La Revista

En la recta final del MIR de Psiquiatría: "La fragilidad tiene mucho poder"

"Elegí Psiquiatría para acompañar a la gente en su sufrimiento y aliviarlo”, explica Ana Gorría, R4 en Logroño

Ana Gorria acaba de ganar el premio 'Miguel Ángel Hernández Torres' por su investigación sobre la relación entre el trauma infantil, el consumo de cannabis y la psicosis

07 abr 2018. 20.00H
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POR ESTHER ORTEGA
Todo lo que empieza, acaba. Y a Ana Gorria, de 28 años, solo le quedan unos meses para acabar su residencia en el Hospital de San Pedro de Logroño, para el que solo tiene buenas palabras: “Siempre me he sentido muy arropada tanto por el resto de los residentes como por los adjuntos”, explica la R4. Para hacer más llevadera la despedida, la médico especializada en Psiquiatría dice adiós a su residencia con el buen sabor de boca de haber recibido el premio 'Miguel Ángel Hernández Torres', que le otorgaron hace unos días en Toledo, durante la celebración de las XLV Jornadas Nacionales de Socidrogalcohol. En concreto, el trabajo versaba sobre la “relación entre el trauma infantil, el consumo de cannabis y la psicosis”, y fue seleccionado entre más de 70. Todo un orgullo para Ana, que no escatima en halagos para sus compañeros.
 
Durante los años de residencia, la médico ha sacado tiempo para realizar un Máster en Terapia EMDR (técnica psicológica terapéutica utilizada para atenuar los efectos negativos de los eventos traumáticos)  a través de la UNED. Aunque cree que no ha sacrificado demasiadas cosas para sacar el MIR, el máster y un proyecto de investigación merecedor de tal premio al mismo tiempo, Ana sí admite que le han faltado algunas horas de sueño durante los últimos años.
 
Sin embargo, recuerda mucho más complicados los meses previos a presentarse al examen MIR: “La preparación fue más llevadera por hacerla con amigos y porque me veía con posibilidades para conseguir una plaza en mi especialidad. Pero sí que estás en un entorno de presión y compites contra mucha gente. Al final tienes una autoexigencia muy grande que crea mucha tensión esos días”.
 
EL ESTIGMA DE LA PROFESIÓN
 
La pamplonica, que estudió en la universidad de su ciudad natal, siempre tuvo claro que quería especializarse en alguna rama en la que el contacto con los pacientes fuera especial. Dudó entre Oncología o Psiquiatría: “Me di cuenta que lo que quería era acompañar a las personas en su sufrimiento y aliviarlo si se podía. Y la manera más directa, seguramente era a través de la Psiquiatría”, reflexiona la joven, feliz con su elección, a la que defiende a capa y espada frente a las malas interpretaciones que se hacen sobre la Salud Mental.
 
“Con la Psiquiatría, hay cierta estigmatización en el trato con los pacientes, que es cierto que en ocasiones tienen conductas que pueden ser distintas y difíciles de manejar y quizá la gente no esté tan preparada”, expone la especialista, que considera imprescindible no quedarse con las primeras impresiones al ver a este tipo de pacientes: “Muchas veces tenemos que ver más allá de la conducta y ver el sufrimiento que hay detrás, ya que muchas situaciones que se dan son respuesta a ese padecimiento. En esta especialidad, hay una necesidad de tratar más allá de lo que en ocasiones es más llamativo”.
 
EL VALOR DE LA FRAGILIDAD
 

"En otras ramas necesitan más dinero para un  fármaco. Nosotros, tener más tiempo para entender a la persona"

Para esta médico, de voz dulce y fuertes convicciones, la dinámica  en la que vivimos hoy en día  también juega un papel fundamental para las personas que sufren alguna patología psiquiátrica: “A nivel de sociedad, lo valorado es la fuerza, el no romperse, el tirar para adelante, la valentía. Y muchas veces no vemos el poder que tienen la vulnerabilidad o la fragilidad. El conseguir estar con ellas y sostenernos. Ver que es una parte de la vida, que está en todos”, enfatiza Ana, que añade: “Si pudiéramos vivir más con nuestra propia vulnerabilidad y también con la del otro, podríamos normalizar y acompañar mejor el sufrimiento”.
 
Para ello, los profesionales necesitan más medios y más compañeros en los centros. “Somos una especialidad que, por supuesto, necesitamos tener los mejores conocimientos de todas las alternativas terapéuticas. En otras ramas necesitan más dinero para un determinado fármaco, pero nosotros necesitamos tener más tiempo para entender a la persona”, reclama la especialista de Logroño, que cree que “los cambios que se tienen que dar a nivel emocional requieren de un espacio de tiempo mayor: “Las personas cambiamos despacio, por lo que es importantísimo poder acompañarlos en el camino”.
 
PREVENIR LAS DROGAS
 
Ana, que no sabe bien qué hará cuando termine su residencia, sí que intentaría seguir creciendo como psiquiatra cerca de casa. También quiere ampliar las conclusiones a las que llegó con su estudio sobre psicosis y cannabis.
 
Aunque no existen estudios oficiales que avalen un repunte de las personas adictas, a Ana sí que le preocupa especialmente esta cuestión: “No podríamos cuantificar el consumo, pero es muy llamativa la prevalencia del mismo, con niveles altos en edades muy jóvenes –cada vez más-,  que determinan mucho más el camino. Hay que tenerlo en cuenta de cara a una prevención de la salud en todos los niveles, no solo cuando se ha dado la patología sino también a nivel escolar o Atención Primaria”, advierte la joven en un descanso de su larga jornada.  


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