Manuel Silvestre chocó 'de bruces' contra un 'muro'
al acabar la carrera de Medicina. En su entorno, la mayoría de personas que se habían presentado al MIR
no habían conseguido su plaza de ensueño y tuvieron que dar un volantazo respecto a sus expectativas. Él, sin embargo, tenía muy clara su vocación: ejercer una
especialidad quirúrgica. Sabía que esta rama es una de las más exigentes y que por tanto las opciones de hacerse con una vacante acorde a sus preferencias podrían ser limitadas.
Sus ganas de “salir de la zona de confort” y de aprender idiomas le llevaron hasta
Suiza, un país que le sedujo por su “perspectiva de futuro”, por su sistema sanitario y por el
itinerario formativo de la profesión médica.
Con estos factores en mente, desde el último año de carrera se puso ‘manos a la obra'
dejando el MIR a un lado para centrarse en los preparativos de esta nueva meta. Los trámites burocráticos acapararon buena parte de su tiempo, en el que también acumuló experiencia laboral en Estados Unidos. Ahora, lleva tres meses ejerciendo como
médico asistente en Suiza -el equivalente a un residente en España- de
Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Diferencias entre la formación médica española y suiza
Ha pasado poco tiempo, pero el suficiente para que Silvestre no muestre atisbos de duda al decir que tomó la decisión correcta. Además del “crecimiento personal” que asegura haber vivido, destaca cuestiones como la
asignación de especialidad, algo en lo que, a su parecer, los nórdicos nos llevan ventaja: “Aquí puedes optar a cualquier especialidad según demuestras que tienes las capacidades necesarias, pero
no te hace falta un examen para entrar. Al final, se valoran muchos otros aspectos, no solo a la teoría.”
"[En Suiza] Puedes optar a cualquier especialidad según demuestras que tienes las capacidades necesarias, pero no hace falta un examen para entrar".
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Para determinar la valía de cada aspirante, se consideran cuestiones como las
investigaciones realizadas, la
experiencia laboral o la asistencia a
foros y congresos. “A mí esto me parece más adecuado, porque incita a que busques, investigues y te formes sobre tu especialidad”, sentenciaba el español.
Otra de las diferencias que han llamado su atención es la duración formativa de la especialidad:
6 años respecto a los 5 en España. No obstante, el joven no encuentra inconveniente en ese tiempo adicional de residencia, ya que el
salario de un MIR en sus propias palabras “
no tiene nada que ver” con el de un médico asistente sueco. Estos últimos ven su retribución incrementada cada año y cuentan con un
presupuesto adicional de 2.000 francos suizos para actividades formativas, lo que al cambio se mantiene en algo más de 2.000 euros.
Lo que sí ha notado desde el principio, es que estos incentivos no llegan ‘a cambio de nada’. La
presión por esforzarse cada año de residencia es notable, ya que tal y como él mismo explica, “Ser R1 no garantiza conseguir la especialidad”. Para dar el salto, el país cuenta con un
sistema de puntos en el que se contabilizan congresos, exámenes y cursos que varían cada año “si no llegas a 50 puntos al año, tardas más tiempo o no acabas la especialidad”.
Guardias telefónicas para médicos suizos
El
modelo de guardias suizo es otro punto a favor en opinión del español, ya que
no siempre requieren presencialidad: “En principio, no tengo guardias de noche. Tengo telefónicas donde me voy a mi casa y si hay alguna urgencia me llaman y voy al hospital, si no,
me quedo en casa y esa guardia la
cobro igual”. Silvestre recuerda que esto depende mucho del hospital y la especialidad, pero que independientemente de las particularidades todos ofrecen “bastantes días libres” tras una guardia, ya sea diurna o nocturna.
"Tengo guardias telefónicas [...], si hay alguna urgencia me llaman y voy al hospital, si no, me quedo en casa y cobro igual".
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Problemas como médico español en el extranjero
Pese a identificar muchos puntos a favor, Silvestre no pasa por alto todas las
dificultades que ha vivido como
emigrante a un país extranjero. La
soledad ha sido la protagonista durante las doce semanas que ha permanecido alejado de su familia y amigos, en
una cultura mucho más “seca” y “fría” que la española.
El carácter suizo no pasa desapercibido entre las paredes del hospital, y en un primer momento puede convertirse en un obstáculo más para los profesionales que llegan de otros lugares: “Los compañeros de trabajo y los jefes te hacen comentarios que te puedes llevar al terreno personal, pero no es así. Lo que está bien hecho es lo normal y
se da menos pie al fallo”. No obstante, el español asegura que con el tiempo ha entendido que no se trata de algo malo: “
lo hacen por tu bien, para que aprendas”, concluye.
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