Cuando el nombre de
Salvador Illa saltó a los medios de comunicación como nuevo ministro de
Sanidad, no
dejó indiferente a nadie. Su perfil
político y negociador, ocupando la cuota catalana en el nuevo Gobierno de
Pedro Sánchez, ha sido la principal carta de presentación de un ministro al que le ha tocado liderar la peor crisis sanitaria que se recuerda en España, la del
coronavirus Covid-19.
Su escasa trayectoria en el mundo sanitario no ha sido, a priori, un problema en su gestión, la cual durante estos primeros cien días al frente del Ministerio de Sanidad,
que se cumplen este martes, se ha apoyado sobre la labor de los técnicos de este
organismo, y en el equipo ministerial que dejó la anterior ministra,
María Luisa Carcedo. Y es que, apenas dos meses
después de haber recibido la cartera ministerial, tuvo que tomar la decisión más importante de su carrera política y posiblemente de su vida personal: confinar a todo un país, convirtiéndose así en
un 'superministro' al mando de todo lo que no cayera en la competencia de
Interior, Defensa o Transportes.
Esa decisión se tomó un 15 de marzo. Desde entonces, la vida de los españoles y la del ministro de Sanidad ha dado un giro de 180 grados. El país sigue prácticamente paralizado, pero con vistas a una disminución de las restricciones, que
comenzarán el próximo 27 de abril permitiendo a los niños salir a la calle.
Atrás quedan los deseos de un ministro, filosofo de profesión, que se basaban en actualizar la formación de los profesionales sanitarios,
aumentar el número de plazas MIR, mejorar la situación laboral de los profesionales, reforzar la red de
terapias CART o
endurecer la ley antitabaco. Pero la crisis del
coronavirus Covid-19 ha engullido cualquier atisbo de normalidad política y sanitaria, a tal punto de que
ni los aspirantes al MIR de este año podrán tomar posesión de sus plazas en las fechas habituales.
Evaluación y evolución del coronavirus Covid-19
Porque tras pasar la barrera de los
200.000 contagios y las más de 20.000 muertes por coronavirus Covid-19, ya nada es habitual en España. Ahora, el único objetivo del
Ministerio de Sanidad es aplanar la curva de contagios, y localizar a todos los positivos de
coronavirus Covid-19, tanto sintomáticos como asintomáticos. De ahí que el organismo que dirige
Illa haya solicitado al
Instituto de Salud Carlos III la realización de un estudio de seroprevalencia que describa el impacto real que ha causado el
coronavirus Covid-19 en el país.
La crisis sanitaria del
coronavirus Covid-19 está suponiendo un test de estrés inaudito para el
Sistema Nacional de Salud (SNS), tanto para sus profesionales como para sus recursos. El
virus ha provocado que los hospitales y los profesionales sanitarios se hayan visto desbordados por la demanda asistencial. Por ello, el Gobierno puso a disposición de las comunidades autónoma todos los recursos de la sanidad privada, así como la incorporación de los estudiantes de Medicina y Enfermería a las
plantillas sanitarias. También se aprobó prorrogar los contratos de formación de los MIR y EIR que acaban en mayo su residencia.
Una decisión más que polémica,
denunciada por todo el sector, y que ha llevado al Ministerio de Sanidad a echar marcha atrás, autorizando la evaluación de
todos los residentes del SNS antes del 28 de mayo. A partir de ahí, podrán ser contratados como personal estatutario.
Organización de los recursos sanitarios
La falta de camas hospitalarias y de
UCI ha sido otra constante en la crisis. Por ello, las comunidades autónomas han habilitado espacios para poder atender a los pacientes con
Covid-19. El más famoso ha sido el
hospital Ifema, dirigido por
Antonio Zapatero, que comienza también a ver la luz al final del túnel,
desinstalando algunos pabellones sin presión asistencial.
A pesar de las medidas de protección, más de 30.00 profesionales sanitarios españoles se han infectado de coronavirus
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Además de los problemas de personal y de espacio, otro de los grandes frentes a los que se ha tenido que enfrentar el Ejecutivo tiene que ver con los equipos de protección. Los
profesionales han pedido mascarillas, guantes, batas y otros equipos ante la falta de material para evitar el contagio. A pesar de las medidas de protección,
más de 30.00 profesionales sanitarios españoles se han infectado de coronavirus.
Pero la falta de mascarillas también está siendo un problema en las farmacias españolas, donde el precio de las mismas se ha disparado. Por ello, con el objetivo de que sea “asumibles por parte del conjunto de la ciudadanía”, el
Ministerio de Sanidad ha reactivado la
Comisión Interministerial de precios de los medicamentos para fijar el coste de mascarillas, guantes y productos antisépticos.
A sus 53 años, y tras más de 33 en política, Illa nunca hubiera imaginado el estar al frente de una crisis sanitaria de tales dimensiones, y menos aun el enfrentarse al
coronavirus Covid-19 tras solo llevar algo más de tres meses en el cargo. Y es que como
él mismo ha reconocido en Comisión de Sanidad “nada ni nadie te prepara para un afrontar un reto de tal envergadura”.
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