Cuando
Guillermo Martínez, de 23 años, se vio rodeado de
prótesis 3D en su habitación, tuvo una idea que facilitaría la vida a muchas personas a las que les faltaba una extremidad: A través de su impresora,
el joven realiza "trésdesis", una especie de prótesis que envía, sobre todo, a los
países en vías de desarrollo donde la gente no puede acceder a esta herramienta.
"Todo ha sido un poco por casualidad. Acabé la carrera el verano pasado y, meses antes, empecé a prepararme
un viaje a Kenia porque yo quería irme a algún país lejos a desconectar un poco y conocer otras culturas", explica Guillermo, hijo de médico. "Un conocido
me había recomendado un orfanato en el país y me decidí a ir. Me preparé todo pero forma ajena a todo el tema de las prótesis", detalla Guillermo, al que siempre le había atraído la ingeniería biomédica.
MÁQUINA 3D
Una de las prótesis diseñada por Guillermo
|
"Me había comprado
una impresora 3D estas navidades y durante esos meses empecé a aprender. Me gustaba diseñar juguetes y el modelado de cosas pequeñas. Me di cuenta que lo único que hacía eran figuras estáticas y
me acordé de unas prótesis que vi de una asociación por internet. Empecé imprimiéndolas y probándolas, comprobando que abrían y cerraban, por ejemplo; y me gustaba", rememora Guillermo, que ya entonces pensó que se podría ir más alla: "Empecé a modificarlas un poco para mejorarlas y llegó un día en el que me encontré la habitación llena de prótesis sin saber muy bien qué hacer con ellas, porque las venía desde un
punto de vista muy técnico", añade.
Hasta que tuvo una idea. "
Me acordé de Kenia y de que igual allí les podía hacer falta. Me puse en contacto con el orfanato y, aunque ahí no se necesitaban, me hablaron de personas por los alrededores que necesitaban ese tipo de ayuda.
Las prótesis que yo hacía eran limitadas, no todo se podía hacer", admite con humildad el ingeniero madrileño, que reparó en una necesidad específica: "Había mucha gente que no tenía codo y hasta ese momento no existía nada para ellos de impresión 3D", explica Guillermo que,
después de 10 meses haciendo trésdesis, confiesa: "Ya es todo mucho más profesional, pero al principio iba un poco a ciegas. Si podía ayudar, genial, y si no, para la próxima vez que fuera al país".
LLEGAR A KENIA
No había ninguna prótesis de bajo costa para las personas que no tuvieran codo hasta que Guillermo las diseñó. "Funcionan
con el movimiento de la muñeca o del codo dependiendo de la persona. Tienen que tener una de esas dos cosas, o movilidad total de la muñeca o movilidad total del codo. Yo me puse a diseñarlas un par de semanas antes de irme y a
desarrollar un nuevo brazo", explica el joven, que tan siquiera se lo contó a su padre.
"Yo las preparaba para meterlas en la maleta y llevarlas,
no tenía intención de seguir con esto. Se la probaban y a la primera podían mover el muñón perfectamente y sonreían, les gustaba y se la dejaban puesta. Era muy gratificante para todos", recuerda emocionado el joven, que no confiaba al cien por cien de los resultados de su invento. "
Tenía miedo sobre todo por lo brutal que podía ser: por fin personas sin codo podían acceder a este tipo de ayudas low cost para quien no pueda permitirse una prótesis normal, tanto en España como en cualquier parte del mundo", destaca entusiasmado.
CREAR EL PROYECTO
Guillermo ya ha creado unas 25 prótesis
|
Y ese éxito no podía tener fin.
"Llegué allí y entregué las 5 trésdesis, que les encantaron a todos y me dije: tengo una tecnología en mi casa que cómo no voy a seguir haciendo esto", se sincera el muchacho, que creó la página web para dar dar forma a su proyecto
Ayúdame3D. "
Todo esto lo hago en mi tiempo libre porque yo tengo mi trabajo, en el que me dedico a desarrollar juguetes. Ya he entregado prótesis en Méjico, Chad, Cabo Verde, Tanzania, Kenia y muchos sitios de España. Entre todas hacen como
20 ó 25 prótesis", se felicita el joven, que en unos días llevará nuevas
trésdesis a Kenia en un nuevo viaje.
"Esto es una ayuda, es como una pinza con forma de mano,
sirve para la rutina del día a día pero no vas a tocar la guitarra. Me han mandado vídeos de Kenia donde aparece gente arando con la pala, cogiendo la ropa, ayudando con la casa. Sobre todo en sitio en los que nunca se hubieran imaginado contar con esta ayuda", relata emocionado Guillermo, que ya piensa en nuevas fórmulas para afianzar su modelo: "Lo primero que voy a hacer es liberar los archivos para que la gente pueda hacerlas desde su casa, porque
ahora mismo las hago yo todas desde mi habitación".
AYUDA EXTENSIVA
"La idea es que
solo llegas hasta más gente, si más gente te ayuda", sentencia el joven, que elogia a la 'comunidad maker en España': todo el mundo que quiere ayudar y tiene una impresora 3D. "Esto ya ha pasado también con las cajitas con superhéroes que diseñé para tapar las bolsas de quimio en los hospitales. Ahora más de 600 personas están haciendo cajas. Te puede costar 20 euros hacerlas y ayudas un montón a personas en cualquier parte del mundo", destaca.
A Guillermo le afearon no hacerlas las prótesis solo para gente de España.
"No se puede comparar la sanidad de aquí con sitios donde si le pides una protesis al gobierno se ríen de ti. Estoy haciendo para gente d eaquí, pero en principio son para países en vías de desarrollo, para personas que no se las pueden permitir".
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.