Un proyecto solidario para ofrecer una herramienta de vida a los países que más lo necesitan. Bajo este premisa, alumnos de
Formación Profesional de siete
centros Salesianos de España fabrican en sus
aulas de mecánica unas
cunas climáticas idóneas para
bebés prematuros de países en vías de desarrollo.
El proyecto nace de la mente del ingeniero
Pablo Sánchez que, durante la ola más dura de la pandemia, ideó unas cunas capaces de garantizar la vida de los
bebés prematuros controlando tres parámetros esenciales: luminosidad, humedad y temperatura. Estas cunas, "que no incubadoras" como matiza Alfredo Jalón encargado del proyecto en Salesianos Logroño, permiten mantener vivos a recién nacidos con poco peso y muy pocas posibilidades de supervivencia. De la mano de la ONG
Medicina Abierta al Mundo, los colegios Salesianos comenzaron a fabricar estas cunas, siendo el de Pamplona el primero en hacerlo, para enviarlas a países del tercer mundo o zonas de guerra, como ahora sucede con
Ucrania.
Las cunas climáticas, que se fabrican en las aulas de estos centros escolares de forma desinteresada por los alumnos de Formación Profesional de mecánica, se trasladan allá donde se necesita con la ayuda de los misioneros de dicha ONG, que portan en sus maletas las piezas y planos para el montaje de las mismas en su lugar de destino. Una vez allí, son los propios
médicos y enfermeros los que se encargan de armarlas. Antes, han pasado el control estipulado por el ingeniero.
Las cunas climáticas se envían desde España desmontadas en módulos. Una vez en el lugar de destino, son los médicos y enfermeras los que se encargan de armarlas
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"Una vez acabada en nuestras aulas, se hace un testeo de la misma durante 48 horas. Si todo funciona bien, se desmonta por módulos y se empaqueta para su traslado", expresa el responsable del proyecto en
Navarra. La primera remesa a cunas se envió a
África donde se repartieron por países como el
Congo o
Comerún y, poco a poco, van llegando a otros países donde se necesita.
Bajo coste y control a distancia
"El precio de cada cuna es unos 350 euros, que es lo que cuesta el material para poder fabricarlas", apunta
Alfredo Jalón. La particularidad de estas cunas ya no es solo su bajo coste, sino el seguimiento de su vida útil que se puede hacer en la distancia gracias a la tecnología integrada en la misma. Estas
cunas climáticas están dotadas de tarjetas digitales que emiten datos de su uso que el ingeniero creador de las mismas puede monotorizar desde España. De esta forma, se detectan posibles fallos o si es necesario reemplazar algunas piezas.
"No pretendemos competir con las
incubadoras de alto nivel", matiza Jalón que expone que la intención de este
proyecto solidario es únicamente ayudar a salvar vidas en aquellos lugares donde más se necesita. Por ello, invitan a otros centros escolares a sumarse a la iniciativa, porque los planos para la fabricación de estas cunas climáticas están disponibles de forma on line para todo aquel que los quiera consultar.
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