Cuando los radiólogos del Hospital La Fe de Valencia concluyen su jornada laboral, algunos anhelan seguir con lo que mejor se les da: la detección de enfermedades visibles por medio de tomografías y otras modernas técnicas de imagen médica. Ahora bien: en lugar de dirigir su atención a nuevos pacientes, hace tiempo que atienden a otros visitantes, también enfermos, que son llevados a sus instalaciones en busca de ayuda y que suelen despertar la simpatía de la gente que trata con ellos de forma inusual.
No se trata de una anécdota ni una broma, sino de una iniciativa conseguida gracias a la estrecha relación de un médico y un veterinario que dirigen sendos equipos de profesionales sanitarios en el hospital y en el Oceanogràfic de Valencia, el complejo de vida animal subacuática más popular del país.
El médico es un gran conocido de la radiología clínica española: el director del Área de Imagen Médica de La Fe, Luis Martí Bonmatí. Y el veterinario con el que ha trazado esta línea de colaboración inédita se llama Daniel García y dirige la asistencia de los animales en el complejo oceanográfico valenciano.
Luis Martí Bonmatí es un radiólogo de renombre en el sector sanitario.
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“No solo salen ganando los veterinarios con un sistema que atiende la fauna marina aplicando los avances de la Medicina humana; también muchos de nosotros, los especialistas médicos, nos interesamos por la anatomía y la fisiología de los tiburones y demás animales del Oceanogràfic con fines de investigación o incluso terapéuticos”, explica Martí Bonmatí a LA REVISTA de Redacción Médica.
Una cooperación entre veterinarios y médicos que, en efecto, ha dado pie a evaluar, tratar e incluso curar a diversos animales marinos como los propios tiburones, los delfines, las tortugas o incluso los caballitos de mar.
A los veterinarios –cuenta García– les resuelve el diagnóstico y seguimiento de sus animales por medio de pruebas de imagen como la resonancia nuclear magnética (RNM) o la angiografía, medios, todos ellos, de casi nula disposición en recintos dedicados a la biología recreativa como el Oceanogràfic. Y a los médicos les motiva de forma muy poderosa cambiar su rutina diagnóstica con los enfermos por los animales, a los que diagnostican síndromes que nadie antes en el mundo había descrito.
Según reconoce García, los veterinarios especializados son una ‘rara avis’ dentro de su ciencia porque, a diferencia de los colegas que atienden a mascotas como perros, gatos o bien animales de uso frecuente en agricultura como vacas, ovejas o cerdos, ellos carecen de medios para estudiar los seres vivos que custodian en los acuarios. Y es aquí donde la experiencia valenciana adquiere su singularidad.
Atender a los animales 'a pie de piscina' o en el hospital
“El nuevo Hospital La Fe heredó, de hecho, del antiguo edificio algunos equipos de tomografía axial computerizada (TAC) que se han quedado obsoletos para usarlos con los pacientes pero que, en cambio, resultan útiles para los animales”, explica el especialista Martí Bonmatí. “Ahora disponemos de un equipo de Radiología Experimental de resonancia donde estudiamos a los seres vivos que nos traen”, añade.
Para García, se trata de una oportunidad única que los colegas de su equipo aprovechan en la medida de lo posible, pues “lo más frecuente, en nuestro caso, es atender a los animales a pie de piscina, es decir, evitando siempre que se pueda sacarlos de su medio para desplazarlos”.
UN ACUERDO DE TRABAJO CON LA CONSEJERÍA
La principal carencia que ha dejado al descubierto esta reciente colaboración entre médicos y veterinarios es la ausencia de pruebas de imagen para estudiar las enfermedades de los animales. Los veterinarios de fauna marina necesitan curar los ejemplares que se proponen mantener en cautividad (o bien los que capturan enfermos para devolverles la salud y contribuir a su reinserción en la vida salvaje). Al mismo tiempo, los especialistas en salud pública se muestran muy interesados en saber por qué enfermaron o murieron determinados animales varados.
Por ello, la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana mantiene un acuerdo de trabajo con el Oceanográfic para descubrir las causas que hacen morir a los animales marinos y aplicar los remedios pertinentes que preserven el ecosistema y protejan de paso a los ciudadanos.
En cuanto a la vertiente investigadora, el director de Veterinaria del Oceanogràfic confirma los trabajos a que hace referencia su amigo de La Fe y enumera los más relevantes que se han llevado a cabo con la intervención expresa de médicos del hospital.
Daniel García, en el laboratorio que dirige del Oceanogràfic.
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Tal es el caso que ha dejado al descubierto, por primera vez en la comunidad científica, la razón de que mueran muchas de las tortugas varadas que se pescan por error en zonas costeras: un síndrome descompresivo idéntico a la embolia aérea que padecen los buzos cuando ascienden a la superficie de forma muy brusca y descontrolada, y que han ayudado a diagnosticar los neumólogos de La Fe.
Otra iniciativa curiosa de los radiólogos ha consistido en dibujar un atlas anatómico de los delfines en función de su edad, según cuenta Martí Bonmatí, que remarca la contribución a la morfología y fisiología médicas de esta clase de tareas.
Y es que –insiste García– la Veterinaria no puede competir con la Medicina en el desarrollo de fármacos o de aparatos diagnósticos, pero sí cabe la opción de aprovechar para los animales los recursos que se diseñaron para los humanos y han sido reemplazados por otros más modernos.
Un auténtico reciclaje del material médico que no solo beneficia de inmediato a otros congéneres del planeta, sino que, en el fondo, supone una inversión para el propio ser humano ya que contribuye al equilibrio de su entorno.
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