Trabajar durante todo el años, hacer frente a una pandemia y, cuando llegan tus vacaciones, coger la mochila y seguir ejerciendo como médico en un país que te necesita. Desde Sevilla a Harar (Etiopía) hay más de 8.000 kilómetros, con pocas conexiones y con muchos menos recursos de los que están acostumbrados los sanitarios españoles. Una situación de necesidad por la cual
Alberto Oviedo ha decidido dedicar su tiempo a formar a médicos adjuntos y residentes del país africano en su especialidad, la
Medicina de Urgencias.
El facultativo especialista del
Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, ha sido seleccionado así por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) del Ministerio de Asuntos Exteriores de España para un proyecto formativo a desarrollar en Etiopía sobre
atención urgente y emergente. Una oportunidad de acercar todo el conocimiento generado tras más de dos décadas como especialista a
un sistema que necesita de todo el apoyo posible.
Ser cooperante sanitario requiere además de la f
ormación un espíritu altruista, por el cual se ceda el tiempo a uno de los pilares del juramento hipocrático: “No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos”. Para conocer su experiencia, desde el
Haramaya University Medical Emergency and Critical Care Center, Alberto Oviedo ha atendido a
Redacción Médica.
Con 20 años de experiencia asistencial y docente ¿Aprende algo nuevo cada día cuando está en terreno?
En el ejercicio de la Medicina de Urgencias y Emergencias se aprende algo nuevo a diario, se desarrolle ésta dónde se desarrolle, siempre y cuando mantengas una mentalidad abierta al aprendizaje continuo y la humildad de querer aprender independientemente de la edad y de la experiencia que pueda tener cada uno. A mi entender este es el gran aliciente de nuestra especialidad, si quieres no paras de aprender a diario durante todo tu desarrollo profesional. Creo que pocas especialidades tienen esta cualidad. Cuando nos salimos de nuestra zona de trabajo habitual, y de nuestra zona de confort, esta posibilidad de aprendizaje se incrementa exponencialmente ya que empezamos a ver patologías que no son habituales aquí como por ejemplo, en Harar he podido ver parasitosis de distintos tipos, principalmente esquistosomiasis, también tuberculosis diseminadas muy graves y avanzadas, cardiopatías que aquí no son habituales, y sobre todo politraumatismos muy graves, que representan el paciente crítico por excelencia. El enfrentarte a este tipo de patologías siempre es un reto, pero hacerlo allí lo es aún más, ya que no sólo te exige una actualización en el manejo de estas patologías en muy poco tiempo, sino que te tienes que adaptar a la escasez de medios de los que disponen allí e implementar las técnicas que precisa el paciente en función de este hándicap. Toda una experiencia, de la que he aprendido muchísimo de los compañeros y residentes de allí.
"Nosotros aquí no nos lo pensamos, si la situación del paciente requiere que se hagan 5, 10 o 15 radiografías, las pedimos sin ningún tipo de remordimiento"
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En su caso, la formación en Medicina de Urgencias ¿Qué retos implica esta especialidad en Etiopía?
En primer lugar, la cobertura sanitaria de la población allí es completamente diferente a la nuestra. En Etiopía la asistencia sanitaria en sí misma es gratuita para los pacientes, pero todo el gasto de material y de fármacos que se precise durante la asistencia en urgencias o el ingreso del paciente debe pagarlo el paciente o su familia. Esto influye mucho en el tipo de patología que pueden ver los residentes en formación en Etiopía, ya que gran parte de la población sólo acude al hospital ante patologías realmente emergentes. He podido ver una gran cantidad de paciente con distintos tipos de shock en poco tiempo, y gran número de politraumatizados, pero hay otro gran número de patologías menos graves que no acuden al hospital, bien sea por la distancia a recorrer o porque no van a ser capaces de soportar el gasto económico que les va a suponer, esto puede originar un problema y un reto a la hora de la formación de los residentes en urgencias y emergencias.
Por otro lado, tenemos el evidente problema de la escasez de recursos, que evidentemente afecta a la formación de los residentes. En el hospital donde yo he estado en Harar, únicamente disponen de radiología simple como método de diagnóstico por imagen y a su vez,
es un sistema de radiología simple antiguo y de baja calidad, y además no suelen hacer estudios radiológicos completos y protocolizados en los pacientes politraumatizados dada la escasez de material, tienen que elegir las radiografías que ellos consideran prioritarias. Nosotros aquí no nos lo pensamos, si la situación del paciente requiere que se hagan 5, 10 o 15 radiografías, las pedimos sin ningún tipo de remordimiento. Para realizar un TAC a un paciente en Harar hay que trasladarlo en una ambulancia no medicalizada a Dire Dawa, que está a algo más de 2 horas de camino si no llueve y si no surge ningún imprevisto en la “carretera”, para lo cual se deben cumplir dos requisitos, uno que esté lo suficientemente estable el paciente para soportar el traslado de ida y vuelta sin médico, y segundo que la familia del paciente pueda hacerse cargo del coste. Estos dos problemas limitan muchísimo a quién se le puede solicitar un TAC. Del mismo modo sucede con las endoscopias u otras pruebas que manejamos habitualmente en urgencias. Por supuesto, todo esto influye en la formación de los especialistas.
Finalmente existe el problema de la escasez de material fungible y de fármacos. Los médicos allí son tremendamente ingeniosos para paliar este dilema, pero indiscutiblemente esto afecta también a su formación.
¿Qué tipo de formación se imparte desde el proyecto en el Hospital de Harar? ¿A quiénes se dirige esta formación?
La formación a impartir se puede dividir en 3 grandes bloques. Primero aprendizaje en Medicina de Urgencia y Emergencias, segundo técnicas de urgencias y emergencias, y tercero formación en ecografía clínica.
El programa va dirigido tanto a adjuntos como residentes, pero evidentemente son dos grupos con conocimientos, experiencia y necesidades muy diferentes, por lo que la idea es separar ambas formaciones.
Por otro lado, tras la primera estancia en Harar, pudimos comprobar que enfermería también tenía un grandísimo interés en aprender y progresar, y hemos diseñado un programa especialmente dirigido a ellos. Este tema ha sido una prioridad para mi. Es fundamental trabajar en equipo, codo con codo, todos los implicados en la asistencia del paciente urgente.
¿Cuáles han sido las dificultades más importantes a las que se ha enfrentado durante su estancia en Etiopía?
Sin duda alguna, la escasez de recursos y de material. Los profesionales allí tienen ansia por aprender y mejorar, su talante es completamente envidiable, todo lo que se les propone para aprender lo quieren. Por tanto, los profesionales tienen una inmejorable actitud, están mejorando su aptitud, pero la escasez de recursos y de material es un verdadero inconveniente en su formación y en su actividad asistencial. Al mismo tiempo otro grandísimo obstáculo que me he encontrado y que no me esperaba, ha sido una auténtica conmoción, es no poder aplicar el tratamiento óptimo disponible al paciente porque la familia no tiene suficientes recursos económicos. Esto es realmente devastador. Los españoles no sabemos y por tanto no apreciamos realmente lo que tenemos.
"Ha sido una auténtica conmoción, es no poder aplicar el tratamiento óptimo disponible al paciente porque la familia no tiene suficientes recursos económicos"
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¿Qué características se necesita para ser médico en cooperación internacional?
En mi humilde opinión lo más importante es que debe sentir una auténtica pasión por lo que hace. La pasión va a desembocar en un trabajo y esfuerzo adecuados para todo lo que precise.
Desde un punto de vista más curricular debe ser un especialista ya con una importante experiencia asistencial, con sobrada destreza en las técnicas propias de su especialidad, a la que se sume amplia experiencia docente, junto con una personalidad que le haga sobreponerse rápidamente ante las adversidades, ya que como he dicho previamente nos vamos a enfrentar a muchas situaciones graves a las que no estamos acostumbrados y puede ser una auténtica sacudida emocional.
Por supuesto, en función del país de destino, es fundamental hablar algún otro idioma diferente al español, principalmente inglés o francés, en mi caso el inglés.
"Sinceramente creo que la mayoría de la población no es consciente del nivel de los profesionales sanitarios que tenemos"
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¿Qué le recomendaría a un profesional sanitario que quiere llevar a cabo labores de cooperación?
Si ya tiene esa inquietud, probablemente ya tenga esa “pasión” de la que hablamos, así que le aconsejaría que se forme muy bien en su especialidad y que estudie idiomas. Son los 2 grandes pilares donde se va a tener que apoyar en el terreno.
Desde el exterior ¿Se valora más nuestra sanidad? ¿Qué mensaje le trasladaría a la ciudadanía española?
En Etiopía no conocen la Sanidad española, ni la cobertura sanitaria universal y gratuita de la que disponemos aquí. Realmente les sorprende muchísimo; pero, evidentemente, les encanta la idea. Pero igual pasa en otros muchos países, incluidos países del mal llamado primer mundo, como EEUU. La Sanidad española es la envidia de muchísimos países de nuestro entorno.
Dicho esto, tengo que reconocer que nuestra Sanidad presenta algunas aristas. Por desgracia, en España hemos sufrido una desinversión en sanidad durante muchos años debido a la crisis económica que nos asoló en 2008, y que parece que en 2022 aún no nos ha dejado. Es evidente que también la terrible pandemia por Covid-19 ha agravado todos los problemas que se venían arrastrando desde mucho antes.
Además, tenemos el problema de la escasez de profesionales, de la fuga de médicos y enfermeros a otros países europeos que les ofrecen estabilidad laboral por un lado y económica por el otro. A este problema se va a sumar el déficit de recambio de profesionales que nos va a sacudir en los próximos 10 años.
Sinceramente creo que la mayoría de la población no es consciente del nivel de los profesionales sanitarios que tenemos. Contamos con una red de atención primaria con unos profesionales de primerísimo nivel, que son la base del sistema sanitario; si bien, precisa de una reforma integral y de una inversión que la optimice.
Y, por último, me gustaría romper una lanza
en favor de la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias en España. Yo tengo un sesgo importante en esta cuestión porque siempre he sido un firme defensor de la creación de la especialidad; pero, si alguien tuvo dudas en algún momento sobre este tema, se deben haber disipado tras la actuación de todos los urgenciólogos españoles durante la pandemia, en la que hemos trabajado a un ritmo brutal, poniendo en riesgo nuestra salud física y emocional y siempre en beneficio de nuestros pacientes. Curiosamente la especialidad de Medicina en Urgencias y Emergencias, ya existe en España: únicamente en el ámbito militar…
Tras dos años de pandemia trabajando en el servicio de Urgencias de su hospital ¿De dónde saca las fuerzas para seguir trabajando y formando en Sanidad?
Las fuerzas para seguir trabajando, estudiando, aprendiendo, formando e innovando en sanidad surgen todas de la pasión. La pasión por mi trabajo, en mi caso por la Medicina de Urgencias y Emergencias, por mejorar y ofrecer el máximo a mis pacientes es lo que te empuja a seguir estudiando, aprendiendo e innovando. Esto es completamente independiente de la edad y de la experiencia profesional de cada uno. He encontrado compañeros muy, muy jóvenes sin esa pasión y he visto compañeros que se han jubilado manteniendo intacta esta pasión. Creo que eso es lo que marca la diferencia. La pasión por esta profesión.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.