Un equipo de 14 hombres solos en una isla panameña deshabitada, sin comida ni bebida, sin comunicación con el exterior, sin ropa adecuada y obligados a sobrevivir por sí mismos. Forma parte del programa de televisión 'La Isla', que por no tener, no tenía ni equipo de producción: bastaban los cuatro cámaras profesionales que participan y que se encargan de grabar sus movimientos. Y al frente del cuidado de todos ellos, asumiendo la
responsabilidad de solventar los incidentes sanitarios que se produzcan en semejante situación extrema, se puso el ubetense
Juan Toral, urgenciólogo y médico de Familia al que le encantan los retos.
Y el reto le sorprendió por el flanco más imprevisible, el de la picadura de un pez llamado mantarraya cuyos efectos le debilitaron hasta el punto de temer por su vida y verse
obligado a abandonar el concurso de forma temporal. Las
imágenes emitidas dieron cuenta de los efectos que la toxina hizo en su cuerpo, y de cómo pese a saber perfectamente el riesgo que le acechaba, Toral
se resistió a abandonar a sus compañeros, sabedor de que si el helicóptero de emergencia le trasladaba supondría el final de su aventura, aunque tras recuperarse se reincorporó al grupo de supervivientes.
La productora que ha copiado el formato original del programa en España se puso en contacto con él a finales de 2016 gracias a la visibilidad que este médico tiene en redes sociales, pero en un primer momento Toral, que acababa de dejar el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas para trasladarse a Madrid y que estaba inmerso en los trámites de preparación de su boda, rechazó la oferta. “Al final me lié la manta a la cabeza, lo estuve pensando, lo consulté con mi chica y me vine arriba.
Hice el casting y tuve la suerte de que contaran conmigo, y no me arrepiento. Ha sido algo diferente, una experiencia muy dura pero también muy enriquecedora, tanto a nivel personal como profesional”, explica en conversación con LA REVISTA de Redacción Médica.
Y así fue cómo este jienense se plantó en Panamá sin privilegios, teniendo que “salvar el culo” igual que el resto pero estando
siempre alerta por sus compañeros, con la única diferencia de que contaba con un
walkie talkie con el que avisar en caso de que se produjera un caso realmente grave que él no pudiera solventar, aunque la ayuda llegaría en 15 o 20 minutos. Para esos imprevistos contaba con un
kit “básico tirando a muy básico” compuesto por “Betadine para desinfectar –porque los cortes y picaduras son un nicho de infección-, una seda para suturar sin campo estéril, sólo pinzas y tijerillas e hilo, y algún antihistamínico en pomada por si había alguna quemadura con agua o por el sol”.
Juan Toral cose un corte de su compañero de programa. Fuente Shine Iberia.
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Con ese material hizo frente a varios incidentes, como el desmayo de su compañero Chus por falta de nutrientes y deshidratación, o el corte profundo con un machete de Santi, al que cerró la herida con una
sutura de la que está orgulloso, porque pese a las condiciones en las que se realizó –suciedad, arena, sin anestesia, vendajes básicos-, consiguió que no se infectara y que no hayan quedado secuelas.
Nada pudo hacer, sin embargo, cuando el incidente lo sufrió él mismo, ya que pese a haber leído previamente bastante sobre enfermedades tropicales o picaduras de insectos y mordeduras de serpientes, poco había indagado en la fauna marina –algo que dice haber hecho a posteriori-. “Al principio fue
un dolor que en mi vida he sentido. Dicen que el dolor del parto es lo peor del mundo, y si por mí hubiera sido se habría extinguido la Humanidad, porque no se podía aguantar. Cuando empezó a dormirse el pie, pensé que era por la postura y por tenerlo en un cubo con agua caliente porque la toxina era termolábil. Pero ya vi que fue subiendo a la pierna, también al brazo, vi la alineación de la comisura bucal, se pasó al lado izquierdo… Sabía que era
clave mantener la calma, no entrar en taquicardia para que la toxina no se movilizara más rápido en la sangre, pero ya cuando me cogió el diafragma derecho vi que la cosa se ponía seria. Pensé en lo básico del kit, sin opciones para intubar y ya pensé en la parada respiratoria y que luego afecta al corazón, y ya hubo un momento de echar una moneda a cara o cruz.
Al final tuve suerte, y salió cara”, relata con cierta tranquilidad.
A toro pasado admite que sí, que viendo las imágenes cuatro meses después y pese a saber cómo terminaba la historia, “acojonaba un pelín”, de manera que entiende la angustia que han podido pasar sus seres queridos, a los que había puesto “un pelín en situación”. “Ahí dije que a veces
tampoco hay que ser tan valiente, pero bueno, estoy contentísimo, porque la experiencia me ha dado mucho a nivel personal y profesional.
ENSEÑANZA DE VIDA
Experiencia dura, eso sí, para la que asegura no haberse preparado en exceso porque el trabajo sanitario es el que hace a diario en el hospital, aunque en este caso no estaba respaldado por el equipo con el que cuenta día a día. Su paso por la isla le ha servido para
valorar a las personas que tiene cerca. “A veces puedes estar cenando con la persona que quieres pero le quitas tiempo de tonterías, de estar con el móvil o lo que sea, y allí me di cuenta de que cuando necesitas a la gente de verdad pagarías por estar con quien te llena y te hace falta. Sobre todo valoré la gente que me rodea, me di cuenta de lo importante que son las personas y las relaciones”, asegura Toral.
Momento del programa en el que Juan Toral sufre los efectos de la picadura. Fuente Shine Iberia.
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Actualmente este médico de Familia y urgenciólogo reparte sus jornadas en los hospitales HM de Móstoles y Torrelodones en Madrid, donde trabaja “siempre con la lengua fuera apagando fuegos” porque la “adrenalina de la urgencia es un subidón para quien nos gusta”. Su
pasión por la Medicina sin embargo es algo atípica, ya que asegura que en su familia nadie ha tenido relación con la sanidad y que hasta segundo de Bachillerato no sabía lo que iba a estudiar, pese a sus buenas notas. “En la carrera la pasión por la Medicina fue nula, lo recuerdo muy poco motivante por las clases, la forma de enseñar, y alargué los cursos de septiembre a septiembre. Todo lo bueno que había sido estudiando en Secundaria y Bachillerato, en la carrera me costó. Como soy cabezón, al final a los 6 años lo saqué y
al empezar la residencia me enamoré, fue un flechazo. Lo que no había aprendido en 6 años lo aprendí en el primer mes de residente, me enganché, empecé a formarme y me he dado cuenta de que realmente es lo que me llena. Ha sido un amor tardío, pero sincero y puro, aunque suene romántico”, defiende a esta revista.
Tras emitirse los ocho capítulos que conforman esta primera temporada, los compañeros médicos de Toral “están revolucionados”, y en más de una ocasión los propios pacientes le preguntan y se van riéndose, “un poco incrédulos de que el médico de 'La Isla' sea el que les haya visto”, algo que le da “un poco de vergüenza y de risa”, pero que le resulta curioso.
CONSULTAS ONLINE
Mientras pasa allí sus días, este facultativo saca tiempo de donde es difícil hacerlo para muchos otros proyectos profesionales. Sus redes sociales echan humo entre
su perfil personal, el que comparte con su ya mujer -psicóloga clínica de profesión y quien le aporta la calma que su cabeza necesita- por
su afición compartida al running, y su web profesional, donde
ha apostado por la telemedicina. “Si te digo que hay muchas consultas te miento. España todavía no es como EEUU o Alemania donde sí es la práctica diaria. Creo que a nivel público va a costar que la sociedad y los gobiernos autonómicos
apuesten por la telemedicina, pero estoy intentando mover varios sectores en los que se puede adaptar muy bien. Si se le da un buen uso cuando hace falta y es beneficioso, la gente quedaría encantada, es súper cómodo, súper tranquilo, con inmediatez y sencillez. Es
un servicio bastante potente y estoy convencido de que va a costar un poquito pero los locos o valientes que hemos empezado a abrir el camino tenemos que seguir ahí, buscar más que el número de pacientes, la calidad y satisfacción. Se irá imponiendo poco a poco, aunque ahora económicamente no compensa”, confiesa.
Su paso por 'La Isla' y el grave incidente que tuvo que afrontar no amilanan a este urgenciólogo, que asegura que ha barajado ya la opción de buscar alguna
experiencia profesional en el extranjero, “alguna isla del Caribe o un sitio exótico para irme a trabajar como médico y así quitarme la espinita del inglés”, “un par de años para ampliar fronteras y crecer”. Eso sí, “me llevaré unas botas metálicas por si tengo que hacer algún aviso acuático”, sentencia riendo.
muchos proyectos
Juan Toral podría encajar a la perfección en la definición extendida de 'culo inquieto', puesto que reparte su tiempo en multitud de proyectos personales. Además de su desempeño en hospital, desde agosto de 2016 trabaja como asesor médico para la serie de TVE 'Centro Médico', cuenta con su página personal que él mismo gestiona y escribe casos clínicos para series de televisión. De hecho, su traslado de Las Palmas a Madrid estuvo motivado por varios proyectos audiovisuales de Medicina de los que aún está pendiente. Mientras, aprovecha la página de running con su mujer para dar a conocer diferentes ciudades con la excusa deportiva y apuesta firmemente por su proyecto de consultas online.
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