Hace más de tres meses que los nuevos residentes aterrizaron en los hospitales. Tiempo suficiente para olvidar los miedos iniciales y disfrutar de la especialidad elegida, como hace Antonio Moreno,
R1 de Aparato Digestivo en el Hospital Virgen del Rocío. "El primer día en el hospital tenía mucho miedo porque no sabía lo que esperaban de mí y tampoco cómo iban a
reaccionar los pacientes al ver a alguien tan joven, pero la verdad es que me duró muy poco", relata el extremeño, que encontró una fórmula para esos días: "Hay veces que tienes que
recordarte a ti mismo que además de residente eres médico, para no quedarte bloqueado".
Antonio estudió en la
Universidad de Sevilla, adonde le llevó su pasión por la Medicina: “En mi familia había una persona con una enfermedad neurodegenerativa y yo de pequeño la había cuidado. En el colegio también las Ciencias me llamaban más la atención y mi profesora de Biología me dijo que era una buena opción viendo mis intereses”, recuerda el joven, que rememora su tiempo en la universidad como “años de
mucho trabajo, esfuerzo y situaciones en las que decir que no a muchas cosas y aparcar mucho de la vida personal”.
PREPARACIÓN DEL MIR
Antonio
se apuntó a una academia para preparar su examen MIR, al que dedicó mucho tiempo. “Seguí los consejos y estudiaba en salas de estudio con otros compañeros, intentando estar centrado y acompañado, sin dejar de hacer otras actividades como el deporte”, recuerda el joven, que tuvo que intensificar sus horas de estudio a partir de otoño: “A partir de ahí echaba muchísimas horas, empezaba desde las ocho. La academia, además, hacía un intensivo importante, con clases presenciales... con Medicina hasta las diez de la noche”, relata el especialista, que
consiguió la plaza que tanto ansiaba al primer intento.
Antonio Moreno está encantado con su especialidad en Aparato Digestivo
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“
La especialidad ya la tenía clara desde la carrera. El mismo día de la elección me encontré con amigos de la infancia, y en cuanto me vieron me preguntaron si había cogido Digestivo”, comenta con cariño Antonio, que siendo niño tuvo algún problema relacionado con esta área de Medicina.
“En las prácticas, tanto el equipo como el tutor de Digestivo fueron geniales conmigo y lo tenía bastante claro.
Al final sí que me entró cierta ‘numeritis’ y ‘hospitalitis’ y me entraron dudas. De hecho, casi me meto en una Quirúrgica cuando yo había sido siempre de Médicas”, confiesa divertido Antonio, que solo encuentra virtudes a su área de trabajo.
"Quería una especialidad que fuese muy amplia, porque me gusta mucho la Medicina y no quería especializarme en exceso, por eso cuando hice las prácticas comprobé que era
una especialidad con una patología inmensa", se congratula el extremeño, que añade: "Aborda patologías de la boca al ano, pasando por muchísimos órganos. Además, se hacen diagnósticos y es una especialidad resolutiva en sí misma, con sus propias técnicas”.
PRIMEROS PASOS HOSPITALARIOS
Antonio quería conseguir
plaza en un hospital grande y dudaba entre Madrid, Barcelona y la propia Sevilla, donde había estudiado la carrera y tanta experiencia le había dado. Tras pasarse de nuevo por el hospital y hablar con los residentes, decidió quedarse en el Virgen del Rocío, donde ha ido mejorando cada día.
"Enseguida progresas, cuando ves a los R2 todos nos sorprendemos cómo en un año pueden manejar tanto. Pero en estos tres meses ya me lo explico porque la progresión ha sido casi en vertical, muy rápido", se congratula el extremeño, que poco a poco se fue dando cuenta de su potencial: "Empiezas muy asustado pero luego también te das cuenta de que
hay gente pendiente de ti y te sientes respaldado. También te dan espacio para que tú tomes las decisiones y aprendas cuando te equivoques", añade, feliz con su elección. "Esto es lo que me gusta y estoy contento con la decisión. Voy a trabajar con gusto, sabiendo que es un sitio que me gusta y que
cada día va a ser distinto".
ENCANTADO EN EL SERVICIO
"En la primera guardia lo que no sabes, por ejemplo, es a quién pedir tal prueba"
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Lo más complicado fue adaptarse a la forma de trabajar de un hospital. "En la
primera guardia lo que no sabes es cómo se trabaja. Si alguien llegara y te hiciese una pregunta MIR, tú se la responderías sin problema, pero lo que
no sabes es a quién le tienes que pedir tal prueba o lo que se puede hacer o no en Urgencias", ilustra el especialista, que ya va cogiendo ritmo: "Se aprende, si en la primera guardia tardas una hora en ver al paciente, luego ya
ganas velocidad".
Para Antonio, lo mejor de su servicio es la preocupación que su tutor demuestra por los recién llegados. "Normalment
e hacemos un rotatorio externo por otras especialidades para tomar contacto con el hospital. Aquí lo han organizado de tal manera que todos los rotatorios de fuera de mi especialidad los estoy haciendo ahora, por lo que una vez aterrice en la mía ya me quedo ahí", se alegra el joven, que en tan poco tiempo ya ha superado los temores propios de un R1.
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