Si hay algo que se necesita en un hospital, especialmente durante esta pandemia, es el
optimismo. Se trata de un
valor "básico y necesario", no solo en "
tiempos de Covid-19" sino durante toda la vida. Así es como lo define
Daniel Castillo, alguien que ha convertido este sentimiento en una herramienta más dentro de su trabajo como
profesional sanitario. No en vano, hace tan solo unos días, este supervisor de Hospitalización y Psiquiatría del Hospital de Torrevieja era nombrado
Capitán Optimista 2020.
Su forma de trabajar e involucrar a sus compañeros es lo que le han hecho merecedor de este premio, otorgado por la
Fundación Hospital Optimista, convirtiéndose en "un ejemplo de ese motor del cambio que viene desde dentro". Para Daniel es un "regalo y un honor poder recibir este reconocimiento" ya que "pone en valor todo el esfuerzo que día a día se realiza en hospitalización y la calidad humana de sus profesionales", explica a
Redacción Médica.
Desde hace años, este premio lleva el nombre de
Antonio Cepillo, primer facultativo en recibir la "capa" de capitán optimista y que fallecía en 2019. Como no podía ser de otra forma, esta edición ha estado marcada enormemente por el
Covid-19 y su efecto en el ámbito hospitalario. De hecho, el tercer premiado de este año es
Sergio Martínez Blanco, trabajador del SUMMA 112, y una de las muchas víctimas sanitarias que se llevaba por delante la pandemia en 2020.
¿Se puede ser
optimista en una época donde las "noticias negativas" han pasado a ser diarias? Daniel considera que sí. El secreto, explica, está en cambiar la
lente con la que mira esta pandemia. Dejar de verla como una "ola negra que crece, crece" y considerarla "un momento diferente en nuestras vidas que nos da
la oportunidad de cambiar". Las crisis, asegura, siempre suponen un cambio no necesariamente "negativo". Un 'click' que "hace que todo gire y toque reordenarlo".
"No sé lo que tendré mañana pero si estoy seguro que lo que tengo
ahora es lo mejor del día", manifiesta, poniendo en una misma balanza lo vivido y lo que queda por vivir. "No podemos estar buscando siempre que llegue ese día final, porque mientras tanto
el resto de los días se esfuman", advierte, convencido de que esta crisis también ha dejado muchas enseñanzas valiosas. "Nos ha empujado a
reinventarnos, a unirnos, a superarnos y a trabajar de la mano con nuestro compañero, a dejar pequeños detalles de lado y centrarnos en lo importante".
Atención, cuidado y respeto: claves en la atención al paciente
Como profesional, en estos momentos, considera necesario enforcarse en "la salud y en la superación" y transmitir esa
positividad y fuerza al paciente, con el
optimismo como bandera. Algo tan "primordial" que, bajo su punto de vista, debería ser una asignatura básica en la formación de todo profesional sanitario. Aporta además
3 ingredientes clave: la
atención, el cuidado y el respeto, tanto entre los profesionales del equipo como para los pacientes.
Estas características, además de la
profesionalidad y la humanidad, deben ser también la seña de identidad del
personal de hospitalización, opina, para trabajar "con los pacientes y para los pacientes". "El efecto que causa entrar a una habitación con energía, hablar transmitiendo confianza y seguridad, causa
mayor alivio que el analgésico que solicite en ese momento", asevera.
En su unidad, la
humanización en el cuidado de los enfermos y su familia siempre ha sido una prioridad. Prueba de ello son los ingresos "excepcionales" que realizan cuando el paciente en concreto es el cuidador de su pareja y esta se queda sola en el domicilio. En estos casos, su centro permite que
ingresen juntos y permanezcan en la misma habitación una vez adaptada.
Desde visitas de mascotas hasta bodas sorpresa en el hospital
Como esta, son muchas las iniciativas que el personal de hospitalización ha ido implementando en los últimos años. Desde
visitas de mascotas hasta gestos más sencillos como "ponerse su propio pijama" o trasladarles a un ambiente más íntimo para que puedan tener un
momento especial con su familia fuera de la habitación. "Tuvimos una paciente joven, con dos hijos pequeños que quería despedirse de sus hijos pero no quería que fuese en la habitación del hospital, así que nos pusimos en marcha para crearle un ambiente familiar y tranquilo", relata.
Y es que cuando se trata de mejorar la estancia de los pacientes, los enfermeros de este centro están dispuestos, incluso, a organizar unas
'Bodas de Oro' sorpresa, con capellán incluido. "Todo lo que sea necesario para que su proceso de recuperación sea lo mejor posible".
Esa libertad y valentía para tomar la iniciativa y realizar cambios en estos momentos tan concretos es lo que, según Daniel, marca la diferencia y hace sentirse orgulloso a un equipo como el suyo. Siempre con un objetivo en mente:
disminuir el estrés que se desarrolla durante la hospitalización y que marca un "paréntesis" en la vida del paciente. "De pronto te encuentras en una habitación extraña de la que entran y salen al menos 10 personas al día, dependes de tanta gente para poder estar bien que
te encuentras indefenso"
'Cuento de salud laboral'
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El
Covid-19 también ha supuesto un reto en cuando a la
organización asistencial, propiciando la creación de
nuevos circuitos y procedimientos, modificando las pautas de trabajo, la organización...Un auténtico
"tiovivo de emociones", en palabras de Daniel, que ha servido, en la parte positiva, para que afloren nuevos líderes y unir aún más al equipo.
Algo que confirman desde el servicio de prevención mancomunado de los
Hospitales Universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General Villalba. El
compañerismo de sus trabajadores, les ha convertido en protagonistas de
'La historia más optimista de 2020'. Un relato sobre la gratitud, la alegría y el optimismo vividos en tiempos de Covid-19. "Aunque las cosas estén muy mal, si trabajas en equipo las cosas salen, pero tienes que tener corazón", puntualiza Ámbar Deschamps como mánager del área y una de las organizadoras del proyecto.
En forma de cuento, los trabajadores de este servicio narran lo mucho que han crecido como equipo en esta crisis. "La pandemia nos ha unido como nunca antes.
Nos ha hecho familia",
Centrar sus esfuerzos en este proyecto también les ha ayudado a
enfrentar la adversidad en determinados momentos, cuenta Ámbar, al recordar lo duro que ha sido gestionar este servicio durante la crisis. No solo a nivel logístico, sino principalmente a nivel emocional al ver a
"pacientes que se van en un segundo y no da ni siquiera tiempo a transportarlos a una UCI". Nunca antes habían tenido que lidiar con el miedo, el estrés y la muerte de esta "manera".
No han querido, por tanto, desaprovechar ninguna ocasión que les permitiera recargarse de energía positiva como la
celebración de un cumpleaños, aunque "fuera con una tarta congelada y un regalo del supermercado porque era lo único que estaba abierto".
El optimismo como motor de cambio
Desde la
Fundación Hospital Optimista agradecen haberles hecho partícipes de estas y otras historias conmovedoras como las vivencias de superación de
sanitarios ovacionados por sus compañeros a la salida de la UCI, hospitales reconvertidos de la noche a la mañana para acoger a pacientes de covid, parejas ingresadas juntas para
poder luchar contra la enfermedad cogidos de la mano...
"La pandemia nos ha hecho familia a los sanitarios"
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A través de estos galardones, este organismo, busca poner en valor las buenas prácticas que contribuyen a la
mejora de la salud psicosocial de los sanitarios, lo que repercute directamente en la salud de los pacientes. Especialmente en momentos de crisis. "Nosotros pensamos que en momentos tan difíciles como el que nos está tocando vivir es cuando los
verdaderos optimistas dan la cara".
En un año en el que se ha puesto a prueba el sistema sanitario, los profesionales "han demostrado estar a la altura de las circunstancias e incluso por encima", lo cual, según la fundación, tiene mucho que ver "con la resiliencia y optimismo que poseen". Este último es "especialmente importante" dada su relación con personas en situación de vulnerabilidad. "Si los sanitarios enfocan su profesión desde el optimismo, tanto ellos como sus pacientes salen beneficiados", afirman.
Desde el organismo, destacan la humanización en la salud como uno de los "retos principales" para los gestores del SNS, después de que la rigurosidad técnica y científica hayan relegado a los "aspectos emocionales" durante muchos años. " Los pacientes son seres humanos que necesitan una mirada, unas palabras amables, una sonrisa, un gesto empático. Todo eso también ayuda a que se curen". A diferencia de las anteriores, en esta edición, la dotación económica de los premios ha sido destinada a la creación de una aplicación móvil de gratitud para los hospitales, atendiendo así a las solicitudes expresadas por sus trabajadores.
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