Marina Sánchez, que en septiembre comenzará el último curso del grado en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), compagina sus estudios trabajando en una empresa de ensayos clínicos y dedica su tiempo libre al proyecto de UBRA, que creó con
Sara Peláez,
y que para ella ha sido, hasta ahora, "un hobbie".
El
proyecto UBRA ha recibido el premio fomento del emprendimiento Explorer Banco Santander en 2022 y ha sido finalista en el de Ideas innovadoras Isabel P. Trabal, de la Fundación Caja de Ingenieros, en 2021. "En UBRA estamos aún en una
fase inicial de desarrollo e investigación, y aún nos queda mucho camino por recorrer", explica Sánchez en una entrevista con
Redacción Médica.
Ahora mismo la compañía está en una fase inicial, en la que testea, investiga sensores y avanza en validación e integración del conocimiento. "Vamos a comenzar a validar diferentes prototipos que hemos creado, hemos probado algunas cosas que funcionan y
queremos testear diferentes patologías asociadas a la mujer", detalla Sánchez.
Sánchez (1993) tiene el
Grado en Logopedia por la Universitat de València
y tres másters: Interuniversitario Trastornos de la Comunicación y el Lenguaje, otro de Programación NeuroLingüística e innovación educativa y uno de Practitioner Programación Neurolingüística y Coaching. En 2017 empezó a estudiar Medicina, tras venir a Barcelona a jugar en un equipo de waterpolo de Primera División, cursar un máster y empezar una tesis de Psicología en la Universitat Ramon Llull sobre la identidad patológica y la influencia del lenguaje interno y externo en la enfermedad.
¿Por qué estudiar Medicina?
"He entrado en Medicina en una edad más tardía, con
más nivel de conciencia respecto a los 18 años", empieza relatando Sánchez sobre la decisión de sumergirse en esta carrera. "Había trabajado en compañías biotecnológicas y siempre
había querido hacer algo diferente", añade. Y ese transcurso nació UBRA, junto a Peláez, cuyo currículum destaca por su conocimiento en emprendimiento, innovación y liderazgo.
El camino de Sánchez no es usual en Medicina y ella misma asegura que
"cuesta aceptar las ideas disruptivas en el área médica". Tanto es así, que considera que
"en las facultades de Medicina generalmente no se inculca la innovación". Sánchez asegura que echa en falta que no se toque la innovación en el grado y propone que los alumnos de Medicina podrían empezar a trabajar en problemas actuales con proyectos y así ayudar a adjuntos y médicos a resolver retos a través de la innovación.
Sobre la carrera de Medicina, la fundadora de UBRA considera que "
es muy importante el desarrollo personal. Percibo que hay muchos estudiantes de Medicina que tienen enfermedades mentales y es algo que deberíamos cambiar.
Deberíamos ser influencers de la salud, no de la enfermedad".
Por ello, también defiende que en el plan académico incluya el trabajo sobre la gestión emocional, ya que cambiaría la base de los médicos del futuro. "
Hay mucho burnout en médicos adjuntos que trabajan, facultativos que no están a gusto, compañeros medicados que precisan ayuda profesional de psiquiatras o psicólogos". En este sentido, Sánchez sostiene que ella lo ha podido llevar de una forma diferente tras "hacer muchas formaciones complementarias para llegar a un punto personal de haber sido capaz de complementar el trabajo, formación y aprendizaje. Creo que
la formación en el desarrollo de la inteligencia emocional debería ser obligatoria", concluye.
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