La
Unión Europea (UE) esperaba con ganas que la
Agencia Europea del Medicamento (EMA) tomase una decisión con respecto a administrar o no una tercera dosis de la vacuna contra el
coronavirus Covid-19 en población general. Sin embargo, la postura se limitó a avalar esta vacuna, pero dejando en manos de cada país su uso. ¿Debería haber sido la EMA
más contundente con esta decisión?
Lo cierto es que el trabajo de la EMA
se limita a avalar la seguridad y eficacia de un medicamento, pero siempre la disponibilidad de fármaco, cómo ha de ser utilizado y a qué personas se les administrará, le ha correspondido siempre a cada país, que toma estas decisiones
en base a sus recursos sanitarios y sus propios calendarios vacunales.
La investigadora
Cristina Avendaño, vocal de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME), explica en una entrevista con
Redacción Médica que la situación que se está viviendo con la tercera dosis de la vacuna y su recomendación por parte de la EMA es la misma que ocurre con todas las vacunas. "La Agencia comunica que
el beneficio-riesgo es positivo, pero lo introducen las autoridades de Salud Pública".
"La decisión sobre el modo de utilizar una vacuna es de cada país en base a sus recursos sanitarios y sus estrategias vacunales.
No se puede tomar esta decisión a nivel de la Unión Europea", señala Avendaño.
Consenso en la decisión
A la hora de que un país decida
si usar esta dosis o no, Avendaño cree que es fundamental distinguir entre dosis adicional (destinada a las personas que
no consiguen una respuesta adecuada con la pauta normal de dos dosis, como inmunodeprimidos) y dosis de refuerzo (que se inocula tiempo después de la primera vacunación inicial para recuperar una protección frente al virus que se ha perdido).
"Son muy distintas, se administran en tiempos distintos, y se está creando confusión".
En el caso de la primera, la investigadora cree que lo adecuado es que la indicación final se encuentre
dentro de la práctica médica, es decir, pueda individualizar la decisión y la información por parte de los equipos responsables del seguimiento del paciente. Para el segundo caso, la dosis de refuerzo, cree que "falta todavía evidencia y
no hay que precipitarse en esta decisión".
Así, apunta que "hace falta concretar los beneficios de la dosis de refuerzo" y que el diálogo con las sociedades científicas "es importante". "Porque no se trata solo de decidir administrar una vacuna,
sino de a quién, en qué momento, a qué dosis... Se necesitan instrucciones precisas y la explicación de la evidencia que las avala", concluye Avendaño.
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