María Dolores Muñoz Pérez tuvo claro que quería ser
militar cuando a finales de los años ochenta, estando ella en el colegio, la mujer pudo por primera vez formar parte las Fuerzas Armadas. Sin embargo, aún se veía como un mundo de hombres y su padre le pidió que estudiara una carrera. Solo tuvo que terminar
Medicina para que aceptara su decisión. Se preparó las oposiciones y accedió al Ejército como
médico militar. Hace dos años obtuvo la especialidad de Urgencias y Emergencias, una especialidad sí reconocida en el cuerpo.
A día de hoy, María Dolores es
comandante y jefe de los servicios sanitarios del cuartel general Brigada Galicia VII. Aunque en su día a día las tareas son muy diferentes según el lugar en el que se encuentre, asombra el sentimiento con el que describe las misiones internacionales. "Como
médico, esto es una experiencia que
un médico civil nunca va a poder vivir, es muy
satisfactorio y
gratificamente", explica por teléfono a
Redacción Médica.
"En
zonas de operaciones cambia completamente el trabajo porque es un ambiente hostil, diferente, al igual que el tipo de heridas y atenciones sanitarias", explica la comandante Muñoz. Detalla que este terreno cambia tus valores y te permite darte cuenta de "materialistas que somos y lo poco que apreciamos lo que tenemos". María Dolores además agradece poder estar con sus compañeros "en primera línea y
no a retaguardia en un hospital".
Premio 'Soldado Idoia Rodríguez 2020'
"Escudarte en ser mujer en las Fuerzas Armadas no vale"
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En una de las tres misiones de las que ha estado en
Afganistán conoció a la soldado
Idoia Rodríguez y trabajaron codo con codo durante
cuatro meses. Muñoz era la jefa de la ambulancia en la que Idoia era conductora. Compartieron mañanas, tardes y noches, hasta que sufrieron un
atentado, en el que falleció Rodríguez. Por todo ello, el premio otorgado por el Ministrerio de Defensa tiene un significado muy especial para ella. "Aparte de recordarla todos los días, llevar un premio con su nombre para mí tiene un significado especial", reconoce.
Este garladón reconoce la labor de personas e instituciones, tanto militares como civiles, que hayan realizado actuaciones relevantes o ejemplares para
potenciar el papel de la mujer o para
apoyar la igualdad de oportunidades y de género en las Fuerzas Armadas. Afortunadamente, Muñoz nunca se ha sentido discriminada por ser mujer ni ha tenido problemas con los compañeros. "Siempre me he considerado como uno más,
nunca me han facilitado el trabajo por ser mujer, pero
tampoco me lo han puesto más difícil". Muñoz explica que
escudarte por ser mujer en las Fuerzas Armadas no vale.
"No puedo decir, oye, yo no puedo llevar esto porque pesa mucho, es un lujo que en el ejército no te puedes permitir.
La vida de un compañero depende de la tuya", argumenta. No obstante, sí reconoce que es habituales que cuando alguien llega al puesto de socorro y no la conoce suele dirigirse a sus compañeros antes que a ella. "La mayor parte de mis compañeros enfermeros han sido hombres, así que siempre tienden a pensar que
el hombre es el médico", cuenta.
"Lo bueno que tenemos los militares es que nos dan una orden y la cumplimos"
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El
coronavirus interrumpió tanto en la ceremonia en la que le iban entregar el galardón como en la misión a la que iba a ser encomendada: médico de vuelo a una base en Sigodela, pero el relevo se fue alargando y la misión al final se completó.
Aún así, la pandemia ha provocado
un año de mucho de trabajo, tanto a nivel civil como militar. La comandante Muñoz explica que
desde el principio han hecho de rastreadores. "Somos 2.500 personas en la base, casi 4.000 en la brigada y la incidencia ha sido muy baja, no hemos tenido ningún brote generado aquí ni nigún problema grave", explica, "Hemos hecho un buen trabajo.
Lo bueno que tenemos los militares es que nos dan una orden y la cumplimos".
Además de llevar un rastreo interno, ejercen como rastreadores para la Xunta de Galicia. El personal de base también ha estado implicado en
labores de desinfección, por lo que su equipo ha tenido que controlar al máximo que se cumplieran con todas las medidas higiénicas y que no faltase de nada.
No obstante, ahora en julio, María Dolores será nombrada para ir como
médico de vuelo a la 'Operación ATALANTA' en el Destacamento Orión (Yibuti), una operación
militar de vigilancia y prevención contra la piratería en el Océano Índico.
No duda en que su futuro está en el Ejército, tiene que devolver todo lo que le han enseñado. Espera seguir "al pie del cañón hasta el último día,
hasta que la artrosis no me deje subir a la ambulancia", bromea. "
Me gusta mucho mi trabajo como médico militar y como médico en mi unidad, estar en contacto con la gente, salir de maniobras, estar delante con mi gente y me veo ahí, es verdad que los años van pasando y antes te recuperabas antes... Pero me gusta mucho el trato con la gente, así que hasta que el cuerpo aguante", relata.
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