Un año más, '
Yo Dona, la revista para la mujer', ha presentado la lista de las
500 mujeres españolas más influyentes. El objetivo de este ranking no es otro que dedicar su espacio al poder femenino y resaltar el papel fundamental de todas ellas en los distintos sectores profesionales, desde la Política hasta la Cultura, sin olvidar el campo de la Medicina y la Ciencia.
En esa lista podemos encontrar a la investigadora principal del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC),
Guadalupe Sabio Buzo, como una de las mujeres más influyentes de nuestro país. De origen pacense, Sabio Buzo es una científica y profesora española licenciada en Veterinaria por la Universidad de Extremadura con Premio Extraordinario y en 2005 consiguió el Doctorado Europeo del
Medical Reserch Council. Fue aceptada en el grupo de
Roger Davis, en el Instituto Médico Howard Hughes de la
Universidad de Massachusetts por su investigación sobre las proteínas quinasas del estrés, su línea principal de investigación.
La presencia de las mujeres en la
Ciencia o en la
Medicina es una lucha que Sabio Buzo sigue muy de cerca y defiende que actualmente "todavía queda mucho camino por recorrer". "Ahora mismo en Biomedicina, el 70 por ciento de los integrantes del laboratorio son mujeres y, como jefes, estas representan tan solo un 20 por ciento, una situación que debe cambiar", afirma Sabio Buzo.
La investigadora ha hecho un repaso de toda su trayectoria profesional, de los proyectos que tiene entre manos y de la situación de la
Cardiología en España en la actualidad: "
Necesita mucha más inversión y mucha más investigación básica" ha defendido Sabio Buzo en declaraciones a
Redacción Médica.
¿Cómo se siente al estar entre las mujeres más influyentes de España?
Se siente bien, sobre todo al ver que en esa lista hay científicas. Que la Ciencia se considere como una rama influyente en España y que haya mujeres científicas reputadas, considero que es un paso y lo veo como algo positivo.
Como directora de un grupo de investigación cardiovascular en el Instituto Carlos III, ¿cuáles han sido sus hallazgos más relevantes hasta el momento?
Nuestros hallazgos más relevantes han sido, por ejemplo, encontrar una nueva ruta que controla la aparición del cáncer hepático y que podría ser una nueva terapia contra esta enfermedad y que nuestro tejido adiposo es capaz de predisponer este cáncer hepático. Otro descubrimiento más reciente y más enfocado en el corazón ha sido hallar cómo es la regulación del metabolismo de ese órgano cuando nacemos y cómo es capaz de controlar ese metabilismo de todo nuestro cuerpo. Es decir, si nuestro corazón no funciona correctamente, es capaz de hacer que tu hígado y tus músculos no funcionen bien y producir así, por ejemplo, diabetes.
Su línea principal de investigación es el papel de las quinasas activadas por el estrés en el desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad. ¿Qué avances cree que se pueden conseguir en el corto plazo?
Cuando epidemiológicamente aparece todo el 'link' entre obesidad y diabetes, se empieza a encontrar dianas terapéuticas para tratarlas y una de las principales son las quinasas del estrés, muy activas en obesos. A raíz de esto, se sabe que cuando quitamos esas quinasas, comprobado sobre todo en modelos animales, los protegemos no solo de la obesidad, sino también de los efectos secundarios como pueden ser la diabetes, la resistencia a la insulina o las enfermedades cardiovasculares.
A la hora de utilizar este mecanismo como diana terapéutica, estas quinasas controlan muchas funciones fisiológicas de nuestro organismo, las cuales tienen un mecanismo que al activarse provocan esas funciones. Por ello, lo que hay que intentar es encontrar cómo inhibir su activación crónica que aparece en la obesidad. En ese sentido, nuestros estudios se basan en intentar ver cuáles de estas quinasas podrían ser inhibidas de manera más permanente y qué efectos secundarios tiene esa inhibición crónica y, por tanto, cómo deberíamos de intentar atajar esos efectos adversos.
Ha recibido varios reconocimientos a lo largo de su carrera, ¿cuál considera el más especial de todos ellos?
Cada uno tiene su significado. Por ejemplo, el Premio Príncipe de Girona es un galardón muy especial para mí y me lo otorgaron poco después de llegar a España. Además, al ser un premio que lo avala el Rey, da mucha visibilidad y una de las ventajas es que se crea como una especie de familia entre todos los premiados.
En esta línea, también hay otros premios que considero importantes como el de la Fundación del Banco Sabadell, el de la Fundación L'Oréal-Unesco o el Premio Estrella de la Comunidad de Madrid. Considero que todos estos recalcan más la implicación de la mujer en la Ciencia, aspecto también muy importante de señalar.
A la hora de pedir más implicación de la mujer en la Ciencia, ¿cree que actualmente existe más presencia o aún queda trabajo por hacer?
Creo que aún nos queda todavía mucho camino por recorrer. Aún hay muchas mujeres que se quedan en el camino por alguna razón que deberíamos de analizar y, desafortunadamente, no se analiza de la manera adecuada. Tendríamos que averiguar el por qué ocurre esto, saber si es porque el sistema no lo apoya o porque aún existen barreras. Las que nos dedicamos a esto lo vemos cada día y ha sido una polémica muy candente, la cual se ha visto reducida por la pandemia del Covid-19.
Considero que las instituciones se deberían de impliar realmente en proteger a las mujeres. Un ejemplo que puedo señalar es cuando nos quedamos embarazadas. Aunque te dan la baja de maternidad, los proyectos del Ministerio tienen su fecha y, si no los presentas, te quedas sin proyecto y es ahí donde se van quedando las mujeres a mitad de camino.
Actualmente, la presencia de la mujer en los labotarios representa más del 70 por ciento, pero solo un 20 por ciento tiene el rango de jefe. Algunas personas siempre tendrán algo que decir pero ya en mi época las mujeres representaban el 60 por ciento en los laboratorios y yo me pregunto: ¿Dónde están y qué ha pasado con ellas? o ¿Por qué no llegan? Creo que nos encontramos en un sistema muy exigente en el cual pequeños sesgos hacen muchísimo.
A día de hoy, ¿en qué está trabajando? ¿Qué proyectos tiene entre manos?
Actualmente nos estamos centrando en explicar por qué el tejido adiposo es capaz de controlar la presión de muchas enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Al analizar a la población en general, epidemiológicamente vemos que hay personas obesas que tienen predisposición a estas enfermedades pero que también existen personas que no la tienen y es como si su organismo no fuera capaz de metabolizar de manera correcta los lípidos y el azúcar que ingiera. En este sentido, creemos que esto ocurre como consecuencia de que el tejido adiposo, responsable de aglutinar todas esas grasas que comemos y almacenarlas, no funciona bien, y es en eso en lo que estamos trabajando ahora mismo.
Creemos que podemos encontrar biomarcadores para determinadas enfermedades de tal manera que si el tejido adiposo de una persona está mal, nosotros seremos capaces de determinarlo por la sangre y podríamos prevenir que ese paciente pueda tener otras enfermedades secundarias.
Desde la Cardiología, ¿cómo ve la situación de la especialidad en España actualmente?
Creo que la Cardiología necesita mucha más inversión y mucha más investigación básica. Es decir, considero que hasta ahora se ha centrado en enfermedades que son genéticas o en intentar atajar en la enfermedad una vez ha aparecido. Por poner un ejemplo, alguien tiene un infarto y somos muy buenos parándolo. En ese sentido, creo que la especialidad todavía tiene un campo súper abierto en entender la enfermedad, en saber si esta viene con un factor genético, detectar cuáles son las señales que este produce y cómo podríamos prevenirlo o curarlo.
Desde mi punto de vista, creo que en la Cardiología nos enfrentamos a la gran dificultad de investigar qué vías se activan realmente en la enfermedad cardiaca porque no es sencillo poder tener muestras de pacientes con daño cardíaco. Sin embargo, en el campo de la Oncología considero que cuando extirpas un tumor, lo tienes para poder investigarlo, sacar muchas muestras y saber qué es lo que tienes delante.
En el campo de la Cardiología creo que nos quedan muchas cosas por descubrir al ser un campo tan amplio. Solo hemos conseguido la punta del iceberg y nos queda entender todo lo que hay por debajo: ¿Por qué se dan esas enfermedades y cómo las podemos atajar de otra manera?.
¿Qué le pediría al Gobierno actual para mejorar la situación de la especialidad?
Por un lado, le pediría más inversión y estabilidad en ciencia. Y por otro lado, no solo para la Cardiología, sino también para todas las ramas que podamos imaginar, necesitamos que los trámites burocráticos sean menores y que se desarrolle una carrera científica en la que no perdamos a la gente joven, a esas personas que están empezando, ya que cada vez les resulta más difícil continuar con su carrera y, finalmente, abandonan por no ver ninguna salida.
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