El suicidio sigue siendo, hoy en día, un tabú y un estigma del que no se suele hablar y más cuando afecta a un sector como el de los sanitarios. Su profesión, dedicada a cuidar y salvar a otros, muchas veces es un escollo a la hora de hacer frente a su propia salud mental.
Según un
estudio reciente,
los médicos acaban con su vida más que la población general, un 1,3 por ciento frente al 0,8 por ciento. Además, la cuestión de género también está presente, puesto que, por cada facultativo que se suicida, lo hacen 1,53 médicas.
Un caso muy significativo es el de Ángela Mialdea, enfermera que ha intentado acabar con su vida en varias ocasiones. Afortunadamente, no lo ha conseguido, y ahora ha decidido hablar abiertamente del tema en su Instagram:
@lacabezaencimadeloshombros. “Lo que quiero es hacer ver a la gente que
una persona puede vivir cotidianamente, aunque tenga un trastorno psicológico. Intentar quitar un poco de tabú a la enfermedad”, explica la joven a
Redacción Médica.
En su caso, según detalla, no se trata de intentar dar consejos psicológicos sino mostrar “trozos del proceso”. “Las personas que tenemos algún trastorno mental no nos deberíamos esconder”, defiende, “
es una enfermedad como cualquier otra, como una persona que tiene diabetes. Lo que pasa es que como es un tema de la cabeza parece que la gente tiene rechazo a las personas que sufren algo así”.
Ser enfermera, una salvación y un peligro
Su profesión ha sido para ella tanto una salvación como un riesgo. Reconoce que trabajar
le “ayuda mucho” para poder tener una vida estructurada y ocupada. En base a su horario organiza el resto, aunque sean contratos mensuales. Pero, también, ser enfermera hace que esté cerca tanto del sufrimiento como de medicamentos que, en manos de una persona con tendencias suicidas, pueden ser muy peligrosos.
Asimismo, explica que, en términos de salud mental, no se cuida a los profesionales de la sanidad. “En enfermería muchísimo menos.
Creo que es una de las profesiones a las que más le afecta la salud mental”, expone, detallando que la saturación de los sanitarios viene por las situaciones dramáticas que viven, así como por la enorme carga de trabajo que tienen.
“Con la pandemia ha sido mucho más.
No podemos atender a los pacientes como es debido porque hay mucha demanda. Al final tratas sólo la patología en sí”, argumenta. En su opinión, esto no es sólo insuficiente, sino que también deja completamente de lado la salud mental del enfermo.
El estrés de los sanitarios, un riesgo para su salud mental
“Entre los profesionales noto mucho el estrés y el cansancio que, aunque no son una patología mental en sí, es el inicio de cualquier patología si no lo tratas a tiempo”, detalla, por lo que defiende que
la clave es contratar más: “No es lo mismo tener 10 pacientes al día que 50. Si tienes menos pacientes podrás dedicarles más tiempo y hacer una consulta bastante buena; sin embargo, si son demasiados, en los 5 minutos que tienes para cada uno no te da tiempo casi ni a abordar lo que le pasa”.
Asimismo, es una
fiel defensora de la terapia, que define como “lo más importante”. Por ello, se lamenta de la escasez de psicólogos de la Seguridad Social: “Deberían aumentar los profesionales de la psicología”.
Finalmente, reconoce que el camino no ha sido fácil: “Cuando tienes un intento de suicidio, además de que te ingresan en Psiquiatría,
te recetan muchísimos antidepresivos que te quitan la tristeza, pero no te ponen la alegría”. Aun con todo, anima a cualquier sanitario en su situación a acudir a un profesional y a no pensar que “molestan”: “Cuanto antes pidas ayuda, menos tardas en salir”.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.