Tanto nadar para morir en la orilla. Esa es la sensación de quienes, tras largos meses de preparación para acceder a una plaza de formación sanitaria especializada, ven truncada su aspiración, incluso disponiendo de un número de orden suficiente para convertirse en residente. El motivo radica en el derecho previo de conformidad, que hace que los centros de salud privados sean quienes tienen la última palabra para decidir si el candidato cuenta o no con las habilidades necesarias para formar parte de su equipo de futuros especialistas. El proceso, considerado arbitrario por algunos profesionales, ha generado un descontento que ha llegado incluso a los tribunales.
Uno de los casos más recientes es el de María Teresa Quijada. La aspirante a uno de los cupos de los Psicólogos Internos Residentes (PIR) en la convocatoria 2015-2016 logró conquistar la plaza 120 de las 129 ofertadas, pero aun así ha tenido que postergar su sueño de convertirse en residente. La candidata, que optaba a la última plaza fuera del cupo de discapacidad, requería del visto bueno de la Clínica Universidad de Navarra, pero a los pocos días de su entrevista con el centro privado recibió un correo electrónico que decía que “finalizado el proceso de selección de candidatos a residentes en nuestra clínica, lamentamos comunicarle que no ha sido seleccionado para la plaza de Psicología Clínica”.
María Teresa Quijada, aspirante a la especialidad en el PIR.
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Quijada, descontenta con la negativa, interpuso ante el Ministerio de Sanidad
un recurso para conocer cuáles fueron los parámetros aplicados durante la entrevista y dónde había fallado. Sin embargo, la respuesta recibida no ha sido capaz de resolver sus dudas.
La coordinadora de Recursos del Ministerio de Sanidad, Margarita Gonzalo Ugarte, sólo le aclaró que “en virtud de las normas aplicables, los centros privados que pueden prestar conformidad previa a sus aspirantes, deben cumplir una serie de requisitos, pero en ningún caso la administración tiene competencia para imponer ni hacer públicos los criterios internos de selección que aplique cada uno de ellos para dar la conformidad previa a los estudiantes”.
La aspirante al PIR, quien asegura que desconocía los requisitos a los que estaba siendo evaluada en la entrevista, ha llevado su petición a los tribunales. Específicamente, ha recurrido a los juzgados con el objetivo de lograr dos metas: la primera, lograr una resolución donde se “proceda a la asignación de destino como corresponde por el número de orden obtenido, pudiendo ser tanto en sector privado como público”; y en segundo, que se informen “los criterios de conformidad aplicados o los que deberían haber sido aplicados por el centro privado, que no se establecen en la convocatoria”.
Transparencia al residente
La Clínica Universidad de Navarra, centro con mayor número de este tipo de plazas, ha asegurado que no existe opacidad en el proceso de selección. “Somos transparentes con los candidatos que optan a nuestras especialidades, a quienes les explicamos cómo será el proceso de las entrevistas e, incluso, hacemos visitar todas las instalaciones”, apunta Loreto García, coordinadora del proceso de selección de residentes, a LA REVISTA de Redacción Médica.
“Cada año explicamos que los candidatos tendrán, al menos, dos entrevistas. Una con el departamento de la especialidad de su preferencia y otra con un equipo conformado por miembros de diversos departamentos, donde le permitimos que conozca el centro y que puedan visitar otras especialidades que, quizá, sean de su interés”, apunta García. En los dos casos, apunta que los aspectos a valorar son “evidentemente el número de orden que ha obtenido, pero también su actitud, interés por la investigación y proactividad”.
La sede de la Clínica Universidad de Navarra.
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Una vez realizadas las entrevistas necesarias, cada departamento de especialidad es el encargado de realizar un ranking con los candidatos predilectos para ocupar los cupos que se oferten en la convocatoria. “Buscamos ser lo más sinceros posibles, llamándoles y diciéndoles cuántas personas tienen por delante en la plaza solicitada. Por eso también les pedimos que nos digan abiertamente si están o no interesados en la vacante”, precisa la coordinadora.
Para García el problema radica en que “se considera que hay mucha opacidad porque se desconoce el proceso. Hacemos esfuerzos para explicar cómo seleccionamos a nuestros residentes, pero cada año tenemos que empezar de cero y volver a informar sobre cómo se escogen las plazas con derecho previo de conformidad”. Una labor que, según afirma, han vuelto a realizar durante la presente convocatoria para promover las 41 plazas que ofertan en formación sanitaria especializada.
La coordinadora ha puntualizado que “en el caso de los PIR este año, tal y como discurrió la adjudicación de plazas, la candidata con número de orden 120 no podía acceder a la plaza de la Clínica de acuerdo con la normativa del BOE. La Clínica puede dar la conformidad a cualquier candidato antes de que se asigne la última plaza pública. Como no hubo ninguna renuncia previa ni hubo ningún candidato con discapacidad entre el 1 y el 119, la última plaza pública adjudicada fue al número de orden 119, con lo que la Clínica no podía ser escogida después".
Más allá del PIR
Las plazas sujetas al derecho previo de conformidad no solo afectan al PIR. Durante la convocatoria 2015-2016, la misma en la que se presentó Quijada, el 0,74 por ciento de los cupos para médicos estaba incluido en esta fórmula. Es decir, 45 de los 6.098 cupos ofertados en el MIR pedían el visto bueno de una de las cuatro instituciones privadas que cuentan con esta particularidad, dejando a las 27 plazas privadas restantes de libre acceso (así como ocurre en la pública).
En este sentido, los aspirantes deben tomar en consideración que este tipo de plazas sólo pueden ser adjudicadas cuando se haya otorgado la conformidad por parte del centro privado vía electrónica, siendo un requisito imprescindible. Además, desde el Ministerio de Sanidad se recuerda que se podrán adjudicar plazas en centros privados con derecho a prestar conformidad siempre que no se hayan agotado aquellas del sector público para la especialidad que se solicite. Una decisión que estuvo cerca de cambiar en el proceso de diseño de la troncalidad.
Un ‘bypass’ a la formación
La nueva estructura de la formación sanitaria especializada estuvo cerca de cambiar la fórmula de estos cupos. En concreto, se presentó una propuesta que facilitaba el acceso a los centros privados de los candidatos que, por su número de orden, siquiera podrían entrar en la especialidad misma. Así lo indicaba el borrador del Real Decreto por el que se regulan los registros públicos de profesionales de los Consejos Generales de los Colegios Oficiales de las Profesiones Sanitarias, aún a la espera de la aprobación del Consejo de Ministros.
Beatriz Atienza, vicepresidenta del CEEM.
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En este sentido, se suavizaban los requisitos para acceder a una especialidad en un centro privado, debido a que deja de exigir un número igual o menor al total de plazas de la especialidad para pasar al número de orden por titulación. Por ejemplo, si antes un estudiante debía estar entre los primeros 400 MIR para acceder a una plaza en Dermatología, con el cambio de la normativa, podría acceder a la plaza incluso estando entre los 1.000 o 2.000 primeros candidatos. Una política que, al conocerse, generó el rechazo de los estudiantes de Medicina, quienes lo consideraban “un ‘bypass o desvío del modelo de formación establecido en España”.
“De aprobarse dicha medida, los estudiantes que optan para una plaza con derecho de conformidad previa podrán estar muy por debajo del orden de la especialidad, pero acceder sin ningún inconveniente a una plaza de una especialidad en un hospital privado en cualquier parte de España”, apunta Beatriz Atienza, vicepresidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM).
Ante la presión ejercida sobre la medida, desde Sanidad se decidió rechazar el cambio y mantener el modelo actual, por el que solo se permitirá el acceso a la plaza privada siempre que no se hayan agotado aquellas del sector público para la especialidad que se solicite. Una decisión que ha sido aplaudido por el CEEM, a la espera de que el Consejo de Ministros apruebe el Real Decreto.
Un millar de solicitudes
Los centros privados pueden escoger a la carta. Para las 45 plazas ofertadas en cuatro instituciones (Clínica Universidad de Navarra, Clínica Oftalmológica Barraquer, Hospital Universitario Quirónsalud Dexeus de Barcelona, y Cetir Centro Médico) hay más de 1.000 peticiones registradas en cada convocatoria. De ahí que se usen las entrevistas personales para garantizar que el futuro residente cumple con el perfil solicitado por el centro, así como que se adapte a sus exigencias particulares. Por eso, la aprobación o no del derecho previo de conformidad no dependerá de su número de orden, sino de que esté en línea con las exigencias que tenga la organización en dicho momento.
Un nuevo intento
María Teresa Quijada, como otros residentes que han sido rechazados por la privada, se ha visto obligada a tener que presentarse de nuevo al PIR. Este año será una más entre los aspirantes que acudirán a la prueba de acceso a la especialidad, con la esperanza de verse convertida en residente. Sin embargo, considera que tendrá una desventaja con respecto al resto de profesionales. “Me presentaré sabiendo que optaré a una plaza menos de todas las que se ofertan, obligándome, por un año más, a estar entre las mejores, pero incluso superando mi marca personal para no volver a quedar limitada al cupo con derecho previo de conformidad”.
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