Un futuro residente de Medicina accede a las instalaciones del Ministerio de Sanidad. Ansioso, ocupa su puesto y espera que su número de orden sea suficiente para optar a la especialidad y hospital anhelado. En la pantalla van apareciendo las elecciones de los candidatos y sus oportunidades aumentan o disminuyen con el paso del tiempo. En su mano está el listado de centros donde quiere formarse, esos que ha elegido minuciosamente al contemplar diversos aspectos, como el número de patologías que atienden, su locación y el ambiente de trabajo. Una baraja de aspectos entre los que no ha podido dejar de pensar en dos puntos cruciales: el prestigio del hospital y la remuneración que recibirá durante los próximos años.
En la convocatoria 2014-2015 del MIR, más del 80 por ciento de las plazas del Hospital 12 de octubre (Madrid), La Fe (Valencia) y Gregorio Marañón (Madrid) se habían agotado durante los tres primeros días de asignación de plaza, lo que puso en evidencia la gran aceptación que tenían entre los nuevos residentes. De cerca les seguían otros como La Paz (Madrid), Hospital de Cruces (Vizcaya) y Clínic (Barcelona). Todos ellos cuentan con una gran reputación nacional e internacional, lo que les otorga un punto a favor para ser elegidos.
Carlos Mur de Viu, gerente del Hospital de Fuenlabrada, considera que, en el momento de elegir, la balanza suele inclinarse hacia el prestigio de las instituciones antes que por los beneficios económicos. En este sentido, afirma que un centro destacado conlleva en su ADN otros aspectos fundamentales como son la oportunidad de investigar y aumentar las probabilidades de participar en publicaciones.
A estos factores suma otros tres que, asegura, son valorados por la mayoría de los futuros residentes. “Lo primero es la cercanía geográfica al hogar o encontrar una zona que esté bien comunicada para estar en contacto directo con sus familiares. El segundo radica en el buen ambiente de trabajo y relación entre los compañeros, algo que preguntan con frecuencia. Finalmente, suelen pesar las posibilidades de, una vez terminado el MIR, permanecer trabajando en el hospital. “Las salidas laborales son clave”, puntualiza.
Aunque no considera que los salarios sean un factor decisivo, “porque no hay muchas diferencias autonómicas”, sí ha percibido “un mayor interés económico en los últimos 10 años”. De esta manera, adelanta que existen quienes incluso preguntan cuánto ganan los especialistas del centro para hacerse a la idea de su futuro en el caso de permanecer en la plantilla. Sin embargo, no es un factor que destacaría, ya que “hay muchas dudas al inicio, incluso llegando a preguntar, antes de comenzar, cuándo podrían cogerse sus primeras vacaciones”, recuerda.
Comparativa del salario de un R1 con guardias en España.
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Ganar más que conocimiento
Los MIR también se preocupan por su bolsillo. Según los datos de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), el salario de un R1 oscila entre los 11.909 y los 13.548 euros anuales (sin guardias) entre las autonomías, cantidad que asciende a los 21.270 euros en el caso de Ceuta y Melilla. En este sentido, las comunidades con la tasa salarial más baja se concentran en Asturias, Castilla-La Mancha, Madrid y La Rioja, al contrario de Canarias (13.548 euros), País Vasco (13.281) y Murcia (12.854), quienes se posicionan en la parte alta de la tabla.
Las condiciones laborales mejoran al incorporar las guardias. Los datos indican que, en el caso de un R1, la autonomía que peor paga sería Madrid, con 19.089 euros anuales, seguido de Andalucía (19.339 euros), Castilla y León (19.432 euros) y Canarias (19.482 euros). Al contrario, las remuneraciones son más atractivas en Baleares, donde suman una media de 20.810 euros anuales, cifra que superan Castilla-La Mancha (20.968 euros), País Vasco (22.492 euros) y Navarra (23.199 euros).
El decano de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Antonio Vargas, considera que la elección del residente no tiene vinculación directa con la remuneración ofrecida por el centro. “Las diferencias entre los hospitales es mínima, las guardias son las que, realmente, definen un mayor o menor salario dentro de las áreas de formación sanitaria especializada”, ha explicado. En esta línea, afirma que hay otros aspectos que tienen un mayor peso.
Para Vargas, la reputación del hospital es una de las características fundamentales, pero no descarta la valoración de otros aspectos como la realidad propia del servicio, dando una especial importancia al número de pacientes que recibe y tipo de patologías en los que destacan, así como las oportunidades para acceder a la investigación, crear una tesis doctoral o el ambiente de trabajo. “La geografía es otro aspecto que no se puede pasar por alto, ya que muchos de los MIR prefieren escoger un centro por la proximidad a su casa, indiferentemente del prestigio, remuneración o tamaño”, puntualiza.
GANAR CUATRO VECES MENOS QUE UN BELGA
Un informe de la Federación Europea de Médicos Asalariados revela la gran diferencia salarial del MIR español en comparación con sus compañeros europeos. Un residente cobra en España unos entre 14.000 y 19.000 euros brutos anuales, la cuarta parte de un belga, tres veces menos que un danés o la mitad que un sueco o francés. En concreto, un belga estaría en los 231.000 euros brutos anuales, un danés en 186.000, un italiano en 140.000, un británico en 136.000 y un holandés en 124.600. A corta distancia están los sueldos en Finlandia (114.380), Francia (110.458), Suecia (108.300), Alemania (104.500), Austria (89.500) e Irlanda (88.732).
Una decisión con vistas al futuro
“No son muchos los casos de residentes que escojan una plaza en Murcia, por poner un ejemplo, solo porque la autonomía ofrece unas remuneraciones más elevadas que en otras localidades”, apunta el vicepresidente de Asuntos Formativos del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), Alejandro Callizo. Al contrario, “sí parece que los centros punteros en una especialidad determinada puedan favorecer la decisión de viajar a otras comunidades”.
Con el prestigio inclinando la balanza hacia un lado, Callizo considera que el candidato al MIR valora, además de aspectos vinculados con la proximidad geográfica a su hogar o núcleo familiar, “las expectativas de crecimiento personal y profesional que le puede aportar el hospital escogido para formarse durante los próximos años”. De ahí que haya una visión a futuro más que cortoplacista, generando que los ingresos monetarios que se percibirán durante su residencia sean un aspecto secundario.
Con toda esta información en la mente, un nuevo MIR entrará al salón del Ministerio de Sanidad desde el 10 de abril. Su futuro profesional se decidirá a través de un número de orden que, como llave, favorecerá a su ingreso a la formación sanitaria especializada. En su mano, un papel donde se resumen las especialidades y centros de su preferencia, esos que ha escogido durante semanas en la búsqueda minuciosa de los pros y los contras. Conoce el prestigio y la reputación de cada uno de los hospitales, pero también su ubicación, ambiente de trabajo y opciones de investigación. La elección será fundamental y el pulso no le puede temblar cuando, en medio del resto de sus compañeros, le toque decir: yo me especializaré en…
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