
En el ultimo trimestre de 2013 y enero de 2014 se fue produciendo un
goteo de dimisiones de altos cargos directivos: el director general de Innovación Sanitaria, el director de Servicios Sanitarios del Sespa y la directora económico-financiera del Sespa. Sorpresivamente en enero fue cesada la gerente del Sespa, Celia Gómez, con lo que de esta manera
desaparecían del equipo directivo las personas procedentes de Andalucía.
El cese de Celia Gómez fue acogido con desagrado en el PSOE nacional y motivó una crítica de Elena Valenciano. El propio presidente del Gobierno asturiano dejó ver su malestar retrasando más de una semana el cese oficial de la gerente. En el Parlamento regional,
la portavoz del PSOE guardó un llamativo silencio ante las críticas de la oposición por la falta de justificación del cese.
La causa del inesperado cese de Celia Gómez fue justificado por el consejero Blanco en el
deseo de sustituir a una persona de perfil político por otra de perfil técnico, Tácito Suárez. Una justificación difícil de creer porque el nuevo gerente del Sespa había sido hasta ese momento el jefe de Gabinete del consejero, y por tanto, con un perfil político muy superior al de la cesada.
Se especula sobre si las dificultades para la apertura del nuevo Hospital Universitario de Asturias (HUCA) , tras 4 inauguraciones, está en el fondo de estos ceses y dimisiones. La inauguración del nuevo hospital es el
proyecto estrella de la Consejería de Sanidad y, si se retrasara, supondría un fracaso para el consejero, que terminaría la legislatura sin nada positivo que enseñar. Desde el Sespa se advertía que la plena puesta en funcionamiento del hospital era imposible en el nuevo plazo previsto: verano u otoño de este año 2014.
Al margen de lo que ocurra con el nuevo hospital continúa siendo un motivo de preocupación el estado de las listas de espera. Desde el Gobierno de Asturias se afirma que sus cifras son la mejores de España pero no es menos cierto que son
las más abultadas desde que se produjeron las transferencias sanitarias y que son
pésimas si se comparan con las heredadas del Gobierno de Foro, en cuyos 6 últimos meses de mandato se había conseguido que no hubiera ningún paciente en Lista de Espera Quirúrgica con demora superior a 180 días.
En su primera comparecencia pública el nuevo gerente del Sespa propuso como solución para las desbocadas listas de espera que “los quirófanos empezaran a funcionar antes y terminaran más tarde”, una
crítica velada a una supuesta falta de productividad de los médicos. La respuesta del Simpa fue inmediata y en su página web amenazan con un nuevo conflicto.
Igualmente amenazan con hacer públicos los datos reales de Lista de Espera que anuncian que serán escandalosos. El conflicto con los profesionales se hace cada vez más evidente .
La Consejería de Sanidad asturiana tiene demasiados frentes abiertos y su máximo responsable, con un carácter bronco y actitudes despóticas, con un equipo directivo en descomposición, no parece ser la persona más adecuada para resolverlos. En una situación tan difícil es imprescindible contar con la colaboración de los profesionales y tener una capacidad de diálogo de la que carece.
A estas alturas de la legislatura, el señor Blanco se juega toda su gestión a la puesta en marcha del nuevo hospital universitario; si no lograra cumplir los plazos, pasaría a la historia de la sanidad asturiana como su peor consejero.
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