Las
enfermedades han acompañado desde siempre a la
humanidad. Por ello, desde épocas primitivas, los seres humanos se las han ingeniado para poder
luchar contra ellas. Sin embargo, no tenemos constancia de los 'tratamientos' que en etapas paleolíticas y neolíticas se llevaron a cabo para poder
curar las heridas, fracturas y afecciones del día a día.
A pesar de ello, la Paleopatología, disciplina científica que estudia las enfermedades sufridas en la
antigüedad, ha encontrado evidencias de "lesiones, fracturas o tumores en huesos y
restos de algunos animales", según ha explicado José Lázaro, profesor de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid a
Redacción Médica.
"Muchos de estos restos corresponden al
periodo Neolítico y, en su mayoría, se han encontrado en animales", ha apuntado Lázaro. Sin embargo, también hay evidencias en
seres humanos, aunque no son tan numerosos.
Egipto, Grecia y Mesopotamia
De épocas tan
arcaicas no se tienen registros de las técnicas que se aplicaban los seres humanos para sanarse y es necesario desplazarse hasta Egipto, cultura milenaria que se interesó mucho por la Medicina, para encontrar algunas de las primeras. Gracias a su avanzada
cultura, los egipcios registraron algunos de los métodos que utilizaban para sanar a sus ciudadanos. Por ejemplo, el
papiro Ebers, datado en el siglo XVI a.C., describe numerosas enfermedades que abarcan campos tan dispares como la Oftalmología o la Ginecología.
No solo los egipcios se interesaron por la
Medicina, del siglo VII a. C. datan un conjunto de
800 tablas de Mesopotamia que fueron descubiertas por un
explorador británico a mediados del siglo XIX y que describen como era la salud de los habitantes de esas regiones y qué tratamientos aplicaban los sanadores para intentar
curar a los ciudadanos. Asimismo, cabe destacar que en cuanto a representaciones gráficas, los
griegos dejaron un buen número de ellas, tal y como ha confirmado Lázaro.
Poco a poco, la Medicina fue
evolucionando. Primero se consiguieron
sanar heridas y afecciones superficiales y, con el tiempo, empezaron a aplicarse ungüentos y sustancias que podían paliar los efectos de determinadas enfermedades. Sin embargo, no fue hasta siglos después cuando se produjo el desarrollo de las técnicas que conocemos hoy en día.
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