La llegada del verano trae cada año un notable cambio en el panorama de la sanidad española. En estos meses, la figura del suplente adquiere un
valor especialmente importante: el suplente. Hospitales y centros de salud se llenan de profesionales eventuales cuya labor resulta fundamental para el mantenimiento de los estándares de calidad asistencial del Sistema Nacional de Salud (SNS). Su trabajo, sin embargo, se encuentra en ocasiones con una serie de situaciones que se repiten una y otra vez y ante las que, cada vez más, se levanta la voz. Estas son las quejas más comunes entre los sustitutos de la sanidad española.
LA ETIQUETA DE 'NOVATO'
Integrarse dentro de un equipo que ya está en funcionamiento nunca es fácil, de ahí que los sanitarios encargados de cubrir las vacaciones de otros compañeros reclamen ayuda de cara a acelerar al máximo dicho proceso. En ocasiones, y debido en gran parte a la carga de trabajo, esta ayuda no llega y se produce el fenómeno del 'novato' o el 'nuevo'. "Ambos conceptos, en demasiadas ocasiones, son peyorativos y se lanzan hacia esa persona con cuasi desconfianza y no menos dosis de desprecio", asegura en una entrada de su blog la enfermera
Lola Montalvo, que describe la llegada de la siguente manera: "
se me recibió con desconfianza, mirándome de arriba a abajo, como si mi aspecto y mi imagen exterior diera una idea de lo que yo era o no capaz, dándome en ocasiones tareas... como el que le da unas perras a un pobre en la puerta de una iglesia".
EL COMODÍN
El verano es uno de los momentos 'cumbre' para encontrar un empleo para aquellos profesionales que sufren el
exceso de temporalidad que aún se da en la sanidad. Durante estos meses muchos los empleados que intentar 'meter la cabeza' dentro del sistema o ser tenidos en cuenta de cara a futuros procesos de selección.
Para ello una buena disposición resulta muy importante, pero en ocasiones se se produce
otro de los fenómenos que producen más quejas entre los sustitutos: el de convertirse en el comodín. "Cuando quieres dar buena imagen, negarse a cubrir una incidencia es mucho más difícil, porque tienes el miedo de que no vuelvan a llamarte", afirma Noelia, enfermera que ha preferido utilizar un nombre ficticio.
La queja de Noelia es una de las más repetidas entre los sustitutos, cansados de que el hecho de ser los recién llegados los convierta, automáticamente en
'apagafuegos' por excelencia. "Si hay un marrón, las fijas son la última opción", asegura.
'quemados sin tomar el sol'
Durante el periodo estival, las guardias en los centros de salud y en los hospitales se hacen mucho más intensas y agotadoras ya que, por lo habitual, se reduce el número de efectivos, se cierran camas y en algunas zonas (como las rurales) no se cubren todas las vacaciones. Una explosiva mezcla que provoca que este colectivo sea uno de los más vulnerables ante el ‘burnout’, o lo que es lo mismo, estar quemado en el trabajo.
Tanta es la incidencia que, solo en España, entre un 14,6 y un 20 por ciento de los trabajadores que ejercen en este sector presentan síntomas de ansiedad; y entre un 4 y un 7 por ciento, depresión, según el último informe publicado en ‘Anales de Psicología’ al respecto. Si se analiza por tramos de edad, los especialistas que registran una mayor prevalencia de trastornos psicológicos (inclusido el suicidio) se sitúan entre los 45 y los 64 años de edad, tal y como analiza el estudio norteamericano ‘Depression and suicide’.
PRECARIEDAD
A los problemas asistenciales hay que sumar, los que tienen que ver con un aspecto que se acentúa en verano: la
precariedad de los contratos. Y es que durante esta etapa del año es aún más común de lo habitual encontrar
sanitarios con empleos de menos de tres meses de duración.
Así lo ponía de manifiesto Carmen, también enfermera, en un reportaje publicado por LA REVISTA de Redacción Médica el pasado 9 de septiembre. "
Empecé antes que otros porque este año han obligado a la gente a cogerse vacaciones en junio. A mí en vez de hacerme un contrato continuo, me hacen dos, con sus dos finiquitos", aseguraba.
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