La Revista

Así se vive el verano en un hospital ‘playero’

El aluvión de turistas que llegan a la costa española satura los servicios de Urgencias de los centros hospitalarios


05 ago 2017. 20.00H
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POR NACHO CORTÉS
Sol, playa, noches de terraza, algún que otro concierto y, de vez en cuando, cae una visita al médico. Con la llegada del verano, los municipios costeros españoles multiplican su población. Es momento de vacaciones y los profesionales médicos que atienden en los hospitales de estas zonas turísticas tan concurridas también tienen su momento de relax. Por ello, el personal que atiende en los servicios sanitarios se queda corto lo que conlleva a una mayor presión asistencial e incluso a la saturación en algunos centros debido al aumento de las urgencias.

Veraneantes y turistas revolucionan las consultas, tornando los meses estivales en momentos de escasa calma y tranquilidad para los sanitarios que trabajan. Pero a la pregunta ‘¿cómo es el verano en un hospital costero?’, el médico del Servicio de Urgencias del Hospital de Formentera, Pedro Galli, responde que “es muy intenso debido a la afluencia de visitantes que recibe la isla”.

El día a día no es igual, apenas tienen tiempo para descansar o refrescarse  y la gente que se atiende es muy diversa, de diferentes puntos de la geografía española o incluso de otros países. Por eso mismo, para Omar Ben Yessef, facultativo en el mismo centro, es difícil ser médico en verano ya que “tienes que entender exactamente qué espera cada paciente de uno, siendo muchas veces desconocidos, por lo que requiere que te esfuerces mucho en la empatía con el paciente”.

Carga de trabajo

Traumatismos, picaduras de insectos, quemaduras solares y alguna que otra indigestión son resultados de excesos y de las rutinas veraniegas. Forman parte de la experiencia del turista y lleva a visitas casi obligadas al Servicio de Urgencias de los hospitales.

“Es un goteo constante de solicitudes de atención las 24 horas del día. A eso hay que agregarles los horarios pico, que saturan nuestra capacidad de carga de trabajo”, asegura Ben Yessef. A lo que su compañero Pedro Galli añade que “entre julio y agosto se pueden hacer perfectamente 200 horas mensuales”.

Pedro Galli, médico del Servicio de Urgencias del Hospital de Formentera

Desde el Hospital de Formentera apuntan que “las consultas más habituales son casi siempre de carácter banal, basadas en enfermedades conocidas y que fueron estudiadas o incluso interconsultadas a especialistas. Existen también muchos controles de salud de patologías vistas ya en urgencias, pero se vuelve a elegir el Servicio de Urgencias para su control evolutivo”.

Si continuamos este paseo por los centros hospitalarios del Mediterráneo, en otro enclave turístico como Gandía (Valencia) nos encontramos con una situación muy parecida. En cifras, el Hospital Francesc de Borja de Gandía habla de entre un 20% y un 30% más de asistencias sanitarias de lo habitual. Y esto se refleja en el desarrollo de la jornada laboral de los facultativos. “Tanto si tengo un turno normal como si es una guardia, no paro”, afirma Alfred Mengual, médico adjunto de Urgencias de este centro hospitalario.

Los planes de refuerzo en los hospitales no contentan en muchos casos la saturación veraniega por el aluvión de turistas. En el caso de Formentera, se suelen superar las cien consultas al día, como mínimo, para dos médicos de 24 horas, y un médico de 12 horas que refuerzan y apoyan al resto del personal. En este sentido, Ben Yesseff remarca que “las instalaciones se van quedando pequeñas y serían necesarios más recursos tanto en materia de personal como de material”.

En Almería, Mª Angeles Rojo, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria de la Unidad de Gestión Clínica de Urgencias del Hospital Torrecárdenas, sigue esta corriente de opinión y además destaca el ‘efecto sorpresa’ que se da en verano. “Nunca sabes con qué tipo de pacientes te vas a encontrar ni tienes un número límite de pacientes en tu consulta”, apunta Rojo.
DON DE LENGUAS
La gran cantidad de extranjeros que llegan a la costa española con el fin de disfrutar de sus vacaciones ha llevado a que en centros como el Hospital del Mar y el de Sant Pau en Barcelona hayan tenido que contratar traductores para ayudar a los pacientes extranjeros en los trámites administrativos. De esta manera, les asesoran en todos los procedimientos, ya que hasta España se acercan cada año millones de personas llegadas de distintas parte del mundo, con culturas e idiomas muy diferentes.


La sanidad catalana tampoco se salva de la avalancha de turistas. Los municipios costeros tienen que reforzar sus servicios sanitarios para hacer frente al volumen de pacientes que requerirán asistencia. Un total de 464 profesionales adicionales servirán para hacer frente a la gran cantidad de visitantes que reciben y que en algunos casos duplican o triplican la población de estos lugares. La localidad de Roses (Girona) llega a sextuplicar sus habitantes, pasando de las 20.000 personas a las 120.000 en los meses de verano.

Y es que España es un destino turístico que visitan millones de personas cada año a partir del mes de junio y hasta bien entrado septiembre. Los turistas vienen atraídos principalmente por las playas, su gastronomía y sus fiestas. Estos son los que copan el mayor porcentaje de asistencias.

Para sobrevivir a este periodo, entre los propios médicos se apoyan y se aconsejan, realizando el trabajo en equipo si cabe con mucho más esfuerzo que durante el resto del año. En este sentido, ante el esfuerzo y la presión por el estrés que se vive en estos centros hospitalarios los sanitarios deben mantener el equilibrio emocional, la amabilidad entre compañeros y sobre todo evitar que el pánico se extienda.

¿Quién ha dicho vacaciones?

“Trabajo, descanso y trabajo. Son los demás los que disfrutan de sus vacaciones”, resalta Galli. Apenas queda tiempo del día para disfrutar una vez terminada la jornada laboral. Así que en vez de dedicarse a otros quehaceres, Galli prefiere descansar para empezar a trabajar con fuerzas.

Tomarse el día con alegría es importante para hacerlo más llevadero. Mª Angeles Rojo se queja de que las noches de guardia “son peores”. “La gente sale más, se acuesta tarde y todo eso genera más visitas al médico por “intoxicaciones etílicas, accidentes, agresiones…”, apunta.

Ese ritmo incesante y la presión en los turnos de verano convierte a los hospitales más cercanos a la costa en un hervidero de personas provenientes de diferentes lugares del mundo. Así, para los profesionales médicos el descanso durante el verano no existe prácticamente ni cuando se pone el sol.

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