Ser MIR voluntario en un campo de refugiados para dar una "sanidad digna"

Tener dos semanas de vacaciones es una buena oportunidad para hacer las maletas, romper con la rutina y viajar. Hay quien aprovecha esos días de descanso para ir a la playa o a la montaña, aunque hay personas que los utilizan para llevar a cabo actividades humanitarias en territorios dónde más lo necesitan. Esa es la historia de Albert Bellvert Ríos, un médico residente de cuarto año de Medicina Familiar y Comunitaria en el Centro de Atención Primaria de Llefià en Badalona (Barcelona), que aprovechará los días que le quedan de vacaciones para ir a la isla de Lesbos (Grecia) y colaborar como voluntario médico en el Campo de Refugiados de Moria.

“Hacer voluntariado no es una aventura. Es un servicio a la comunidad que como médico, ya en el último año de la especialidad, me veo obligado dada la gravedad de la situación a atender de forma voluntaria. Un acto altruista, dedicando mi tiempo y esfuerzo durante los días de vacaciones”, ha expresado el propio Bellvert a LA REVISTA de Redacción Médica.

En concreto, este residente se marcha con la ONG Kitrinos, una asociación que desde el año 2016 da asistencia médica básica y urgente en los campos de refugiados y migrantes de Grecia. “Es de las pocas organizaciones que trabaja dentro del campo y que muy probablemente sin ella muchas de las personas que viven dentro no tendrían acceso al sistema sanitario”, ha confesado Bellvert a este periódico.

Sus ganas de ayudar a los demás han llevado a este R4 a lanzarse, asumir el coste del viaje, el alojamiento y también la alimentación para involucrarse en este proyecto. Todo ello, según Bellvert, con el propósito de “dar acceso a una atención digna necesaria y merecida a estas personas”.

Un médico de AP en un campo de refugiados

Pero, ¿y qué aporta un médico de AP en un proyecto así? Este residente de cuarto año lo tiene claro y lo resume así: “empatía y humanidad, además de una visión global del individuo”. En este sentido, ha explicado que estos facultativos se pueden “responsabilizar” de la atención inicial de cualquier persona y que son “competentes clínicamente” para resolver la mayoría de problemas de salud “atendiendo al individuo con un enfoque biopsicosocial”.  

Bellvert ha explicado que el médico de Familia está formado “para tener una visión más global del individuo” por lo que considera que haber hecho esta especialidad le beneficiará porque tendrá en cuenta “no solo los aspectos físicos de la enfermedad, sino también los psicológicos y sociales y el entorno en el que vive el enfermo”.

"La motivación para conocer realidades con las que no estamos habituados sale de uno mismo"

Aunque su estancia será poco más de 15 días, este R4 ha manifestado que intentará poner su "pequeño grano de arena para romper el olvido y la falta de atención de estas personas”. 

Falta de promoción de actividades de voluntariado

Por su parte, Bellvert ha considerado que desde los centros no se promocionan mucho las actividades de voluntariado o cooperación para los MIR, aunque tampoco cree que "durante la residencia es que tengamos mucho tiempo libre" para este tipo de causas. Además, en este sentido, ha defendido que  "los médicos no estamos obligados a trabajar de forma gratuita ni deberíamos hacer guardias de 24 horas en los hospitales". Al final, todo se resume en que "la motivación para conocer realidades con las que no estamos tan habituados sale de uno mismo”, ha matizado.

Participar en proyectos así da un beneficio que no se mide en dinero sino que se trata de un dividendo humano, de crear conciencia de la vida que se lleva por estar dentro de unas fronteras territoriales u otras. “Ver la realidad en un ámbito con recursos limitados, tanto nosotros como los pacientes, creo que facilita, o al menos conciencia, sobre el mejor uso que hay que hacer de nuestra sanidad”, ha sentenciado.

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