A sus 21 años,
Roberto Arrojo puede presumir de haber desarrollado un
algoritmo capaz de predecir el cáncer de mama con un 86 por ciento de acierto, "un porcentaje mayor que los
que consiguen los radiólogos, que rondan el 77 por ciento", en sus propias palabras. Este joven madrileño tiene un
cociente intelectual que oscila entre 138 y 142 (cerca de 32 puntos por encima de la inteligencia media) y su
interés por la Medicina surge a raiz de una relación amorosa pasada.
Ponencia de Roberto Arrojo, con 19 años, en el 'Digital Business World Congress'.
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"Con las
personas superdotadas ocurre dos cosas, o lo pillan a tiempo o te llaman vago. Yo soy del segundo grupo. Siempre fui el vago de la clase. Me aburría en el instituto.
Suspendí todas las asignaturas de Selectividad y me presenté a la segunda convocatoria, en septiembre. Estudié tres días antes y saqué un 6,5 de media", cuenta Arrojo a
Redacción Médica.
Al haberse presentado en la segunda convocatoria, sus opciones universitarias quedaron muy limitadas: "Empecé en
Ingeniería Agrónoma, pero duré tres días. Me pregunté, ¿qué diablos hago aquí? Lo cierto es que fue una época difícil, no sabía que era superdotado y estaba deprimido, apático. Me matriculé en la Universidad a Distancia (UNED) en el
Grado de Matemáticas, pero aguanté seis meses. Recuerdo que compré los libros y no los toqué".
'Mili' en Reino Unido
Fue tras esa experiencia cuando decidió pasar por su 'mili' particular y
viajar a Inglaterra para trabajar, lugar donde conoció a su expareja, quien le motivaría a
iniciar el proyecto del cáncer de mama. "Me fui a un pueblo de 90.000 habitantes, Felixstowe. Trabajaba para la misma agencia que mi exnovia. Allí nos conocimos y estuvimos juntos. Ella estudiaba Medicina y me entró curiosidad por el tema".
Tras su periplo en las islas británicas, Arrojo volvió a España y se matriculó en
Ingeniería Informática en la Universidad Politécnica de Madrid. "También me pareció que las clases eran lentas y aburridas. Algunas asignaturas me gustaban más. Les pedí
entrar en la parte de investigación, pero me pidieron experiencia y notas, algo que nunca había tenido. Mi ex se fue a Miami a hacer prácticas y me quedé solo, no tenía muchos amigos. El mismo día bebí por primera vez en mi vida y me fui a un
workshop sobre
inteligencia artificial.
Allí conocí a los dos compañeros con los que montaría la
start-up con la que desarrollamos el
modelo de predicción de cáncer de mama".
"Con las personas superdotadas ocurre dos cosas: o lo pillan a tiempo o te llaman vago"
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Ese día no fue, lo que se puede llamar, muy productivo. Pasaron la jornada riendo y haciendo bromas.
"Casi nos echan", confiesa. En aquellos tiempos, Arrojo decidió estudiar las
aplicaciones de la inteligencia artificial en el cáncer: "Acudí a muchos eventos, conocí a personas de grandes grupos hospitalarios y estudié mucho por mi cuenta. Estudié el
cáncer de mama y les propuse a los dos chicos con los que coincidí en el
workshop el proyecto de diseñar un
modelo para predecir esta patología".
Inversión millonaria de Microsoft e IBM
La capacidad de convicción de este joven logró que recibieran más de
200.000 euros de inversión por parte de
IBM y
Microsoft en cuestión de aparatos tecnológicos. Además, lograron acceder gracias a la
sanidad privada a una base de datos de 10.000 mamografías para almacenar los datos necesarios. Una vez finalizado el primer prototipo funcional, que conseguía un 86 por ciento de acierto, llego la hora de encontrar
inversores para su producción en masa y comercialización. Sin embargo, fue en este punto donde se estancó el proyecto.
Roberto Arrojo imparte una charla sobre inteligencia artificial.
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"Pasé por una pequeña depresión y
no sabía cómo manejarme con los inversores. Me sentí muy frustrado. Además mi exnovia pasaba por un mal momento también. Fue una situación que no supe llevar bien. Dormía fatal. Pasó el tiempo y se disolvió la
start-up. Me di cuenta de que en realidad no me interesaba mucho la Medicina y que en realidad todo lo había hecho para estar con mi exnovia. No estaba motivado a seguir, así que puse fin a esa andadura", afirma. Tras varias reuniones infructuosas con
grupos hospitalarios privados para venderles el prototipo, la desmotivación hizo que abandonase el proyecto. "Hoy en día es irretomable porque ya hay otros sistemas capaces de alcanzar este éxito".
En estos momentos, Arrojo tiene un nuevo frente abierto: la
economía. Ahora estudia cómo
aplicar la inteligencia artificial en Bolsa y está inmerso en diversos proyectos financieros.
Sobre la
inteligencia artificial, sentencia: "Es un mundo lleno de hipócritas. Falta ahondar en su conocimiento en todos los ámbitos, con una diferencia, que en finanzas pierdes dinero pero en sanidad lo que pierdes son vidas".
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