En España, “mueren cada año más personas por resistencia a los antibióticos que por accidentes de tráfico”. Y en aumento. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró en el año 2016 que la resistencia a los antibióticos es “el mayor problema sanitario al que se enfrenta el planeta”. En su historia, la ONU solo ha declarado en cuatro ocasiones un problema sanitario como el más importante del mundo, lo que da a entender la importancia de esta cuestión. Además, “en ningún país de la Unión Europea han retrocedido los niveles de resistencia antibióticos desde hace 20 años”.
Así lo asegura Bruno González Zorn, veterinario y nombrado asesor de la OMS contra la resistencia a los antibióticos en seres humanos hace apenas un mes, en una entrevista con Redacción Médica. “Cuantos más antibióticos utilizan, más rápido se hacen resistentes las bacterias”, explica. Por lo tanto, los antibióticos cuyas funciones o utilización son esenciales para salvar vidas humanas, “deben ser utilizados con más precaución, es decir, ser reservados para infecciones realmente graves, invasivas, y no utilizarlos para infecciones para las cuales exista alguna alternativa antibiótica”.
La historia de los antibióticos
González cree que el desarrollo científico, que en los últimos años ha frenado la investigación de los antibióticos en pro de estas materias, ha sido más lento que la evolución de las bacterias que busca combatir. Las bacterias llevan 4.000 millones de años aprendiendo a resistir a los antibióticos. Así que, si el ser humano descubrió y comenzó a usar antibióticos en los años 40, “las baterías ya llevan mucho tiempo entrenándose”, añade. “Es absurdo pensar que los antibióticos van a frenar el avance de las bacterias o que se hagan resistentes a ellos, cuando son los seres vivos más exitosos de la tierra, los cuales se han adaptado a todos los ecosistemas”.
A pesar de todo, el asesor de la OMS destaca las virtudes en progreso y calidad de vida que se han alcanzado gracias al uso de los antibióticos. “El éxito mundial de nuestra Organización Nacional de los Trasplantes (ONT) se debe también a que los antibióticos funcionan correctamente. Han cambiado la historia de la humanidad completamente”. La historia es que después del descubrimiento de los antibióticos, hubo una época dorada de los antibióticos, entre los años 60 y 70, cuando se descubrieron prácticamente todas las familias de antibióticos que se conocen actualmente.
Soluciones y claves contra la resistencia a los antibióticos
En esta época, “cada clínico podía elegir entre cuatro o cinco moléculas que funcionaban perfectamente para cualquier infección”. Es por ello que la industria farmacéutica decidió entonces poner el foco sobre otros productos, lo cual “no me parece mal”. "A veces se ha acusado a la industria farmacéutica de abandonar los antibióticos y centrarse en otras moléculas, pero hemos de reconocer que gracias a ella se han logrado otros logros como que la esperanza de vida de un paciente de VIH positivo es la misma que la de un ser humano VIH negativo”.
Por eso González entiende que ahora es el momento de reorientar la producción científica no solo hacia los antibióticos, sino también al ámbito de la lucha contra las enfermedades bacterianas. Además, da la clave de por qué en 30 años no se han descubierto nuevos antibióticos: “se sigue intentando desarrollando de forma clásica”. A su juicio, la lucha bacteriana no solo pasa por los antibióticos, sino también como “estrategias de prevención infecciosa o el desarrollo de nuevas vacunas y probióticos y prebióticos que impidan que ese estabilice la microbiota y se produzcan infecciones”.
El veterinario, ante este contexto, aboga por lo que se conoce como la visión ‘One Health’, que aborda la sanidad humana y animal desde un punto de vista integrado. “El 70 por ciento de las enfermedades infecciosas del ser humano vienen de los animales y de nuestra relación con el medio ambiente, y así lo ha demostrado, por ejemplo el Covid”. “No podemos y no debemos de luchar contra las enfermedades de la salud humana solamente teniendo en cuenta la salud humana, sino que debe de integrar la sanidad animal y la salud medio ambiental”, zanja.
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