Los R1 empiezan a dar sus primeros pasos en los hospitales y centros de salud de la geografía española, adaptándose a las
interminables guardias y aprendiendo las especialidades escogidas. Lara Blasco Iborra acaba de empezar como intensivista en el Hospital General Universitario de Alicante, al que todavía se está acostumbrando: "Las primeras semanas hice las guardias de mochila, la verdad es que
no eres consciente de lo cansada que vas a estar ni de lo que te va a suponer estar ahí 24 horas", confiesa la MIR, que ya las realiza acompañada de un adjunto.
"Llega un momento en que
las horas pesan y la cabeza no va. Así nos acostumbramos y ahora que voy sola con el adjunto, al menos ya sé por dónde tengo que ir. Te conoces un poco el cuerpo, sabes cuándo vas a estar cansada", confiesa.
DE ALCÀSSER A BARCELONA
La joven, de 25 años y nacida en Alcàsser,
estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona: “Me gustaba como ciudad y encima tenía mucho renombre, he estado encantada. Recuerdo mucho estudio y muy buenos profesores, todos eran médicos. La formación era muy completa y en el campus universitaria se vivía muy bien”, se congratula la futura especialista, que hizo de nuevo
las maletas para prepararse el examen MIR.
“La academia a la que me apunté no tenía sede en Valencia y, como ya había estado muchos años en Barcelona, quería probar también cómo se vivía en Madrid. A la hora de elegir plaza, tampoco conoces tanto las ciudades como para tomar una decisión tan importante", reconoce Lara, que
descartó la capital por un tema económico: "En Madrid se vive muy bien y siempre hay algo que hacer, pero el precio del alquiler está muy alto, no puedes vivir sola en el centro", lamenta la joven, que estuvo viviendo en Madrid de julio a febrero.
EL DÍA DEL EXAMEN
"El día del examen vinieron mis padres, y menos mal, porque estaba muy nerviosa. Pero una vez te sientas y empiezas a leer, ves que más o meno
s la academia te ha formado bien y que vas a poder con ello, solo tienes que centrarte y pensar que los nervios no te pueden estropear la jugada justo ese día, cuando lo estás apostando todo", sentencia serena la joven, que supo mantener el tipo durante el examen. "Hay que tener
la mente muy clara y no dejarse traicionar por los nervios. Todo el esfuerzo ya lo has hecho antes y solo hay que demostrarlo" añade Lara, que al salir del examen ya tenía buenas sensaciones: "Se dijo que era uno de los años más complicados porque se centraron en especialidades que normalmente no salían".
"Pasas de estar al cien por cien los últimos meses a no tener nada que hacer"
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La médica pasó por distintas fases antes de escoger la especialidad: "Al final tuve claro que la Medicina Intensiva iba a ser mi primera opción.
Fui descartando otras a medida que veía que no me gustaba el quirófano y no quería focalizarme en un solo organismo del cuerpo. Y me gustó Interna, quería tener intervencionismo y técnica y eso la UCI te lo ofrece", añade.
La espera hasta poder elegir fue lo que más largo se le hizo: "Lo aproveché para sacarme el carnet de conducir, que con tantos años estudiando no había tenido tiempo y en verano no te apetece.
Pasas de estar al cien por cien los últimos meses a no tener nada que hacer y no te encuentras", relata la internista.
DEBUT EN EL HOSPITAL
Finalmente, Lara optó por irse a Alicante a realizar su residencia. "
Hice ronda de hospitales por distintas ciudades y sí que tenía claro que era el que más me había gustado por la UCI, que aquí es muy completa", destaca la joven, a la que no le importaba hacer una nueva mudanza: "Se vive muy bien aquí y el mar para mí es muy importante".
Pese a que las primeras guardias fueron algo tensas, Lara tenía muchas ganas de empezar su residencia: "Al final nos graduamos con una edad en la que
ya tienes ganas de ser médico. Pero sí que da un poco de respeto ser tú la que toma las decisiones", explica la joven, que ya hace el servicio solo con su adjunto.
Lo que más le llamó la atención a Lara fue "el buen trato y la acogida de los compañeros: "También que somos muchos residentes. En cuanto a la especialidad, me está gustando aún más de lo que pensaba.
El trabajo en equipo entre los boxes y la UCI es muy bueno, todo se consulta y todas las opiniones se tienen en cuenta", explica la joven, que se sintió aliviada con el trato con los pacientes: "Me llamó la atención que la gente era amable y tenía paciencia".
Hasta ahora, la médica lleva dos guardias acompañada solo con el adjunto: "Intentas hacer lo que tú crees con el paciente pero siempre antes de pedir las cosas, lo consultas con él, le comentas lo que tiene para que te vaya orientando", explica la futura especialista, que espera poder aprovechar al máximo su estancia: "
Espero tener tiempo para la investigación, para estudiar siempre se saca".
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