19, 33 Y 102. Cristina tiene estas tres cifras metidas en la cabeza. Es el número de orden que tenían en la anterior convocatoria los
médicos internos residentes (MIR) que escogieron la plaza que ella quiere:
Cardiología en el
Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid). “No es sano tener el objetivo de estar entre los 100 primeros”. Ella intenta quitarse presión, por eso prefiere no desvelar sus apellidos.
No obstante, afirma que sí se puede tener el propósito de sacar menos de un 1.000: “Voy a por
Cardiología en Madrid. Es una de las preferidas todos los años, pero también depende de la moda”. Es decir, lo que elige el primero influye a los demás: “Hay gente que no sabe qué
especialidad escoger y se contagia de las preferencias de los primeros. A no ser, claro está, que el número uno coja algo inusual, como
Microbiología, por ejemplo”.
DESCANSO DOMINICAL
Para conseguir su objetivo, Cristina estudia desde las 9.00 hasta las 14.30 y desde las 16.00 hasta… hasta que acaba: “En la primera vuelta (de junio a noviembre) estudiaba ocho horas diarias; en la segunda (de noviembre a enero), entre 9 y 10; en la última, todas las horas que pueda echar”. Así lo hará hasta el próximo
10 de febrero, día en el que se presentará al
examen MIR en la
Universidad Complutense de Madrid.
dESPUÉS DEL EXAMEN...
“Me voy un mes a Camerún de voluntariado con una ONG. He querido hacerlo desde que empecé la carrera, pero, por unas cosas u otras, no he podido. Esta era mi última oportunidad porque no voy a volver a tener tres meses de vacaciones. Vamos a hacer un cribado para una campaña de cirugía que se desarrollará después. Iremos por pueblos seleccionando a pacientes para intervenciones sencillas”, comenta Cristina.
Esa es su rutina de lunes a sábado, reservando algún rato libre para ver series o hacer ejercicio: “El deporte aporta bastante
salud mental”. Los
domingos no ha estudiado nunca; los aprovecha para salir, preferiblemente con amigos que también están preparando el MIR: “Es peor ver a gente que no está en esta situación porque siempre te preguntan cómo lo llevas. Entre nosotros nos entendemos y sabemos que
hay temas que es mejor no tocar”.
Sin embargo, considera que la preparación para esta prueba no es la etapa más dura de estudio que ha tenido en su vida: “El MIR exige
más constancia, pero la dificultad me ha parecido mayor en la carrera. En época de exámenes estudiaba
12 horas diarias; eso no lo he hecho nunca para el MIR”. Todo el tiempo invertido en la
Facultad de Medicina de la
Universidad Autónoma de Madrid ha sido realmente fructífero: ha sacado
matrícula de honor en la mitad de créditos de cada curso y su
baremo es de tres (
sobresaliente). “Si tuviera que darle un consejo a alguien que todavía está en la carrera, sería que aproveche las
prácticas y estudie porque, aunque el baremo no cuenta mucho de cara al MIR, tener una buena base es una
ventaja muy importante”.
TODO USADO
Cristina afronta el examen MIR sin miedo: “Soy una persona muy tranquila. La
autoconfianza también da puntos”. Cree recordar que un día soñó que llegaba tarde a la prueba, pero no ha tenido
pesadillas con quedarse en blanco. Nada de estampitas ni
supersticiones. Todavía no tiene preparada la mochila, pero tiene claro que no llevará “nada que no haya utilizado ya en un
simulacro”.
Respecto al tentempié para no desfallecer durante las
cinco horas que dura el examen, ha ido probando con varios alimentos durante los simulacros, con la idea de comprobar si pueden ser molestos para los demás. Tras los ensayos, previsiblemente, su
menú estará compuesto de tortitas de arroz –“no hacen mucho ruido y no huelen”– y agua.
Cada aspirante decide qué lleva al examen MIR (en la imagen, el de 2017). Lo que se recomienda es probar en los simulacros y no innovar ese día.
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Tampoco teme a ninguna materia susceptible de caer en el examen: “En general,
el MIR se repite bastante, no suele haber muchas sorpresas. Quien lo hace siempre piensa que ha sido rarísimo, pero, en realidad, todos son iguales”. Eso sí, puestos a pedir, le encantaría que entrasen muchísimas preguntas de
Cardiología y pocas de
Infecciosas.
Para terminar, un deseo: “
Que no sea muy fácil porque eso es lo que pasó el año pasado. La gente estaba muy apretada en la curva de Gauss y una pequeñísima diferencia te subía o te bajaba muchísimos puestos”.
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