La Revista

¿Es la sanidad española 'de segunda' durante el verano?

Menos médicos, más listas de espera y mayor carga de trabajo resumen el periplo de los pacientes por el periodo estival

Las urgencias hospitalarias sufren mayor saturación en los meses de verano.

29 jul 2017. 20.00H
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POR LAURA DÍEZ
Como cada año, el verano llega con los mismos condicionantes a los hospitales y centros de salud de todo el territorio nacional. Plantillas ya de por sí mermadas que se quedan en cuadro por las vacaciones, dificultad para encontrar sustitutos o para contratarlos, camas cerradas, retrasos en las listas de espera y una carga de trabajo extra para los que se quedan. Son algunos de los inconvenientes que relatan a LA REVISTA de Redacción Médica los principales implicados y que, lejos de suavizarse, siguen enquistándose en la asistencia sanitaria un año más. Sin embargo, hay quien vislumbra algún gesto positivo, como el cierre de camas inferior al de años atrás o el presupuesto a disposición de los gerentes de hospital para ser utilizado si la situación se descontrola. Una situación que muchos tachan, un año más, de ‘calamitosa’.

El problema es especialmente complicado para los pacientes, que ven cómo se multiplican los tiempos de espera, se cierran servicios y en ocasiones se encuentran ante suplentes recién contratados a quienes les resulta complicado coger el ritmo e integrarse en el servicio donde debe trabajar estas semanas. 

Los tres meses de verano resultan más complicados si cabe para la Atención Primaria, una especialidad donde la ausencia de un compañero supone que su trabajo y carga de pacientes deba repartirse entre quienes se quedan, que ya cuentan con agendas que superan los 50 pacientes diarios. Las listas de espera para consulta aumentan, especialmente en aquellas zonas turísticas, de playa, o en las zonas rurales donde la gente se desplaza en vacaciones. “El problema es que en Primaria hay que dar una respuesta al paciente, y hay que dársela lo antes posible, porque si no la tiene del médico de cabecera lo siguiente que hará si no consigue cita con su médico en un tiempo prudencial es acudir a los servicios de Urgencia, que se ven saturados y que no están para atender cuestiones que no son urgentes”, explica Vicente Matas, vocal de Atención Primaria Urbana de la Organización Médica Colegial (OMC).

En su opinión, la asistencia sanitaria en verano está cada año peor porque las plantillas son muy escasas y están sobrepasadas, con jubilaciones que no se cubren en muchos sitios y con déficit de sustituciones estivales. “En los sitios turísticos, las costas, antes se contrataba personal de refuerzo, pero cada vez es más difícil encontrarlo. Por desgracia muchos de los médicos ante los contratos que les ofrecen aquí deciden marcharse. No se puede pretender contratar médicos para 15 días, uno o dos meses. Si se amplían las plantillas los que se forman no se irán a Francia, Alemania, Inglaterra o Finlandia si aquí se les ofrece un contrato de interinidad durante todo el año”, lamenta Matas.

Pacientes en los pasillos del servicio de Urgencias de un hospital. 

Desde su punto de vista, este año se enfrenta el verano “como siempre, un poco peor que otros años incluso porque la situación no se soluciona”.

COMUNIDADES DISTINTAS, MISMOS PROBLEMAS

En la misma línea se manifiestan desde la Federación de Sanidad y Servicios Sociosanitarios de Comisiones Obreras (FSS-CCOO), donde ponen como ejemplos tres comunidades autónomas con situaciones diferenciadas: Andalucía, una de las que más ve incrementada su población por ser destino turístico; la Comunidad de Madrid, donde la situación no varía demasiado en todo el año, y Castilla y León, más propensa a vaciar sus ciudades de población con destino a otros puntos de la geografía.

“La calidad asistencial se ve afectada porque la gente se va de vacaciones y no se suple a todos los que se van. De hecho, se cierran camas porque no tienen el personal suficiente para seguir con la dotación. Pero además se disminuye drásticamente el número de intervenciones quirúrgicas con el consiguiente aumento de las listas de espera. Se contrata de forma más residual que antes, cuando se contrataba mucho más personal para dar cobertura en los centros, y esto viene sobre todo dado por la reducción de camas”, declara Mariano Martín, de FSS-CCOO Madrid.

Como ejemplo de esto señala la unidad de Ictus de la Fundación Hospital Alcorcón, que tras ser cerrada, recibió las quejas sindicales y la orden del consejero de Sanidad madrileño de reabrirla y se han contratado 6 enfermeras y 6 auxiliares para poder garantizar la cobertura en esa unidad.

De manera algo diferente afrontan el verano los sanitarios en Castilla y León, donde como explica Salvador Escribano, también de FSS-CCOO, se vacían las principales ciudades, pero la población se desplaza a los núcleos rurales, sobre todo la gente mayor. “Se van a los pueblos la mayor parte, y en esas consultas no hay más sustituciones, si un médico se va de vacaciones le cubre el compañero de al lado. No es solo más trabajo por la población extra, sino porque además asumes tu cupo y el de al lado, y el de al lado en el medio rural no está en la misma localidad sino en adyacentes, pueblos pequeñitos, con demarcaciones asistenciales que pueden ser una localidad grande y 3 medianas. Son dificultades añadidas”, lamenta.

La calidad asistencial se ve afectada, no se suple a quienes se van de vacaciones y aumentan las listas de espera y la saturación de Urgencias


Existe además el problema de la reprogramación de consultas o de pruebas diagnósticas, motivada en el argumento de que la gente no acude porque se ha ido de vacaciones, algo que también se usa para explicar el cierre de camas. “Dicen que no hacen falta y que se suprimen o modifican algunas consultas porque la gente no quiere ir. Para nosotros es más un fallo de organización. A lo mejor te reprograman para una fecha nueva y no vas porque cuando te vuelven a llamar estás fuera, pero no porque la gente no quiera ir. Las vacaciones te piden que las solicites en mayo, no es lógico que en verano se reprogramen consultas o pruebas hasta 4 veces alargándolo ya a septiembre”, critica Escribano.

En el otro extremo de la balanza está Andalucía, con kilómetros de costa como reclamo turístico y que incrementa su población en estos meses en los lugares escogidos para veranear. Los datos de este año hablan del cierre del 11 por ciento de las camas y el 39 por ciento de los quirófanos en Almería; de 151 camas menos de un total de 983 –un 15,36 por ciento- en Huelva; de 120 camas cerradas y un 30 por ciento de descenso de la actividad quirúrgica en Granada o de 95 camas menos en Málaga capital. “Las no suplencias en verano claro que afectan, al conjunto de listas de espera sobre todo, porque la actividad quirúrgica en muchos casos ronda el 50 o 60 por ciento de la que normalmente se desarrolla el resto del año. Además, se cierran camas y los centros de salud funcionan en su mayoría sólo por las mañanas y con un pequeño servicio de urgencia por las tardes, de manera que los servicios de Urgencias de los hospitales se saturan principalmente por dos razones: no existe una total actividad de Atención Primaria y porque no existe actividad de consultas de especialidades. El paciente busca una solución a su problema y se va a Urgencias a que le vea el especialista de guardia, por lo que el servicio se colapsa, afectado además por el cierre de camas”, expone José Antonio Aparicio, responsable de negociación colectiva con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de CCOO en Andalucía.

El responsable sindical añade que lo mismo ocurre con las pruebas diagnósticas, que también caen porque no hay especialistas que las prescriban si no funcionan las consultas. Especialmente afectadas se ven las pruebas de alta tecnología, como resonancias magnéticas, Tac, Ecografías, etc., aunque admite que al menos este año Andalucía no está siendo noticia por el colapso de sus centros sanitarios.

Los médicos que no se marchan de vacaciones asumen su agenda de pacientes y la de los compañeros que no están.


LAS QUEJAS DE LOS PACIENTES

Además de los profesionales sanitarios, los principales afectados por el verano son los propios pacientes, que en muchas ocasiones acaban quejándose principalmente por las eternas demoras. “Los pacientes son muy pacientes y no se quejan todo lo que deberían, tendrían que quejarse más. Comprenden la situación y se hacen cargo. No se quieren quejar de su médico porque saben que no es él el problema”, comenta Vicente Matas.

Estas demoras excesivas suponen que, según Escribano, acaben valorando la opción de irse a la sanidad privada si tiene posibilidades, al menos para agilizar los trámites de consulta previa, derivación a especialistas o pruebas diagnósticas. “Luego si hay que operar, que lo haga la Seguridad Social, pero si puedo adelantar esto…  Si no tienen medios, no pueden hacer más. Llevamos años criticando que esta situación lo único que hace es empeorar la calidad asistencial, pero sólo buscan sacar pecho y lo conseguido y pretenden incrementar la cartera de servicios y de cuidados sin aumentar los recursos humanos. Cada vez hay más sobrecarga de trabajo”, reitera.

Las demoras afectan a todos los niveles de la asistencia sanitaria. Desde los días de espera para conseguir una cita médica, hasta el tiempo de espera ese mismo día hasta entrar en consulta por el aumento de pacientes, pasando por la espera en Urgencias hasta que se pueda subir a planta por la falta de camas. “Son muchas cosas que incomodan y que deterioran la imagen del servicio”, critica Aparicio.

leve cambio de tendencia
Pese a los motivos expuestos, algunos de los responsables sindicales consultados admiten que este año se ha producido una leve mejoría en cuanto al modo de afrontar el verano. En Madrid, por ejemplo, el consejero de Sanidad ha declarado que hay más de 300 camas en todos los hospitales de la Comunidad habilitadas por si hubiera necesidad de abrirlas, además de poner sobre la mesa un presupuesto extraordinario por si el Sermas tuviera que hacer uso de ellas. Para ello, se ha otorgado a los gerentes de los hospitales la potestad para poder contratar personal eventual que facilite la cobertura de esas camas. Eso se suma a la instrucción para que un paciente no pase más de 24 horas en Urgencias, de manera que también se podría ampliar la contratación de enfermeras o auxiliares con cargo a ese presupuesto extraordinario. “No tenemos los datos oficiales pero lo que nos llega de los centros es que se han cerrado camas pero no tanto como en años anteriores. Han aprendido que el cierre masivo suponía un aumento exponencial de las Urgencias y que la gente pasara muchas horas y hasta días esperando en Urgencias, con las correspondientes denuncias a Atención al Paciente”, declara Martín. 

También en Andalucía reconocen que hay cerca de un 20 por ciento más de contratación, aunque señalan que al margen de la voluntad política y económica para poder contratar, allí tienen una dificultad extra por el déficit de profesionales, que radica en que el número de plazas de MIR que se ofertan cada año para facultativos especialistas es insuficiente. “No es que el SAS haya hecho una inversión extraordinaria, es que ha vuelto a la senda de la sustitución de 2012. Pero reconocer que se ha mejorado algo que estaba muy mal no significa que se hayan alcanzado los niveles satisfactorios. Seguimos pensando que hay que garantizar que los centros de salud abran por la tarde con mayor dotación de personal, que las consultas de especialidades sigan funcionando a un nivel más alto, que las pruebas diagnósticas no se demoren por las vacaciones y que Andalucía, con una de las mayores tasas de paro de la UE y con tantos profesionales formados, puedan encontrar un puesto de trabajo más allá del periodo de vacaciones”, sentencia Aparicio. 


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